Sábado, 3 de abril de 2010 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Martín Granovsky
Un fantasma recorre la Argentina: ¿el país está condenado a ser granero del mundo? Pero, ¿y si los fantasmas no existieran? ¿Y si la pregunta inicial no tuviera sentido?
En Brasil la revista Carta Capital organizó con la Universidad de Campinas un seminario llamado “Producción de commodities y desarrollo: el esfuerzo empresarial brasileño”. Carta Capital fue fundada por el legendario periodista Mino Carta. El semanario desprecia el pensamiento tosco del establishment, pero no teme reunir a los empresarios.
Suena interesante discutir si las commodities, productos a disposición en el mercado global, los produzca quien los produzca, desde el petróleo y el cobre a la soja, son una condena o una ventaja. ¿Alcanza? Parece más productivo discutir si ése es el marco correcto del debate.
Joao Carlos Ferraz, director de planeamiento del poderoso Bndes, Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, dijo que “la industria de commodities del siglo XIX no es la del siglo XXI”. Agregó que “las actividades que antes eran básicas ahora son sofisticadas”. Para tener una idea de la magnitud del Bndes, basta decir que cerró su ejercicio 2009 con créditos otorgados por 74 mil millones de dólares.
Como ejemplos de incorporación de tecnología, Ferraz mencionó los desafíos del cultivo de soja y algodón en la región Centro-Oeste y la complejidad de extraer petróleo en el fondo del mar.
El ejecutivo del mayor banco estatal de Sudamérica dijo que Asia todavía seguirá consumiendo commodities, y que no se agotó el ciclo que llevó a la región a pasar del 23 al 30 por ciento de su participación en la compra mundial de productos básicos.
A diferencia del esquema centro-periferia, que podía suponer la condena al monocultivo y la monoexportación para los países subdesarrollados, Ferraz dijo que Brasil “no es un país pequeño con economía especializada”, y que el propio tamaño del mercado interno hace que la producción de bienes primarios pueda convivir con otros sectores. Un ejemplo: Brasil produce aviones en la estatal Embraer, donde Aerolíneas Argentinas acaba de comprar 20 aparatos con créditos del Bndes.
Mariano Laplane, director del Instituto de Economía de Campinas, trazó este cuadro: “Tenemos países con muchos recursos naturales y poco desarrollo, como los petroleros. Otros que se desarrollan sin tener esos recursos, como Japón y Corea. También los que articulan la explotación de recursos con la industrialización y los servicios refinados, como los Estados Unidos. ¿Dónde quiere estar Brasil?”.
¿Y qué pasa con el campo? Luiz Gonzaga de mello Belluzo, de Campinas y Carta Capital, subrayó que hay “una aproximación creciente entre la producción ligada a los recursos naturales y la producción llamada industrial”. Explicó que “es un proceso de tecnificación y no solo de maquinización que crea cadenas productivas cada vez más largas e integradas”. Dijo que por esa capacidad de innovación avanzó la agricultura brasileña.
“Nuestra industria sirve al sector exportador de commodities, que no es más una agricultura tradicional aunque muchos todavía piensen en ella como sucedía en los países-enclave, sino que se trata de un sector que genera oportunidades e inversiones”, dijo Belluzzo.
Durante el seminario aparecieron otros datos interesantes.
En el 2009 Brasil evitó un déficit de su balanza comercial en medio de la crisis del mundo entre otros motivos por el crecimiento de la exportación de productos básicos de 44,8 a 50,2 por ciento.
Mejoraron los precios de venta. Roger Agnelli, de la minera Vale, que también impulsó el seminario, dijo que “antes era necesario vender 15 toneladas de mineral de hierro para comprar una computadora. Ahora, tres o cuatro”.
Los precios de los microprocesadores caerán a la mitad en los próximos cinco años y la producción se duplicarán, de acuerdo con un informe de Intel citado por el director de la división de Minería, Petróleo y Gas del Banco Mundial, Paulo de Sá.
Según De Sá, Petrobras sería un ejemplo de integración porque explora, explota, exporta y estimula el desarrollo de proveedores locales.
Petrobras vale unos 200 mil millones de dólares, un precio solo superado por la Exxon y la rusa Gasprom.
Vale está desarrollando ferrocarriles y creando una demanda interna de mineral de hierro por si China llegase a disminuir sus compras en Brasil.
La Argentina no tiene la escala de Brasil pero es su vecino y socio. En ese carácter tiene cuatro posibilidades: envidiar, copiar, odiar o usar los debates ajenos para estimular los propios. Desde aquí va un voto por la número cuatro.
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