Sábado, 3 de abril de 2010 | Hoy
EL MUNDO › PELIGRA SU DOMINIO DE LA MEDIA LUNA EN LAS ELECCIONES REGIONALES DE MAñANA
Mañana se vota en Bolivia y la oposición, que controlaba a seis de las nueve regiones, ahora podría retener apenas dos. Algunos líderes opositores se fueron del país, otros se alinearon con el gobierno y otros están presos.
Por Sebastián Ochoa
Desde Cochabamba
La mayoría de los cinco millones de electores bolivianos se desayunan a horas de los comicios que mañana deberán marcar dos papeletas, una para gobernador y alcalde, otra para asambleístas departamentales y concejales municipales. Muchos acusan a los medios de comunicación por no informar como es debido, otros consideran que la segunda papeleta no tiene importancia, porque –creen– quienes definirán el juego político de los próximos años serán los gobernadores y los alcaldes. Es la experiencia que dejó el primer mandato de Evo Morales (2006-2010), cuando varios prefectos (que este domingo pasarán a llamarse gobernadores) lograron hacer tambalear en ocasiones al gobierno del aymara, aunque finalmente cayeron los opositores. De los tiempos de la Media Luna, cuando seis de las nueve autoridades departamentales se reunían para coordinar acciones de desgaste al presidente, se llega a este 4 de abril, cuando los contrarios al Movimiento Al Socialismo (MAS) sólo tienen afianzado el triunfo en Beni y Santa Cruz.
Los opositores más rabiosos al primer gobierno de Morales prefirieron huir del país, están en la cárcel u optaron por alinearse al “proceso de cambio” pregonado por el presidente. Este último es el caso, por ejemplo, del ex senador por Pando José Villavicencio, vinculado con la matanza de campesinos en ese departamento durante el intento de golpe de Estado cívico prefectural de septiembre de 2008. El experimentado legislador de derecha se había postulado para gobernador, pero en enero optó por bajar su candidatura y apoyar “incondicionalmente” al MAS, que por primera vez podría tener en ese cargo a alguien de su partido, según las encuestas.
Es el caso, también, de la antiguamente temida Unión Juvenil Cruceñista (UJC), que durante años se había dedicado a apalear a los migrantes de los Andes bolivianos llegados a las tierras tropicales del oriente para trabajar. Y en sus mítines, donde se preocupaban por denigrar a los “collas”, como llamaban despectivamente a sus connacionales del occidente, era habitual oírlos cantar “el que no salta es una llama”, como también despectivamente los calificaban. Tanto rechazo tenían esos jóvenes por la otra mitad del país, que los cerebros locales del separatismo los habían considerado potenciales guerreros para dividir a Bolivia en dos, una parte de tierras altas –a la que deploraban– y otra de llanos amazónicos, a la que juraban “defender” con la vida.
Hasta habían designado a un militar para su entrenamiento, el boliviano-croata-húngaro Eduardo Rózsa Flores, célebre en la ex Yugoslavia porque con sus servicios como líder de soldados también mercenarios había contribuido en la guerra por la división de ese país. Rózsa había regresado a Santa Cruz a fines de 2008, luego de que el gobierno lograra desactivar el intento de golpe de Estado originado en septiembre en el oriente, donde gobernaban los opositores. Había sido convocado “para defender Santa Cruz”, de acuerdo con sus declaraciones a la prensa húngara. Pagaba sus viáticos el grupo semisecreto La Torre (en el escudo de Santa Cruz figura una torre), integrado por empresarios y políticos que buscan la creación de un nuevo Estado a partir de la división del país.
Rózsa, que había llegado junto a un grupo de europeos de ultraderecha tan improvisados como los miembros de la UJC, fue asesinado junto a varios de sus colaboradores por la Policía en un hotel de la capital cruceña. Fue un día después de que explotara una bomba en la puerta del cardenal Julio Terrazas, jefe de la Iglesia boliviana, quien casualmente estaba en otro lado. Con esa acción, los separatistas deseaban inculpar al gobierno de Morales por el atentado, y así generar condiciones para el conflicto armado.
Ese día comenzó el desbande de la oposición de derecha, que hasta hoy continúa. La investigación por la causa “terrorismo” implicó a varios integrantes de La Torre, que están en la cárcel paceña de San Pedro, y en algunos casos mandaron al frente a otros compañeros de aventura separatista. Entre ellos, al anterior presidente del Comité Pro Santa Cruz, el próspero empresario Branko Marinkovic, cuyo paradero se desconoce. Hasta el anciano general Gary Prado, que en 1967 atrapó a Ernesto Che Guevara en los valles cruceños, habría integrado el equipo de militares retirados que asesoraban a Rózsa.
El fiscal Marcelo Soza, que investiga la causa, dijo que llamará a declarar a decenas de implicados luego de las elecciones, para evitar un uso político del tema judicial.
El año pasado, varios integrantes de la UJC prefirieron pasarse al bando del MAS y mostrarse como estudiantes mansos que fueron “usados” por los separatistas.
El gobierno de Morales, que controla los poderes Ejecutivo y Legislativo, promovió investigaciones y leyes para detectar actos de corrupción en el Estado. De esta forma consiguió procesar a varios opositores, que en muchos casos también escaparon del país. El ex capitán Manfred Reyes Villa, que había salido segundo en las elecciones presidenciales de diciembre de 2009, huyó ese mismo mes a Miami, aquejado por varias causas según las cuales habría provocado daño económico al Estado por al menos 14 millones de dólares. Tres ex ministros de Gonzalo Sánchez de Lozada siguieron el camino del ex presidente y dejaron Bolivia para no enfrentar el juicio por la matanza de 67 personas en octubre de 2003.
Y sigue la lista. El último en escapar, hace dos semanas, fue Guillermo Fortún, actual candidato a alcalde de La Paz y ex ministro de Gobierno de Hugo Banzer entre 2000 y 2001, acusado de recibir 18 millones de bolivianos de gastos reservados. En esta causa también está implicado el cardenal Terrazas, acusado de recibir16 mil dólares en 1999, cuando Banzer era presidente.
El presidente del Comité Pro Santa Cruz, Luis Núñez, está en huelga de hambre desde hace tres días “en defensa de los derechos humanos”, porque se considera un perseguido del gobierno a sus opositores. Lo acompañan cuatro personas. Desde su lecho de ayuno criticó a sus antiguos aliados, empresarios del oriente quienes ahora creen que el gobierno no perjudica sus negocios.
“¿Acaso hay algún empresario acompañándome en esta huelga o dando su apoyo? Ya nadie dice nada de los atropellos, todos parecen mosquitas muertas. A ver qué van a hacer cuándo les avasallen sus tierras, cuando los delincuentes nos avasallen o el narcotráfico llegue a su punto más álgido”, dijo.
Con los partidos de derecha derretidos, como segunda fuerza quedó el Movimiento Sin Miedo (MSM), que hasta diciembre de 2009 fue aliado del MAS, cuando el presidente decidió poner fin a la relación por motivos aún no explicados. El MSM se originó en La Paz hace diez años y nunca pasó de controlar la alcaldía de esa ciudad. Mañana buscará tomar cecer, pero sólo lograría ganar en algunos municipios.
“El domingo, esa mal llamada Media Luna terminará y Bolivia será una luna llena con dignidad y unidad”, dijo Morales en el cierre de campaña. Según las últimas encuestas, tiene asegurado el triunfo en La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba y Pando. En Chuquisaca y Tarija, donde gobernaban opositores, habría empates técnicos. En Santa Cruz seguiría su adversario Rubén Costas. Y en Beni sería reelecto su contendiente Ernesto Suárez, pese a la esforzada campaña de la candidata del MAS, la modelo y ex Reina de Belleza Jessica Jordan.
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