Sábado, 4 de abril de 2009 | Hoy
EL MUNDO › EN LA CUMBRE DE LA OTAN, EN ESTRASBURGO, EL PRESIDENTE DE EE.UU. PROPUSO RELANZAR LA ALIANZA MILITAR
Admitió que las relaciones a través del Atlántico habían sido estropeadas en parte por la “arrogancia” desdeñosa de Estados Unidos hacia Europa, pero también instó a sus socios a continuar colaborando en la lucha contra Al Qaida.
Por David Usborne *
Desde Estrasburgo
Con su agenda de cambios, Barack Obama se paró en medio de una audiencia de jóvenes europeos ayer y proclamó una renovada sociedad transatlántica. Esbozó la ambición más osada de todas: forjar “un mundo sin armas nucleares”. Mientras los líderes de la OTAN se reunían para una cumbre copresentada por Francia y Alemania en Estrasburgo, Obama caminaba el escenario de un estadio de deportes de la ciudad y pedía un fin a las “tensiones” entre Estados Unidos y Europa. “Nuestros destinos están unidos”, dijo.
Con los pisos de cemento y las vigas que producían eco, el evento no ofrecía grandeza ni pompa. Pero cuando Obama se presentó con un bon aprés-midi a estudiantes mayormente franceses y alemanes y se lanzó con un discurso más arrollador de lo que nadie había anticipado, la ocasión evocó el “Ich bin ein Berliner” (Soy un buen berlinés) de John F. Kennedy de hace casi cinco décadas. Si Europa quiere enamorarse de Obama, él no se va a resistir.
En los términos más francos, el presidente admitió que las relaciones a través del Atlántico habían sido estropeadas en parte por la “arrogancia” desdeñosa de Estados Unidos hacia Europa. Pero de igual modo, los europeos habían sido culpables de un anti EE.UU. “superficial” e “insidioso”. “Estados Unidos está cambiando, pero no puede ser sólo Estados Unidos el que cambie”, advirtió. El presidente luego dejó caer un anticipo del discurso sobre la no proliferación nuclear que dará mañana en Praga. Fue tan breve como teóricamente contundente. “Presentaré mi agenda para un mundo sin armas nucleares”, declaró recibiendo un caluroso aplauso.
Después de dos días de teatro diplomático en el G-20 en Londres, Obama demostró que comprendía a su audiencia, presentando cambios y promesas en una nueva política estadounidense, garantizada a complacer aquí, desde el cierre de Guantánamo a la prohibición de la tortura y el reenlistamiento de Estados Unidos en la lucha contra el calentamiento global.
Si en su gira europea como presidente, Obama se deleita de no ser George Bush, está recibiendo amplio apoyo de sus anfitriones. “Es realmente bueno trabajar con un presidente estadounidense que quiere cambiar el mundo”, dijo anteriormente el presidente francés, Nicolas Sarkozy, añadiendo que el nuevo líder de Estados Unidos “comprende que el mundo no se reduce a las fronteras estadounidenses”. Del público francés también, la recepción fue calurosa. Gritos de “formidable” y “es magnífico” surgieron de la multitud que se había reunido frente a la catedral gótica Nôtre Dame de Estrasburgo cuando el Cadillac presidencial llegó. “¡Es el presidente más grande del mundo!”, aplaudía una niña de escuela de cinco años. Un veterano de guerra lloró cuando Obama se detuvo para darle la mano. “Llegué aquí a las 8 de la mañana y esperé durante cuatro horas, pero valió la pena”, dijo antes de extender su mano a la gente a su alrededor. “Me dio la mano, vengan y denme la mía.”
Pero de la misma manera en que Obama usó el G-20 para enfatizar que el peso de combatir la crisis económica debía ser compartido, en Estrasburgo expandió el mensaje a la esfera de la seguridad, en particular en referencia a luchar contra Al Qaida y conseguir la paz y la seguridad para Afganistán. Se espera que el pedido de más ayuda de Estados Unidos a sus aliados domine la cumbre de la OTAN esta mañana.
“Este es un problema conjunto y requiere un esfuerzo conjunto”, dijo Obama antes de dirigirse a una cena de trabajo de los líderes de la OTAN en Baden Baden. Que los eventos de la reunión aquí se llevaran a cabo en ambos lados de la frontera franco-germana era para subrayar los logros de la unidad europea. “OTAN –dijo– es una de las alianzas más exitosas en la historia moderna.” Parado al lado de Sarkozy en el patio del palacio Rhan de piedra rosada de Estrasburgo, Obama llegó a sugerir que “a raíz de su proximidad” los países de Europa estaban más expuestos a ser blanco de futuros ataques por parte de Al Qaida, que Estados Unidos.
Fue en la cancha de basquet donde ensayó sus opiniones sobre lo que era en parte culpable de agriar los lazos transatlánticos en los últimos años. “Hubo momentos en que Estados Unidos mostró arrogancia y fue desdeñoso, hasta burlón”, dijo. Sin embargo, en Europa, “existe una actitud antiestadounidense que parece superficial pero también puede ser insidiosa. Estados Unidos puede ser culpado injustamente de muchos problemas. En ambos lados del Atlántico estas actitudes se han convertido en algo común. No son actitudes sabias”.
Construyó un tema sobre un nuevo Estados Unidos listo para dar el ejemplo. Si Europa es respetada por Estados Unidos, ésta debe respetarlo a su vez. Por lo tanto, sostuvo, Estados Unidos debe aprender a reducir sus emisiones de carbón si se espera que los países en desarrollo restrinjan sus emisiones mientras tratan de hacer crecer sus economías.
Siguiendo el mismo hilo, Obama también reconoció un punto señalado hace mucho por los críticos de Estados Unidos (y Gran Bretaña y Francia): que reducir sus arsenales nucleares les dará la “autoridad moral” para pedirles a otras naciones, incluyendo Irán, que abandonen sus propias ambiciones de armas nucleares. En la víspera del G-20, el presidente Obama anunció que tiene la intención de recomenzar las conversaciones de desnuclearización con Rusia. No ofreció detalles sobre cómo imagina lograr un mundo sin energía nuclear.
Invocó, sin embargo, el peligro acechante de que las cabezas de ojivas nucleares caigan en manos equivocadas. “Aun con el fin de la Guerra Fría, el despliegue de armas nucleares o el robo de material nuclear puede llevar a la exterminación de cualquier ciudad en el planeta”, dijo. Obama también emitió una fuerte advertencia a Corea del Norte que está amenazando con poner un misil de largo alcance en órbita sobre Japón este fin de semana. Vilipendió a Pyongyang por responder en forma que era “poco servicial y recurría al tipo de lenguaje que llevó a Corea del Norte a estar aislada de la comunidad internacional durante mucho tiempo”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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