[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

“Es necesario tener cuidado para no decir tonterías. Pero la verdad es que el mercado actuó en forma perniciosa e hizo una interpretación desproporcionada, equivocada e innecesaria.” La alcaldesa de San Pablo, Martha Suplicy, sabe que los mercados son sensibles, pero no pudo disimular su enojo. Ayer, la intendencia de la mayor ciudad de Sudamérica decidió no efectuar el pago de una deuda de cerca de 900 millones de dólares con el gobierno federal. La consecuencia fue que el dólar se fue a 3,66 reales (una caída del 3,82 por ciento de la moneda brasileña) y la Bolsa paulista retrocedió un 1,61 por ciento. Mientras tanto, el presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva aún no logra el respaldo parlamentario del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y recibió una carta de los Sin Tierra (MST) en la que afirman que no detendrán la invasión de tierras durante su gobierno.
En Brasilia, el portavoz de Lula, André Singer, afirmó que la intendencia de San Pablo “no ha dejado de pagar nada”. Explicó que Suplicy, del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, simplemente no optó por la oferta del gobierno federal de amortizar el 20 por ciento de la deuda que mantiene con el Estado federal. Esta interpretación fue compartida por el actual gobierno de Fernando Henrique Cardoso. “No existe moratoria. No hay incumplimiento del contrato. No existe una flexibilidad del programa. Es una opción prevista en el contrato”, explicó el secretario del Tesoro Nacional, Eduardo Guardia, quien agregó que hasta ahora San Pablo siempre cumplió con sus obligaciones. “Por tratarse de una alcaldía del PT, los inversionistas temen que esa decisión haya sido adoptada ya tomándose en cuenta una posible renegociación de las deudas de los estados y municipios el año próximo”, indicó el analista, que no quiso identificarse. “Esa decisión puede desencadenar las mismas consecuencias que la moratoria unilateral declarada por el gobernador del estado de Minas Gerais, Itamar Franco, en 1999”, añadió. En aquella ocasión, la medida provocó una considerable devaluación del real. Lo cierto es que la intendencia de San Pablo tiene problemas económicos, ya que la Secretaría de Finanzas de la ciudad señaló ayer en un comunicado que se está negociando con el gobierno federal la venta de activos, no sólo para abaratar la deuda, sino para minimizar el crecimiento del pasivo para las próximas administraciones.
Lula se reunió ayer con los gobernadores electos del PMDB en Santa Catarina y Rio Grande do Sul en el marco de su estrategia para lograr el apoyo de este partido en el gobierno. Hasta ahora hay un acuerdo parlamentario entre ambos partidos para elegir las presidencias de ambas cámaras parlamentarias, pero la interna del PMDB, dividido entre la conducción de Michel Temer e Itamar Franco, que apoyó a Lula y ahora quiere como recompensa la presidencia del Senado. El otro frente político complicado para Lula es el de un viejo aliado del PT, los Sin Tierra, quienes descartaron ayer la declaración de una tregua en la ocupación de tierras. “Esperamos que Lula haga realidad sus proyectos, pero no vamos a dejar de ser oposición”, explicó la conducción del movimiento.