Domingo, 9 de enero de 2011 | Hoy
EL PAíS › HUGO YASKY SIGUE DANDO PELEA POR LA CONDUCCION DE LA CTA Y CRITICA A SU CONTRINCANTE
Las elecciones para renovar la conducción de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) fueron en septiembre. Desde entonces está en duda el resultado. Yasky ratifica un nuevo llamado para marzo y Micheli repite que él ganó.
Por Laura Vales
Dice que va a pasar este mes en Buenos Aires, aunque no, jura, por montar guardia en la sede de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), sino porque nunca se toma las vacaciones en enero. Hugo Yasky trata de quitarle importancia a la situación de convivencia forzada con su adversario Pablo Micheli. Desde el lunes, el edificio de la sede nacional de la CTA está partido en dos. Micheli armó allí su despacho y él mantiene el propio, situación derivada de una ruptura en la que ninguno quiere resignar el lugar. A esta altura, Yasky no se esfuerza por ocultar que la crisis de la CTA no tiene vuelta atrás. Lo que está en juego, define, es quién se quedará con el reconocimiento legal.
–¿Cómo fue esta semana de convivencia en el mismo edificio?
–Para nosotros no cambió nada. Es cierto que el día que vino Micheli montó una especie de reality show entrando a la sede, pero en realidad él ya venía entrando y saliendo todos los días de acá.
–¿No trasladó ahí su despacho?
–¡Pero estamos así desde septiembre! El ya tenía oficinas en la parte trasera del edificio. Además, más allá de todo esto, Micheli no es un tipo de venir mucho a la CTA. Esta semana vino dos días... y después que el revuelo mediático pasó, no apareció más.
–No hay planes para dividir la casa con una línea roja, como en La guerra de los Roses, entonces.
–No es necesario. Cada uno tiene su despacho.
–El día en que Micheli llegó, denunció que en la puerta había un operativo de la policía. ¿Fue a pedido suyo?
–No, la presencia de carros de asalto a nosotros nos sorprendió. Tanto que llamamos a la comisaría para preguntarles qué les pasaba que nos estaban poniendo carros de asalto en la puerta. Y ahí nos encontramos con la sorpresa de que nos dijeran de que la CTA había pedido la presencia policial. “Nosotros somos la CTA”, le dice el compañero que llamó, y de la comisaría le contestan que fue la gente de Micheli la que pidió los carros de policía. Esto muestra cómo armaron el escenario, porque ellos primero pidieron los carros de policía y después lo denunciaron. Y eso que a la hora en la que entraron la policía ya no estaba en la puerta porque nosotros habíamos logrado que se fueran.
–¿Las dos listas van a empezar a correrse por izquierda?
–Creo que ellos van a tener un discurso por izquierda y una práctica por derecha. Porque la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), por ejemplo, recibe financiamiento de la Fundación (Conrad) Adenauer, que representa el pensamiento de la derecha en Europa, la fundación que encarna al pensamiento conservador de Alemania.
–¿Qué sería una práctica de derecha?
–Creo que con un discurso jacobino van a ocultar la práctica de coincidir en la acción con las iniciativas de sectores de distinta extracción, hablo del duhaldismo, de Luis Barrionuevo, de (Francisco) de Narváez, de (Mauricio) Macri, que van a desplegar un escenario de conflictividad para enrarecer el clima político del 2011 e intentar erosionar el clima social para evitar que se consolide una correlación de fuerzas que ya no le garantiza a la derecha, como ellos pensaban hace un año, el triunfo en la segunda vuelta.
–Hay un riesgo en asimilar los reclamos gremiales a un intento de erosionar al Gobierno.
–La línea divisoria pasa por definir cuáles son las alianzas y los escenarios a los que uno se presta en términos de la movilización en la calle. Si uno en la calle coincide en planteos maximalistas con la derecha, con los sectores históricos del golpismo, con Luis Barrionuevo y con Macri, evidentemente, les guste o no, están jugando en un escenario que no es el de los sectores populares.
–¿Cuál debe ser la agenda de la CTA para este año?
–Nosotros vamos a hacer lo imposible para no ser llevados a ese escenario de provocación, pero también es cierto que en un año caliente como va a ser el 2011, y con las agudas carencias en términos sociales que siguen existiendo en la Argentina, es imprescindible avanzar hacia la puesta en práctica de medidas que permitan profundizar la distribución de la riqueza y consolidar un modelo social que elimine los márgenes de desigualdad que existen, para angostar los márgenes de acción de los que van a apostar a la provocación en el escenario social. Por eso creemos que más que corrernos por izquierda, hablando de cifras de aumento salarial que en la práctica pueden terminar siendo ladridos a la luna, hay que presentar una propuesta seria: impulsar la reforma tributaria progresiva, la ley de entidades financieras, la restitución de los aportes patronales, una ley que establezca la participación de los trabajadores en las ganancias. Y otras medidas más coyunturales, como la convocatoria al consejo del salario para que funcione permanentemente, definir a través de una ley el principio constitucional de igual salario para igual trabajo para terminar con la tercerización y para que el Estado garantice que en la Argentina no se pueda contratar mano de obra barata contratando trabajo en negro. Creo que hay que discutir la creación de un fondo federal para equiparar los salarios del sector público, la universalización del seguro de desempleo, hay que aprobar por ley la asignación universal por hijo para garantizar la continuidad de este derecho, e incorporar la universalización de la asignación prenatal, tan necesaria para los hogares que viven en la franja de la indigencia y la pobreza más severa.
–¿Mantiene la decisión de llamar a elecciones complementarias en marzo?
–Sí, es la única forma de cerrar el proceso electoral.
–¿Cómo sigue la pelea judicial?
–Hasta ahora hubo cuatro fallos judiciales. Micheli hizo dos presentaciones pidiendo a la jueza Gloria Pasten que dictara una cautelar declarando improcedente la declaración de ilegalidad de la elección del 9 de diciembre hecha por el Ministerio de Trabajo. Esas dos cautelares fueron rechazadas. Nosotros a su vez hicimos un pedido de una cautelar, después de que Micheli decidiera asumir de hecho; la jueza la concedió pero ellos argumentaron que Micheli ya había asumido. Así, pedimos una nueva cautelar, pero en el ínterin la jueza se excusó porque sufrió una represalia en el Senado, donde la oposición no quiso aprobar su pliego de ascenso. La situación fue repudiada por la asociación de laboralistas de América latina, por la Asociación de laboralistas de la Argentina, por la Asociación de Abogados de Buenos Aires, fue un atropello insólito a la Justicia en represalia por haber dictado una cautelar. Cuando la jueza se excusó empezó a actuar el juez (Pablo) Candal, que decidió abstenerse de adelantar su parecer antes de dictar la sentencia sobre la cuestión de fondo. Micheli usó ese fallo para considerarse legitimado, hizo un armado mediático para ponerse en un podio que la Justicia nunca le reconoció.
–¿Vale la pena todo este gasto de energía en la interna de la CTA? ¿No sería mejor oficializar la ruptura y seguir cada cual su camino?
–La ruptura está oficializada. Podemos cohabitar en el mismo espacio físico, lo que no podemos es compartir el mismo proyecto político sindical. A futuro los caminos se bifurcan claramente, porque ya estamos en un punto de agotamiento. Lo que se está disputando, lo que viene a buscar Micheli cuando quiere entrar a mi escritorio, es la legalidad de la CTA. Lo único que está en discusión es quién va a tener la representación legal de la Central, esto ya es un camino sin retorno.
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