EL MUNDO › “NADIE RECUERDA A LAS VíCTIMAS”, DIJO UN FAMILIAR EN EL ANIVERSARIO DEL 11-M EN MADRID

Flores marchitas a cinco años de Atocha

Lejos de la atención que suscitó años anteriores, el acto recordatorio de las 192 víctimas de los atentados contó tan sólo con la participación de 200 personas. Faltaron la tensión de la campaña y la presencia de los reyes y el jefe de Estado.

 Por Oscar Guisoni

Desde Madrid

Cuatro ramos de flores dispersos y el cristal sucio y descuidado que corona el monumento que recuerda a las 192 víctimas del atentado cometido por una célula islamista en la estación de Atocha en Madrid, el 11 de marzo de 2004, bien podrían ser el símbolo de la deslucida jornada conmemorativa que se vivió ayer en la capital española. Lejos de la atención que suscitó años anteriores, sin la tensión de una campaña electoral en curso como sucedió en 2008, ayer no estuvieron presentes en el monumento ni los reyes ni el presidente de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Y, para completar el cuadro, los socialistas madrileños boicotearon el acto que organizaba la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Las asociaciones de víctimas se quedaron con un mal sabor en la boca.

“Algunas víctimas no tienen ni para comer”, había advertido en una entrevista al diario El País Pilar Majón, presidenta de la principal asociación que reúne a familiares de los fallecidos y a gran parte de los casi 1800 heridos en el atentado. Denunciando el olvido al que las ha sometido el poder político, Majón se quejaba así de las prisas que muchos tienen por dar carpetazo al asunto. Desde la derecha, porque el aniversario evoca el juicio que llevó a cabo la Audiencia Nacional, en el que se demostró lo absurdo de sus tesis que trataban de involucrar a la ETA en el peor atentado cometido en suelo español. Y desde el gobierno, porque tampoco interesa reabrir un episodio considerado cerrado, menos ahora que no hay una campaña electoral a la vista y la crisis económica se roba todos los titulares de los periódicos.

Por si esto fuera poco, el aniversario de ayer quedó deslucido por la guerra que mantienen el gobierno de la comunidad de Madrid, presidido por la ultraconservadora Esperanza Aguirre, y el Partido Socialista regional, a causa del escándalo desatado por el espionaje por parte de un aparato de seguridad privado pagado, al parecer, por el gobierno regional para espiar a dirigentes del propio Partido Popular. El pasado año se acordó que sería el gobierno madrileño el encargado de realizar la conmemoración del atentado y ayer los dirigentes socialistas de la región decidieron no acudir en protesta por la decisión del gobierno de Aguirre de cerrar la investigación parlamentaria del escándalo. Diversas fuerzas políticas y sectores internos del PSOE criticaron la medida que rompe por primera vez con el consenso de las fuerzas políticas españolas a la hora de conmemorar el atentado.

En el monumento construido en memoria de los muertos en el ataque terrorista dentro de la estación de Atocha, el clima no podía ser más revelador. Las escasas 200 personas que se acercaron a la celebración del acto se encontraron con que no podían traspasar las grandes puertas de cristal que separan los corredores de la estación del corazón de la pirámide mientras se encontraban allí los escasos dirigentes políticos que acudieron. Este año no hubo gritos insultantes como en anteriores ocasiones, entre los simpatizantes de la derecha que enrostran al PSOE por haberse favorecido por el ataque ocurrido horas antes de la elección que consagró a Rodríguez Zapatero presidente, y los de la izquierda que recuerdan que el ataque fue cometido en represalia por la participación de España en la invasión ilegal de Irak. Ayer el público se quejaba de que los políticos sólo van a sacarse la foto. Una mujer vestida de gris que llevaba uno de los pocos ramos de flores que se depositaron al pie del monumento no podía contener su emoción ni su bronca. “Igual que si hubieran muerto en la guerra –dice–, a nadie le importan, ya todos sacaron el provecho que hacía falta y ahora ni siquiera se molestan en venir a traer flores.” “Ni siquiera han limpiado el monumento”, se quejaba otro asistente ante el evidente mal aspecto de los cristales que dan al exterior en el que se han escrito diferentes frases a favor de la paz y la tolerancia. Desde la Municipalidad de Madrid, también gobernada por el Partido Popular, se lavaban las manos. “No se lo mantiene ni más ni menos que a otros monumentos”, explicaban los responsables sin querer dar la cara y se justificaban diciendo que el intenso tráfico que pasa por la rotonda que rodea al monumento es el culpable de ensuciar los cristales. “Anoche podrían haberlo limpiado de todos modos”, se quejaba otra mujer en voz alta a media tarde, cuando el rumor de los escasos actos ya se había apagado y sólo quedaban algunos dolientes recordando a sus familiares y amigos muertos en la tragedia.

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Una mujer lleva flores a la estación de Atocha en Madrid, en el quinto aniversario de los atentados cometidos por grupos islamistas.
 
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