Domingo, 9 de enero de 2011 | Hoy
EL MUNDO › SUDAN DEL SUR DECIDE HOY SU FUTURO EN UN REFERENDUM INDEPENDENTISTA
Tras seis años de paz con el gobierno central y después de aprobar una Constitución interina llega el día clave. Según todas las predicciones, Sudán se fraccionará hoy en dos, dando nacimiento al nuevo “Sudán del Sur”.
Por Jerónimo Giorgi
Desde Juba
En el cruce de dos de la media docena de calles asfaltadas que tiene la ciudad de Juba, capital de la región autónoma del sur de Sudán, se eleva a ocho metros de altura, sobre una maciza estructura de metal, un letrero electrónico que marca minuto a minuto la cuenta regresiva. No se trata de una conmemoración o de una simple inauguración, sino de las horas y los minutos que faltan para que hoy se habiliten las urnas y los sudaneses del sur voten en el referéndum por la independencia. Según todas las predicciones, Sudán, el país más grande de Africa, se fraccionará hoy en dos, dando nacimiento al nuevo “Sudán del Sur”.
En el año 2005, tras 21 años de guerra civil entre el ejército del gobierno central y el SPLA (Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán), se firmó un acuerdo de paz que permitió la autonomía de la región sur del país. Meses después, tras aprobarse la Constitución interina del sur, se previó un referéndum de independencia que se lleva a cabo a partir de hoy y dura una semana.
Las diferencias culturales y religiosas entre el norte de población mayoritariamente árabe musulmana y su vecino del sur, habitado por más de 150 tribus de raza negra y de religión católica y animista, han enfrentado históricamente a ambas regiones. A este conflicto se sumaron además los intereses económicos generados por las enormes reservas de petróleo ubicadas en el sur, que aportan el 85 por ciento de la producción de Sudán. Estos fueron los factores que motivaron que en los 55 años que lleva Sudán como país independiente del Reino Unido –que además colaboró en épocas de la colonia por intensificar las diferencias–, haya habido apenas once años de paz entre dos guerras civiles.
Poco más de una semana atrás, el ejército del SPLA, que en el año 2005 conquistó la ciudad, hizo una manifestación de poder sacando a relucir por las polvorientas calles de la ciudad cientos de uniformados subidos a camionetas pick ups escoltados por tanques. Sin embargo, los pocos ciudadanos que se acercaron a las avenidas observaron el desfile con tranquilidad.
Luego de que pasara el desfile militar, Michael, un vecino del barrio de la Universidad de Juba, comentó: “Este es el nuevo Sudán y seremos el mejor país de Africa”. Sin embargo agregó: “Debemos hacerlo sin pensar en el petróleo”, consciente de los efectos negativos que ha traído el oro negro en varias regiones del continente africano.
La inestabilidad y la destrucción provocadas por las dos guerras sumado a las enormes sequías de la década del ’90 dejaron más de dos millones de muertos y otros tantos desplazados tanto dentro como fuera del país. Esta crítica situación ha mantenido al sur de Sudán en un estancamiento total, basado en una economía de subsistencia y como una de las regiones menos desarrolladas del mundo.
En estos casi seis años de paz, el norte y el sur han vivido en relativa tranquilidad. Sin embargo las presiones por posponer el plebiscito por parte del gobierno de Jartum del presidente Omar Hassan al Bashir, quien desde el año 2009 está acusado por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra en la región de Darfur, no han colaborado en generar un ambiente de plena tranquilidad. Por este motivo miles de ciudadanos tanto del sur como del norte de Sudán se han desplazado hacia otras regiones por miedo a los posibles conflictos que podrían desatarse a partir del referéndum. En la ciudad de Juba, no son pocos los comercios que permanecen cerrados y muchas actividades se han paralizado y se reanudarán luego de la votación.
El apoyo de la comunidad internacional al referéndum sin embargo ha calmado las aguas. El interés en el sur de Sudán no se centra únicamente en los enormes intereses internacionales por los ricos yacimientos sino porque un posible conflicto no sería únicamente un fracaso para Sudán sino que tendría repercusiones directas desestabilizando al resto de la región.
En estas horas, en Juba –probablemente la próxima capital africana– se respira un aire de esperanza y tranquilidad en las calles tapizadas con carteles y banderas a favor de la secesión.
Mientras tanto, en el letrero elevado a unos ocho metros sobre la base metálica, los números rojos que marcan la cuenta regresiva avanzan a paso firme. Sin embargo, dos por tres, los cortes en el suministro de la energía eléctrica dejan por momentos el marcador en suspenso.
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