Jueves, 12 de febrero de 2009 | Hoy
EL MUNDO › TRAS EL VOTO, LA DERECHA Y EL CENTRODERECHA BUSCAN ALIADOS PARA FORMAR GOBIERNO
La mayoría de los analistas cree que Netanyahu (Likud) tiene más posibilidades que Livni (Kadima) de convertirse en primer ministro. Ambos se declararon ganadores de las elecciones y negocian con el populista de ultraderecha Avigdor Lieberman.
Por Donald Macintyre *
Desde Jerusalén
La canciller Tzipi Livni y el líder de la opositora Likud, Benjamin Netanyahu, ambos declarando haber ganado la elección general de Israel, comenzaron ayer intensas tratativas para conquistar al populista de ultraderecha Avigdor Lieberman como un socio de la coalición. Lieberman surgió como uno de los principales beneficiarios de la votación del martes, con 15 probables bancas y un poder considerable para hacer o romper las posibilidades de cada líder de formar un gobierno. Se reunió con cada uno de ellos ayer en Jerusalén, sin comprometerse con ninguno.
Su aparente estado de indispensable siembra serias dudas sobre si algún gobierno capaz de negociar un acuerdo de paz con los palestinos puede surgir del actual embrollo político. Su apoyo es indispensable especialmente para Livni, quien se enfrenta a una batalla mucho más dura para formar un gobierno que funcione, a pesar de su personal demostración de mantener intacto al partido Kadima de centro.
La mayoría de los analistas cree que Netanyahu tiene más posibilidades que Livni de convertirse en primer ministro. Aunque no sea lo que prefiere, debería poder formar un gobierno del bloque de derecha que ahora tendrá una mayoría de 120 bancas en el Knesset. Con el 90 por ciento de los resultados escrutados (quedando sólo el ejército y los votos ausentes para ser contados antes de esta tarde), Livni, quien a diferencia de Netanyahu se comprometió a continuar las conversaciones para un acuerdo de paz con los palestinos, ganó 28 de las 120 bancas del Knesset en la votación del martes y el Likud 27.
Netanyahu tiene poco interés en negociaciones sobre un acuerdo de “estatus final” con los palestinos. Es probable que Livni se encuentre muy acotada si depende de Lieberman para sobrevivir y, posiblemente, a pesar de su declarada preferencia por Netanyahu, del partido Shas de ultraderecha ortodoxo, que ahora tiene once bancas.
En el pronunciado giro hacia la derecha demostrado con el resultado de las elecciones, el prominente comentarista del Haaretz Aluf Benn dijo ayer: “El mensaje de Obama de nueva esperanza y nueva energía en el proceso de paz no llegó a los votantes israelíes”.
Aunque Lieberman sugirió ayer que su preferencia era una coalición nacionalista de derecha, indicó que seguiría hablando con Livni, quien probablemente ofrezca concesiones hacia sus aspiraciones de reformas que lleven a un sistema de gobierno más presidencial. Livni también comparte el punto de vista secular de Lieberman. Dijo, después de su reunión con Lieberman: “El público decidió y estableció a quién quiere ver como primer ministro. Esta es una oportunidad para la unidad que puede promover los temas que son importantes para ustedes también”.
Pero también se enfrenta una fuerte oposición para formar una coalición con Lieberman de otros potenciales socios para esa coalición que ella necesita de la muy disminuida izquierda. El servicio de noticias Ynet ayer informó que Ehud Barak, líder del Partido Laborista, que obtuvo un mínimo histórico de 13 bancas que la elección, les dijo a sus parlamentarios que ahora veía al partido en la oposición.
Lieberman, que quiere reducir el número de ciudadanos árabes israelíes y basó su campaña en su propuesta de exigir una “prueba de lealtad” para los árabes israelíes, abandonó la coalición de Ehud Olmert en enero de 2008 en protesta por sus negociaciones con el liderazgo palestino moderado en Cisjordania. Aunque en principio no se opone a dos estados, probablemente será un freno formidable para tales negociaciones en un futuro previsible. También dejó en claro en su discurso post elección que Hamas tendría que ser “derrocado” en cualquier gobierno al que él se uniera.
La posición de Barak también sería un golpe para la aspiración de Netanyahu de ampliar la base de su gobierno más allá de la derecha –con la esperanza de establecer mejores relaciones con la nueva presidencia de Estados Unidos–. Benn dijo ayer que el principal pesar del líder de Likud sobre la anterior función de Netanyahu como primer ministro de 1995 a 1999 fue no haber incluido al laborismo en su coalición. Un poco de apoyo de la derecha, dijo Benn, aumentaría la presión sobre Netanyahu “para construir más asentamientos, usar la fuerza. Tiene miedo a eso –cuánto miento, no lo sé–”.
Con ambos partidos tratando urgentemente de construir coaliciones que puedan durar todo un período parlamentario completo, los vocero de Likud y Kadima rechazan rápidamente la idea de rotar el cargo de primer ministro –como sucedió después de la elección de 1984–. La propuesta puede ser una que el presidente Shimon Peres, miembro fundador de Kadima y defensor de la solución de los dos estados, podría ofrecer a Livni cuando seleccione a un líder del partido para formar un gobierno la semana que viene.
“No habrá una rotación”, le dijo Silvan Shalom, el ex ministro de Exterior del Likud, a Radio Ejército. “Ese método se elige cuando hay una división de 60-60 entre los bloques y ése no es el caso ahora. La victoria es clara.” Mientras continuaba el debate entre los comentaristas sobre la posibilidad de un cargo de primer ministro rotativo, el ministro de Kadima Meir Sheetrit dijo: “Una rotación es algo malo, un tipo de experimento que intenta cuadrar lo redondo. Sugiero que dejemos de experimentar con el Estado.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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