Brasil está empeñado en encontrar una salida negociada al conflicto nuclear iraní. En su último día en Teherán, el canciller brasileño, Celso Amorim, volvió a defender el derecho a utilizar energía nuclear con fines pacíficos y exhortó a que tanto la comunidad internacional como el gobierno de Irán sean más flexibles en sus posturas. “Creo que un acuerdo es aún posible. Este es quizás el asunto de seguridad más importante al que el mundo se enfrenta hoy en día. Depende de nosotros encontrar una solución”, dijo ayer el jefe de la diplomacia petista en conferencia de prensa con su homólogo, Manuchehr Motakki. Tras su reunión con el presidente Mahmud Ahmadinejad, Amorim destacó que Brasilia estaría dispuesta a estudiar un eventual canje de uranio iraní en su territorio de manera que el proceso negociación vuelva a ponerse en marcha.

“Todas las naciones, incluyendo Irán, tienen derecho de hacer un uso pacífico de la energía nuclear. Pero de igual manera, la comunidad internacional debería tener garantías de que no se violarán las reglas internacionales y de que no habrá un desvío de esa tecnología hacia objetivos militares”, afirmó el canciller brasileño ante los medios de prensa. “Brasil e Irán son dos grandes jugadores internacionales que pueden desempeñar un papel clave en el establecimiento de la paz y seguridad mundial. Nuestro rol es ayudar a juntar a las partes”, apuntó el funcionario.

En su segundo día en Teherán, el jefe de la diplomacia brasileña fue recibido por el presidente iraní, Ahmadinejad, y su homólogo, Motakki. Con ellos discutió los pormenores del programa nuclear condenado por gran parte de la comunidad internacional, antes de partir para Rusia. En estas líneas, Amorim subrayó que la prioridad debe ser solucionar la cuestión del intercambio nuclear –un tema congelado desde octubre pasado– para evitar la implementación de medidas punitivas impulsadas por la administración Obama.