Indígenas, pobladores y ambientalistas entregaron ayer en Brasilia casi medio millón de firmas pidiendo a la presidenta Dilma Rousseff que cancelara la construcción de la gigantesca represa Belo Monte en la Amazonia, que acaba de recibir permiso para iniciar las obras. “No queremos Belo Monte, esa gran construcción traerá mal a nuestros pueblos y nuestros bosques en el rio Xingú”, dijo el líder indígena Raoni con sus plumas tradicionales, la cara pintada en colores negro y rojo y una gran semilla alargando su labio inferior. El gobierno se comprometió a escucharlos, aunque no esconde que el inicio de las obras es inminente. La hidroeléctrica, aprobada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2010, acaba de recibir luz verde de Medio Ambiente para iniciar las obras. Pero en el corazón del estado amazónico de Pará, donde será construida, levanta gran oposición de los pobladores. Organizaciones, indígenas y pobladores se han unido en una “Alianza en Defensa de los Ríos de la Amazonia” para presionar a la nueva presidenta brasileña contra Belo Monte.