EL MUNDO › REPORTAJE AL POLITOLOGO EGIPCIO NUBAR HOVSEPIAN, DE LA UNIVERSIDAD DE CHAPMAN

“Los partidos necesitan fortalecerse”

Dijo que el pueblo egipcio está generando las bases de un nuevo sistema político, pero no está preparado para sostener elecciones libres y transparentes, pero antes hay que garantizar los derechos humanos y la libertad de expresión.

 Por Ailín Bullentini

Casi tres semanas de multitudinarias protestas en las calles de todo Egipto pusieron fin al régimen de más de 30 años de Hosni Mubarak. Un consejo militar se hizo cargo del poder, pero no está claro cuáles serán sus funciones. ¿Qué sucederá? ¿Puede predecirse ahora? Página/12 consultó sobre esto y algunas cosas más a Nubar Hovsepian, un cientista político egipcio, profesor de la Universidad de Chapman, de California, Estados Unidos, y experto en el incremento de los movimientos que pugnan por establecer regímenes democráticos en Medio Oriente.

–Luego de la renuncia de Mubarak, ¿Egipto se encamina indefectiblemente hacia la democracia?

–Es el inicio del camino. El pueblo está buscando y generando las bases de un nuevo sistema político al que ellos le darán legitimidad. Se acabaron los días en los que bailaban al son de los intereses de un dictador; tuvieron éxito en ponerle fin a esa realidad. Pero ahora viene lo más difícil: cómo trasladar esa victoria en realidad política, cosa para lo que creo que el pueblo no está preparado aún. El desafío es construir el marco institucional de la transición democrática, pero el proceso es lento. La gente está lista para la democracia, pero lo que pasará realmente es incierto. Si el consejo militar ordenara elecciones en una semana, sería un absoluto desastre. Septiembre tampoco es una buena fecha. Lo ideal sería que un gobierno de salvación nacional se tomara un año como mínimo para generar las condiciones necesarias para que los comicios se den en plena libertad e igualdad de condiciones. Los partidos políticos necesitan fortalecerse, institucionalizarse. Debe modificarse el sistema de información, ya que hasta ahora es el gobierno que maneja a los medios. Esos medios deben ser independientes. Tienen que acabarse los abusos a los derechos humanos. El pueblo que puso fin al régimen no tiene la capacidad aún de trasladar la victoria en el restablecimiento de la democracia. Necesitan más tiempo de maduración.

–¿Es el ejército el actor indicado para guiar ese camino?

–Por supuesto que no. El ejército tiene el máximo poder ahora para lidiar con el caos del inicio de una nueva realidad, pero el marco institucional tiene que ser la creación de un Estado independiente, llevada a cabo por el pueblo a través de la comunión de las agrupaciones políticas. Deben reescribir la Constitución, pero para eso deben investigar al pueblo qué les clama. Tres décadas de Mubarak destruyeron el espacio público. Proscripta o débil, la oposición se dedicó a generar redes de trabajo territorial, que no crecen verticalmente, pero que llenan huecos del espacio público. Su estructura necesita evolucionar, e incluir la estructura vertical necesaria para pelear fuerte a nivel político. Esos grupos necesitan institucionalizarse para poder fortalecer la representación del pueblo. Ellos son el pueblo. Se trata de que los egipcios se conviertan en sujeto político.

–¿Lo tiene esto claro el ejército?

–Nadie lo tiene claro. Nadie puede afirmar qué pasará en Egipto. Pensar en la construcción de identidades políticas es una de las claves. Hay mucho potencial. La juventud tiene mucha fuerza y está organizada. El pueblo participa mucho y cada vez más de agrupaciones políticas. Todos ellos, juntos, fueron los que derrocaron a Mubarak. Es su trabajo también lograr que se genere un gobierno civil que los represente. Es fácil hacer una revolución. Lo difícil es sostenerla.

–¿Hay peligro de que el ejército no quiera entregar el poder?

–Por supuesto que no se puede confiar en el ejército, pero no hay necesidad tampoco de armar una batalla contra él cuando lo que se está definiendo es el poder político. Entonces, en esta ocasión, la pregunta se debe reorientar: ¿Es capaz el ejército de hacerse cargo del poder político de un país? No lo creo. Además, hay que reconocer que no es ni responsable ni creador de que millones de personas hayan poblado las calles de todo Egipto, no sólo las céntricas de la plaza Tahrir. ¿Abrirá las puertas al gobierno civil?

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Las multitudes en plaza Tahrir sentaron las bases para un nuevo sistema político.
Imagen: EFE
 
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