La Autoridad Nacional Palestina (ANP) anunció ayer la convocatoria de elecciones presidenciales y legislativas para septiembre en los territorios ocupados, en el mismo día en que Saeb Erekat dimitió como jefe negociador palestino.

La cita con las urnas tiene pocas posibilidades de prosperar, ya que el movimiento islamista Hamas, que gobierna en Gaza, se ha apresurado a anunciar su rechazo a la convocatoria por considerar que sólo puede aumentar la división con Al Fatah, la otra gran facción palestina. Es precisamente la división política entre la ANP y el gobierno de Hamas en la franja mediterránea la que ha impedido hasta ahora la celebración de comicios, pese a que los mandatos presidencial y parlamentario han expirado.

El objetivo de la convocatoria es “tratar de salir de la actual impasse y dar la voz a la gente”, dijo a la prensa en Ramalá Hanan Ashrawi, miembro del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). “Es una invitación oficial a todas las facciones y poderes palestinos a unirse a las elecciones”, señaló tras una reunión del Comité liderada por el presidente palestino, Mahmud Abbas.

Asrawi develó además que hay esfuerzos en marcha para tratar de convencer a Hamas de que se una a los comicios y “deje que las urnas decidan”.

Uno de los portavoces del movimiento islamista en Gaza, Fawzi Barhum, adelantó, sin embargo, que su grupo no reconocerá las elecciones. “No avalaremos sus resultados ni le daremos cobertura legal alguna porque aumentan la división y la separación y no servirán a los intereses del pueblo palestino”, señaló.

A la incertidumbre electoral se une la incertidumbre negociadora después de que Saeb Erekat, uno de los principales nombres del liderazgo palestino, presentara ayer a Abbas su dimisión como jefe negociador palestino. La renuncia viene motivada principalmente por la reciente filtración a la cadena de televisión árabe Al Jazeera y al diario británico The Guardian de documentos confidenciales sobre las negociaciones con Israel en la pasada década, que mostraban que Erekat había aceptado importantes concesiones en el status de Jerusalén y el regreso de refugiados palestinos.