Desde Nueva York

Por lo menos en este gran país de ellos (como les gusta llamarlo), la asunción de un presidente es relativamente rápida, porque sabemos lo interminable que es el resto del proceso: las primarias, la campaña electoral. Y para aquellos que gozan la pompa, circunstancias y el tráfico que envolverá a Washington DC el 20 de enero, los momentos de verdadera emoción serán más breves aún. Puede ser el momento en que Barack Obama jure, su mano sobre la misma Biblia usada para la asunción de Abraham Lincoln o cuando murmure esa frase de su discurso que nuestros nietos pueden o no recordar.

Otros estarán esperando el tradicional desfile de bandas y autos blindados a lo largo de Pennsylvania Avenue desde el Capitolio hacia el nuevo hogar de Barack, Michelle, Malia y Sasha. Y del otro lado del complejo del Capitolio, el despegue del Marine One llevando a George Bush a un nuevo lugar donde no puede hacer más daño. O no mucho.

Para la gente de Obama, planear la asunción fue un juego de tira y afloje entre humilde y grandioso. Por un lado, siempre iba a ser grande Estados Unidos, el país de la esclavitud, la guerra civil y Rodney King, le está tomando juramento a un comandante en jefe negro, después de todo. Las expectativas están por los cielos, así como las predicciones sobre la cantidad de gente que se espera que haga el peregrinaje a Washington para verlo todo. Por primera vez, el Mall (boulevard de 3 kilómetros de largo con una pileta que recorre todo su largo y árboles a los costados) que se extiende desde el Capitolio al Lincoln Memorial, estará abierto en toda su extensión para que la gente pueda ver. Pueden llegar a venir unos cuatro millones.

Nadie sabe cuánta será la audiencia televisiva global. “La presión recaerá sobre Obama. La grabación no miente”, dijo Larry Sabato, un profesor de ciencia política de la Universidad de Virginia. ¿Puede Obama retóricamente igualar o exceder a JFK cuando termine el juramento? El discurso inaugural de Obama no determinará el éxito o fracaso de su tiempo en el poder. Pero como lo demostró Kennedy, puede hacer mucho para unir a una nación.”

Tampoco pudo el equipo de Obama resistir la tentación de convertir la asunción de un día en un asunto de varios días. Aun cuando los días de ensayo no cuenten, el verdadero show comenzará el sábado, cuando Obama y el vicepresidente electo, Joe Biden aparezcan en la estación de trenes de Filadelfia para comenzar un simbólico viaje en tren a Washington, recorriendo el mismo camino que hizo Lincoln antes de jurar. Se espera que miles se amontonen a lo largo de los andenes mientras el futuro presidente se pasee por el vagón con más armadura a prueba de balas que un Humvee del ejército de Estados Unidos en Irak.

En Washington, las festividades comenzarán el domingo con una fiesta de bienvenida en el Lincoln Memorial al final del Mall, a la que asistirá Obama. Bruce Springsteen tocará en el Mall. El lunes, que será el feriado público de Martin Luther King, habrá más eventos con Obama, incluyendo un concierto de la Juventud la víspera de la asunción. Jay-Z, el rapper superstar y uno de los más fanáticos de Obama durante la campaña, también tocará un concierto en la ciudad.

La primera parada de Obama y su señora será el llamado Baile del Barrio, con boletos a precio razonable disponibles en primer lugar para los residente de Washington. Luego la primera pareja hará la tradicional gira por todos los otros bailes oficiales, bailando junto en cada uno, y finalmente retirándose a su nuevo hogar.

Finalmente, llegará la mañana del 21 de enero y Obama puede comenzar la tarea de gobernar. Y Estados Unidos puede relajarse sabiendo que no tienen que preocuparse por la campaña presidencial, por lo menos durante 18 meses. ¿Donde quedaba Iowa en el mapa?

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.