EL MUNDO

Un paso adelante, y dos atrás, en la guerra a Irak

EE.UU. presentó ayer a la ONU un proyecto de resolución que descarta la automaticidad militar para acercar posiciones con Francia y Rusia.

Hay una zona de la administración Bush que está de parabienes. Se trata del Departamento de Estado y de su jefe Colin Powell, pero el motivo no es exactamente el resultado de las elecciones norteamericanas. Luego de intensas gestiones del mismo Powell, Estados Unidos presentó al Consejo de Seguridad de la ONU un nuevo borrador de resolución sobre Irak que, ahora sí, podría tener el visto bueno de Francia, Rusia y China, los países con poder de veto. El anterior borrador había sido rechazado por estos países. Lo que cambió en el nuevo proyecto es que Estados Unidos está dispuesto a aceptar que la eventual acción militar sobre Irak sea resuelta en una segunda etapa, luego de la también eventual negativa iraquí a colaborar con las inspecciones de armas de la ONU. La cuestión de la segunda etapa satisface las demandas de Francia y Rusia, quienes a cambio dejan que Estados Unidos hable de “violaciones materiales” de los acuerdos con la ONU y de “graves consecuencias” de esta misma violación.
“Esta es la última oportunidad para que Irak cumpla con el desarme”, dijo exultante el embajador norteamericano ante la ONU, John Negroponte. Pero lo cierto es que Estados Unidos tuvo que ceder en lo que menos quería ceder: la cuestión de la segunda resolución. Antes, la disputa entre Estados Unidos y Gran Bretaña, de un lado, y Francia, Rusia y China por el otro, había entrado en una fase de largas disquisiciones sobre semántica. La cuestión de si los términos “violaciones materiales” o “graves consecuencias” podían ser interpretados por Estados Unidos como una luz verde para atacar a Irak determinó que Francia primero, y Rusia después, le dieran a Estados Unidos un rotundo “no” al primer proyecto de resolución, presentado hace tres semanas.
Para prevenirse de la complejidad semántica, Francia y Rusia dijeron claramente que querían que la acción militar fuera objeto de una segunda resolución y que el debate sobre ella siguiera a la intención de ir hasta el final del camino con las inspecciones de armas sobre Irak. El argumento era que el Consejo de Seguridad no debe apuntar a un cambio de régimen en Irak sino simplemente a que no tenga armas de destrucción masiva. Por eso, en las últimas semanas, varios voceros norteamericanos, y hasta incluso el propio presidente George Bush, cambiaron algunos términos de la retórica y no hablaban ya de “cambio de régimen”. Finalmente, por lo que parece, ahora también debió ceder ante una segunda resolución.
Gran Bretaña, que funciona como nexo entre Estados Unidos y Rusia-Francia, elogió este posible fin de la primera parte de la novela. “El significado general de este borrador es ‘Irak, ustedes están en problemas y deben hacer los deberes’”, dijo un diplomático británico que pidió el anonimato. Catherine McKenzie, portavoz de la misión británica ante la ONU, especificó que el nuevo borrador está desprovisto de los así denominados “disparadores escondidos” que autorizan a Estados Unidos y sus aliados a lanzar unilateralmente una ataque militar contra Irak. “No conozco los detalles de la resolución. Sé que no contiene todo lo que hubiéramos deseado, pero al menos es suficientemente buena para darnos lo que creemos es la autoridad necesaria para avanzar y hacer cumplir las disposiciones de la ONU”, aseguró optimista Jim Kolbe, presidente de uno de los comités para Asuntos Externos de la Cámara de Representantes norteamericana.
A juzgar por las reacciones de los funcionarios franceses y rusos y por la satisfacción de norteamericanos y británicos, el nuevo proyecto de resolución, que será presentado formalmente mañana, puede ser aprobado. Luego sigue un calendario (ver aparte) que incluye la aprobación de Irak de estas disposiciones y la reglamentación del régimen de inspecciones. Lo que puede ser un obstáculo es que Estados Unidos y Gran Bretaña piden que la resolución sea adoptada bajo el Capítulo 7 de la Carta de la ONU, que autoriza el uso de la fuerza para implementarla. Esto puede ser el inicio de una nueva disputa con Francia y Rusia.

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John D. Negroponte, embajador estadounidense en la ONU, detalla la propuesta de su país.
 
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