Los bielorrusos opositores al actual gobierno volcaron su ira a las calles ayer, luego de conocer que Alexander Lukashenko seguirá a cargo de la presidencia tal como lo hizo durante los últimos 16 años. En medio de denuncias de corrupción y fraude, Lukashenko se alzaba con entre el 72 y el 89 por ciento de los votos, según cifras oficiales. Pese a que el gobierno prohibió los actos públicos y prometió graves sanciones contra quienes participaran de manifestaciones, más de 20 mil personas se reunieron en la plaza de Minsk, la ciudad capital, en repudio a los comicios. El pico máximo de tensión sucedió cuando la policía reprimió con bastones de goma y bombas ensordecedoras a los ciudadanos que intentaron tomar la sede gubernamental. Dos candidatos presidenciales opositores resultaron heridos y otros tres fueron detenidos.

Horas antes de que cerraran las mesas electorales, representantes de las nueve agrupaciones políticas que intentaron poner fin a la década y media de gobierno de Lukashenko habían adelantado las denuncias de fraude y convocado a sus partidarios a la plaza Oktyabraskaya. Condenaron el fraude que, aseguran, signó los comicios y exigieron la convocatoria de nuevas elecciones “sin Lukashenko”. Cabe aclarar que en 2006, la Unión Europea estuvo a punto de sancionar –se arrepintió al momento de su aplicación– al presidente bielorruso por falsificar las elecciones y reprimir a la oposición.

Las nueve tendencias políticas coincidieron en que el proceso electoral debe realizarse nuevamente. Muchos denunciaron que sufrieron censuras y que les cortaron las comunicaciones mientras hablaban con medios occidentales. Sin embargo, no lograron construir esa misma unidad para conformar una coalición que les permitiera arremeter con más fuerza en las urnas.

Con consignas de repudio al oficialismo, los candidatos salieron a la calle junto a sus seguidores. La plaza, ubicada frente al Complejo de Gobierno, en el centro de la capital bielorrusa, estaba cercada por tropas del Ministerio del Interior y carros blindados antidisturbios. Cuando los manifestantes se abalanzaron sobre la Comisión Central Electoral –uno de los edificios públicos–, las fuerzas de seguridad pública comenzaron a reprimir.

“Si la plaza está tomada por la policía, iremos a otra. Minsk no es tan pequeña para que no encontremos sitio”, declaró Vladimir Nikláyev, uno de los candidatos opositores. Momentos después fue golpeado y herido de gravedad. “Nikláyev sufrió una lesión cerebral y debió ser hospitalizado”, explicó su vocera, Yulia Romashevskaya. También resultó herido el candidato Vitali Romashevski, y otros tres, Nikolai Statkevich, Greigori Kostuyev y Andrei Sannikov, fueron detenidos. Finalmente, la policía logró rodear a la multitud, por lo que los manifestantes comenzaron a alejarse. Hoy volverán a reunirse en la misma plaza.

Según las encuestas a boca de urna, entre el 70 y el 89 por ciento de los votos le darían a Lukashenko una victoria más que asegurada y cuatro años más de gobierno. No obstante, las autoridades prohibieron la divulgación de cualquier resultado que no haya surgido de encuestas efectuadas por las tres instituciones autorizadas. A seis horas del cierre de las mesas, el sondeo revelaba el 72 por ciento de los votos favorable al actual jefe de Estado. El porcentaje aumentó siete puntos cuando finalizó la elección. Los resultados en las “mesas cerradas”, tales como unidades militares, hospitales y otras instituciones, fueron aún más generosos: 89,1 por ciento a favor de Lukashenko.

Respecto de las denuncias de fraude, habrá que esperar la determinación de un millar de observadores extranjeros, enviados por la OSCE, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, la Comunidad de Estados Independientes y las comisiones electorales de varios países que llegaron al país para supervisar la votación y el escrutinio, pero que aún no se han expresado al respecto. De acuerdo con el ministro polaco de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski, la Unión Europea pondría a disposición de Bielorrusia ayudas por 3000 millones de euros si las elecciones se celebran de forma justa.