Desde Santiago

“¿Presidenta, se siente usted una buena persona?”, la consultaron los periodistas ayer a Michelle Bachelet, la ex mandataria socialista de Chile (2006-2010). La pregunta tenía cizaña. Se planteaba un día después de conocerse un nuevo telegrama desde la embajada de Estados Unidos en Chile –filtrado por el portal Wikileaks– con relación a personajes políticos locales.

En la publicación se cita al actual jefe de Estado, Sebastián Piñera, que durante la campaña presidencial en 2009 dijo que Bachelet “era una buena persona, pero una mala presidenta”. La pregunta quedó ahí, como una pelota rebotando; sin embargo, la primera mujer que llegó a La Moneda optó por evitar la confrontación.

“Ahhhh... no me tienten a entrar en esos temas, ¿se imaginan que yo opinara de ello? Paso, paso, paso chiquillos (jóvenes)”, señaló la doctora haciéndole un amague a la prensa.

Luego, sacando lustre a su valorado sentido del humor, dijo respecto a lo de buena persona, que “aprecio tanto el cariño de la gente. Creo que eso dice mucho”, cerrando el diálogo con una sonrisa que recordó por qué hasta hoy exhibe altísimos niveles de popularidad.

Bachelet tuvo ayer la última actividad pública en su fundación antes de regresar a Nueva York para asumir formalmente su cargo como secretaria general adjunta de ONU-Mujer.

En relación con los nuevos cables enviados desde la embajada de Estados Unidos y que se centran en la historia y trayectoria de Piñera, además de las críticas a Bachelet, recuerda el denominado caso Banco de Talca, episodio que involucró al presidente en líos con la Justicia en los ’80 y lo acusan de operar al límite de la ley y la ética. También, en un telegrama posterior, hay elogios: “Sabe trabajar los siete días de la semana...es conocido por su rigor, inteligencia y dedicación”.

La Moneda cerró filas en torno de la imagen del mandatario. De hecho, el canciller Alfredo Moreno aseguró que el secretario de Estado adjunto para América latina de EE.UU., Arturo Valenzuela, lo telefoneó, para ofrecerle excusas. Pero las críticas de la oposición lideradas por el senador PPD Ricardo Lagos Weber (hijo del ex presidente Ricardo Lagos) fueron abundantes. “Es la visión que tenemos muchos”, dijo.

Piñera, hasta hoy, no se ha referido al tema. La que sí habló fue la ministra vocera de Gobierno, Ena von Baer, que ayer reiteró su reclamo a la oposición, acusándola de querer buscar ganancias políticas al comentar los cables.

“Trasformarse en comentarista de trascendidos no tiene ningún sentido. Hay algunos en la oposición en este momento que, buscando una tribuna fácil y una ganancia política rápida, están comentando las opiniones y los temas que están saliendo en Wikileaks”, sostuvo la ministra Von Baer.

Consultada sobre las declaraciones de Piñera en contra de Bachelet, sostuvo que “son filtraciones de conversaciones privadas que no reflejan la opinión oficial de nadie, donde nadie se hace cargo de estas opiniones y que muchas veces están sacadas de contexto”.

Adicionalmente, los diputados oficialistas Iván Moreira (UDI) y José Manuel Edwards (RN), miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores, coincidieron en que “es información poco criteriosa, con datos parciales y las impresiones personales de los funcionarios de turno que ya no trabajan en Chile”.

Acto seguido, valoraron la “rápida aclaración oficial por parte de importantes autoridades del gobierno de Estados Unidos”. Esto porque el embajador de Estados Unidos en Chile, Alejandro Wolff, volvió a referirse al tema, a través de una escueta declaración pública, donde dice que la administración del mandatario Barack Obama “tiene la más alta opinión y un gran respeto y admiración (por Piñera) quien ha trabajado arduamente por los mejores intereses de su país y del pueblo”.

Las publicaciones ya invadieron las redes sociales y los efectos de estas nuevas filtraciones se verán en las encuestas que viene, encuestas que, por cierto, al gobierno de turno le importan mucho, casi como un barómetro –en algunos casos– de qué hacer o no a futuro.