Lunes, 23 de agosto de 2010 | Hoy
EL MUNDO › FUERON DETECTADOS LOS 33 MINEROS EN CHILE ATRAPADOS DESDE HACE 17 DíAS, A 700 METROS BAJO TIERRA
La constatación de que los trabajadores lograron sobrevivir desató en todo Chile un festejo similar a un triunfo de la selección de fútbol. A partir de ahora se les enviarán alimentos por la sonda. Emotiva carta de uno de los sobrevivientes.
Por Christian Palma
Desde Santiago
“Estamos bien en el refugio los 33.” Esta corta frase, escrita con tinta roja en un viejo papel bastó para que el país se estremeciera de punta a punta. Era la señal palpable e indiscutible de que los treinta y tres mineros atrapados en la mina San José, desde la tarde del 5 de agosto, habían sobrevivido al derrumbe que la afectó ese día, ganándole también a la escasez de aire, a la poca agua y nula alimentación, a la oscuridad. Al miedo.
“¡Están vivos!” se repitió una y otra vez ayer a la hora de almuerzo por las distintas redes sociales y los despachos de los noticiarios que interrumpieron las programaciones normales. Es que cuando las esperanzas y la fuerza iban en retirada, la ánimos de los familiares en las cercanías de la mina amenazaban con desbordar a la policía y las labores de rescate parecía que no avanzaban, una humilde hoja de cuaderno atada hábilmente por uno de los mineros a la sonda que hizo contacto con el refugio donde –a ciencia cierta– se sabe ahora están guarecidos (a más de 700 metros de profundidad), trajo de vuelta la fe y la alegría no sólo de los cercanos a estos trabajadores, sino a toda una nación –eminentemente minera– que en el último tiempo ha sido fuertemente golpeada por la tragedia y el dolor que provocó el sismo del 27 de febrero pasado.
El presidente Sebastián Piñera, que viajó de urgencia al yacimiento ubicado en las cercanías de Copiapó, 800 kilómetros al norte de Santiago, confirmó la noticia a eso de las 15. “Esto (el papel) salió hoy día de las entrañas de la montaña, de lo más profundo de esta mina, y es el mensaje de nuestros mineros que nos dicen que están vivos, que están unidos y que están esperando volver a ver la luz del sol y abrazar a sus familiares”, dijo muy emocionado.
De inmediato las bocinas de los automovilistas comenzaron a sonar con fuerza a lo largo del país, tal como si fuera un triunfo de la selección chilena. Luego se sumaron los micros, los camioneros y todo aquel que quiso demostrar su alegría.
Las palpitaciones a mil eran entendibles. Temprano ayer, una de las sondas de las casi 10 que han estado perforando la tierra para tratar de hacer contacto con los mineros alcanzó una de las galerías cercanas al refugio donde finalmente estaban a resguardo los trabajadores.
La fortaleza de los mineros impactó al propio presidente, que les agradeció “por la fuerza, por el valor, por el coraje de haber resistido más de dos semanas solos en las profundidades de la montaña”. Agradeció también a los familiares y al equipo humano que no ha escatimado esfuerzos por rescatarlos con vida, dejando escapar un: “¡Viva Chile, mierda!”, grito poco protocolar pero que reflejó el sentir de muchos a esa hora de la tarde, cuando la noticia ya daba la vuelta al mundo.
Otro papel amarrado a la máquina perforadora entregaba más datos. El remitente, Mario Gómez –uno de los mineros con más experiencia de los que están atrapados–, se animó a escribirle a su esposa: “Estoy bien, gracias a Dios. Espero salir pronto, paciencia y fe. Dios es grande y con la ayuda de mi Dios vamos a lograr salir con vida de esta mina, aunque tengamos que esperar meses para la comunicación”. El emocionante relato es un extracto de la carta que Gómez, de 63 años, mandó a la superficie y que cierra con palabras para su mujer: “Bueno Lila, espero poder comunicarme. Estoy sintiendo nuevamente la máquina del sondaje, ojalá que esta vez llegue”.
Cerca de las 18, una cámara digital bajó por el orificio abierto por la sonda y, aunque sin sonido, hizo contacto visual con los mineros que encendieron las tenues luces de sus cascos en señal de que están con vida. Más aplausos, bocinazos y abrazos.
Es que, tras 17 días, las opciones de encontrarlos con vida se habían reducido al mínimo. Nuevos derrumbes, el nulo contacto con los trabajadores y diversos errores de cálculos hacían presagiar lo peor. El propio gobierno, que asumió la tarea de rescate desde el primer día, hipotecaba buena parte de su apoyo ciudadano cada día, por más que hubieran rodado cabezas importantes en el Servicio Nacional de Minería y Geología (la entidad a cargo de fiscalizar las faenas mineras). La Moneda aclara que no habrá impunidad para los responsables o que el propio ministro de Minería, Laurence Golborne, prácticamente se hubiera ido a vivir al yacimiento de oro y cobre para estar atento a las novedades y para brindar apoyo a los familiares.
Sin embargo, se logró cumplir con la primera parte del plan ideado para socorrer a los mineros, que era encontrarlos con vida.
Según los expertos, esto ocurrió gracias que la mina al hundirse generó bolsones de aire que permitieron la respiración de los trabajadores. Mineros con años de experiencia saben de esto, como también conocen que las faenas de esta envergadura necesitan de mucha agua para sus operaciones industriales. A esto, debe adicionarse que en el refugio donde se encuentran había raciones de alimentación y algunos enseres básicos que permitieron “el milagro”, como ya se ha denominado este hecho en Chile.
“Es un milagro. Están vivos. Seguiremos acá esperando hasta que los saquen, pero ya podremos dormir tranquilos y descansar de esta incertidumbre de no saber qué pasaba con ellos”, contó entre lágrimas a través del teléfono Silvia Segovia, hermana de Víctor y prima de Pablo y Esteban. Su esposo, José Sánchez, quien confesó que jamás perdió la fe, agregó que “todo el campamento está feliz, podemos esperar el tiempo necesario para que los saquen”, dijo.
Ahora los trabajos se enfocarán en las labores de rescate, porque debe entenderse que las sondas sólo sirven para enviar elementos básicos de supervivencia, pero en ningún caso significan que los sacarán en el corto plazo.
Conocida la noticia, uno de los dueños del yacimiento, y sobre el cual han caído la mayoría de las críticas debido a la las nulas condiciones de seguridad con que contaba la mina, Alejandro Bohn, se declaró “tremendamente feliz” porque el plan previsto en caso de una emergencia “al parecer ha funcionado”.
“Creo que no es el momento de asumir ni culpas ni perdones. Hay procesos de investigación, en estos momentos hay que estar tranquilos por nuestros trabajadores, que hicieron lo que tenían que hacer y contaron con los elementos dentro de la mina para poder hacerlo”, dijo el ejecutivo. En diversos sectores hay coincidencia en que no es la hora de buscar culpables, sino de desplegar todo el apoyo para avanzar en las tareas de rescate y que las ganancias o pérdidas políticas de este hecho sean evaluadas con posterioridad.
“Ahora tenemos que unirnos para sacarlos de las profundidades de la montaña y devolvérselos a sus familias, y ése es el trabajo que vamos a hacer de aquí en adelante...tenemos que terminar esta maravillosa epopeya que ha unido a todo un país, viéndolos salir de la mina, aunque sea más flacos, sucios y cansados, pero con más fuerzas, esperanzas y con más ganas de vivir que nunca”, remató Piñera, que regresó anoche a Santiago a acompañar a su mujer, Cecilia Morel, cuyo padre falleció justo en el día en que los mineros aparecieron con vida.
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