Sábado, 1 de noviembre de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › POLéMICA POR UNA MEDIDA QUE SUGIERE RESTRINGIR EL ACCESO A LA TV A LOS MáS CHICOS
Francia pone límites a los programas dirigidos a menores de tres años. Los creativos defienden su obra como algo educativo. Los especialistas, en tanto, opinan que no se debe abusar. Un problema que deben resolver los padres.
Por Carmen Pérez Lanzac *
La televisión es un conocido sedante de niños y a menudo se convierte en una gran aliada de unos padres ocupados y cansados. Ante la tele, los niños se quedan inmóviles y boquiabiertos. Es útil y a ellos les gusta. La mayoría empieza a ver la televisión en torno del año. Hasta finales de los noventa apenas había programas dirigidos a bebés. Pero entonces llegaron los Teletubbies y su éxito fue mundial. Un total de 120 países retransmitieron el programa, dirigido a menores de cuatro años y con los ingredientes necesarios para llamar su atención: colores chillones, canciones, “abrazos fuertes” y una voz en off que hace de narrador. En 2003, tras haber descubierto este nicho de pequeños telespectadores, una empresa israelí ideó Baby TV, un canal temático con 24 horas de programación para menores de tres años. En 2006, otra estadounidense lanzó un canal similar, Baby First. Más de 40 países están emitiendo en estos momentos la señal de al menos uno de estos dos canales. Ante una parrilla plagada de contenidos no aptos para los más pequeños, la inofensiva programación de estos canales fue tan bien recibida como los Teletubbies. Todo el mundo parecía contento con la idea. Hasta que el Ministerio de Sanidad francés se ha erigido en su adversario.
“Los fundamentos científicos sobre el desarrollo cognitivo y físico del niño tienden a demostrar que los programas de televisión creados específicamente para los más pequeños no tienen un efecto positivo sobre su desarrollo psicomotor y afectivo. Al contrario, estudios disponibles subrayan el riesgo ligado al consumo de imágenes televisivas sobre el desarrollo del pensamiento y la imaginación, la integración de emociones y sobre su desarrollo psicomotor. Para desarrollar sus capacidades físicas, psicomotrices, cognitivas y afectivas, el niño debe utilizar activamente sus cinco sentidos y apoyarse sobre la relación con un adulto”, dice el dictamen. El ministerio recomienda a las empresas que comercialicen estas emisiones no alegar beneficios para el desarrollo del niño que no están demostrados científicamente.
El Consejo Superior de lo Audiovisual francés (CSA) también tomó cartas en el asunto. “El consumo de televisión por parte de los menores de tres años afecta su desarrollo, fomenta la pasividad, problemas de sueño, agitación, falta de concentración y adicción a la televisión”, dictaminó. Por tanto, desde mañana ninguna cadena francesa puede “editar, difundir o promover programas anunciados como específicamente para niños menores de tres años”. Además, los canales de cable o de televisión digital deben informar a sus abonados de forma “legible y accesible” que “ver la televisión puede frenar el desarrollo de niños menores de tres años, aun cuando se trate de cadenas dirigidas específicamente a ellos”.
La decisión ha caído como un balde de agua fría en el sector y ha preocupado a muchos padres. ¿No eran estos programas buenos para sus hijos? ¿Es posible que ver una emisión en la que un pincel enseña los colores sea negativo para un niño pequeño?
Andrew Davenport, el papá de los Teletubbies, estuvo en Madrid el pasado septiembre presentando su nueva emisión dirigida a bebés: El jardín de los sueños. Sus protagonistas son muñecos que no hablan, sino que hacen ruiditos. Todo sucede despacio y en cada capítulo una misma historia se repite varias veces. El programa aburre a los adultos, pero gusta mucho a los pequeños. Consultado respecto de la decisión del CSA francés, Davenport se encogió de hombros: “Hoy en día es difícil mantener a los niños alejados de las pantallas. Una serie así les ayuda a definir su cultura y, en mi opinión, favorece su desarrollo. Evidentemente, todos los niños no son iguales y son los padres quienes tienen que valorar si le viene bien a su hijo. La realidad es que hay muy pocos estudios serios sobre este tema, pero yo personalmente no le negaría el placer que siente viendo El jardín de los sueños a mi nieto de 18 meses”.
¿Qué opinan de todo esto los expertos? “En principio, que los muy pequeños vean un tiempo breve de televisión no tiene importancia, el problema es si se abusa. Y la realidad es que muchos padres están abusando”, opina Valentín Martínez-Otero, psicólogo y pedagogo. “El juego es un asunto muy serio y es un error grave que los niños dejen de hacerlo por ver la tele. A esa edad el juego es puro ejercicio: manipulación de objetos y movimientos que le reportan placer y le abren las puertas de numerosos aprendizajes. Ver mucho tiempo la televisión puede generar pasividad, sobrepeso y obesidad infantil, además de empobrecimiento cognitivo y social.”
Un estudio llevado a cabo en 2004 por la Universidad de Seattle, en Estados Unidos, con 1200 niños menores de un año y 1300 menores de tres, daba a entender que existe relación entre ver la tele a esas edades y presentar problemas de atención a los siete años. Sin embargo, el informe añadía infinidad de parámetros que rebajaban tal afirmación.
Al margen del debate en Francia, los niños van a seguir viendo la tele y es preferible que lo hagan siguiendo unas pautas que Martínez-Otero resume: “La televisión puede brindar aspectos positivos, siempre que se limite el tiempo, se adopte una posición adecuada y se seleccionen los contenidos”.
* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.
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