Viernes, 12 de noviembre de 2010 | Hoy
EL MUNDO › TRAS OCHO MESES, ACUERDO PARA QUE SIGA MALIKI
El Parlamento que se reunió ayer fue elegido el 7 de marzo pasado, pero como ningún grupo consiguió los escaños suficientes para formar gobierno fueron necesarias prolongadas negociaciones.
Los partidos políticos iraquíes llegaron ayer a un acuerdo para la formación de un nuevo gobierno en el que el chiíta Nuri al Maliki seguirá siendo primer ministro y el kurdo Yalal Talabani el presidente, ocho meses después de las elecciones parlamentarias. Talabani, de origen kurdo, fue reelecto en la segunda votación en el Parlamento con 195 de 213 votos, luego de que no alcanzaran los dos tercios en la primera vuelta por una disputa en torno de la agenda legislativa.
“Designo al querido Nuri al Maliki para formar el nuevo gobierno”, dijo Talabani tras jurar su cargo en referencia al musulmán chiíta del partido Dawa. El Parlamento que se reunió ayer fue elegido en los comicios legislativos del 7 de marzo pasado, pero como ningún grupo consiguió los escaños suficientes para formar gobierno en solitario fueron necesarias prolongadas negociaciones entre los partidos para llegar a la jornada de ayer.
De hecho, desde la primera sesión de la Asamblea, el 14 de junio, los diputados no se habían vuelto a reunir, lo que había desatado muchas críticas dentro y fuera del país por la falta de decisión de los dirigentes políticos para superar el estancamiento. La Asamblea Legislativa pudo celebrar ayer su sesión después de que los principales líderes políticos, en una serie de reuniones que comenzaron el pasado lunes en la ciudad norteña de Erbil y se cerraron anoche en Bagdad, acordaran un reparto de las presidencias del Parlamento y de la República y la jefatura del Gobierno. “Este fue un paso que esperó demasiado tiempo”, afirmó Talabani ante el Parlamento.
Los diputados, al reunirse ayer, con varias horas de retraso a partir del programa original, eligieron primero como presidente del Parlamento a Osama al Nuyaifi, representante del partido opositor Al Iraqiya. También fueron designados los dos vicepresidentes de ese órgano, puestos que recayeron en Qosay al Suhail, que representa a un grupo radical chiíta liderado por el clérigo Moqtada al Sadr, y el diputado kurdo Aref Taifur.
Instaladas las nuevas autoridades de la Asamblea Legislativa comenzaron las discordias sobre procedimientos. Varios diputados querían que se pasara a debatir los acuerdos políticos que fueron alcanzados en las últimas horas entre los dirigentes de los grupos más importantes. También hubo discrepancias sobre la conveniencia de que esta sesión eligiera inmediatamente al jefe de Estado o si se pasara esa decisión para una jornada legislativa posterior.
Iyad Allawi, jefe del grupo Al Iraqiya, el partido con el mayor número de diputados (91 de los 325 escaños), pidió un receso de quince minutos para aclarar la situación. Después de varias intervenciones, cuando veía que se iba a proceder a la votación para elegir al jefe de Estado, Allawi decidió retirarse de la sala acompañado por la mayoría de los diputados que forman parte de su grupo. También abandonó el Parlamento el recién elegido presidente de la Asamblea, según dijo por falta de confianza en las decisiones que se iban a adoptar y por tener reservas para seguir presidiéndola, aunque posteriormente volvió a la cámara de sesiones.
Talabani necesitó dos votaciones para ser reelegido presidente, porque en la primera no consiguió los dos tercios necesarios. En la segunda vuelta, para la que sólo necesitaba la mayoría simple, logró 195 votos de los 213 diputados presentes. En la primera ronda, Talabani se enfrentó a otro candidato de última hora, el juez Husein al Musawi, un chiíta independiente, que sacó doce votos y que se retiró de la ronda final de votación, en la que salió proclamado Talabani. “Acepto la responsabilidad que ha depositado en mí el pueblo iraquí, especialmente en esta etapa tan delicada”, afirmó Talabani.
El jefe de Estado, que tiene pocas funciones ejecutivas, dijo que se precisa de un “gobierno de participación nacional” que atienda urgentemente las principales necesidades básicas de la población, que sufre un prolongado conflicto bélico desde hace siete años. Dijo también que, con su decisión de desatascar la situación política, los principales líderes habían demostrado “su capacidad en resolver la crisis política”.
A partir de ahora, según la Constitución iraquí, Al Maliki tiene 30 días para nombrar su gabinete, y tanto la lista de ministros como su programa gubernamental necesitan pasar la aprobación del Parlamento por mayoría absoluta.
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