Viernes, 25 de febrero de 2011 | Hoy
EL MUNDO › RUMORES DE QUE UNA MILICIA DE MERCENARIOS PODRIA ATACAR DESDE EGIPTO
Los libios y los egipcios entrevistados cerca de la frontera afirmaban que habían visto a Ahmed Khadaf al Dam, un primo de Khadafi y hombre de confianza, ofreciendo una mezcla de coimas e improperios contra los “traidores”.
Por Kim Sengupta *
Desde Ba’r Lashan
Los rumores crecían en el este de Libia de que una milicia de mercenarios se está preparando para atacar al país desde Egipto para vengarse sangrientamente de los disidentes que echaron fuera a las fuerzas de Khadafi. En un puesto en Ba’r Lashan, en las afueras de la ciudad de Tobruk, abundaban los relatos de que los partidarios de Khadafi se habían escurrido por la frontera para imponer un impuesto tribal para financiar un ataque a los rebeldes.
Los libios y los egipcios que fueron entrevistados cerca de la frontera afirmaban que habían visto a Ahmed Khadaf al Dam, un primo del líder libio y uno de sus asesores más cercanos, ofreciendo una mezcla de coimas e improperios contra los “traidores”. En Tobruk creció la alarma ante las historias de las supuestas actividades de Al Dam. cuyo nombre significa “tirador de sangre”.
Se decía que Al Dam fue visto el miércoles en la ciudad de Matrouh, a 200 kilómetros de la frontera libia. Según la gente del lugar, se fue en un convoy de vehículos cuatro por cuatro temprano ayer a la mañana, y los ancianos del clan Oladli de la tribu Martrouhi dicen que Al Dam ahora se dirige al norte de Egipto y su propio clan preparó reuniones ahí antes de que regresara a Trípoli.
Pero ayer Al Dam presentó una versión muy diferente de su estatus, emitiendo una declaración que denunciaba al régimen. Es una indicación de la confusión que rodea a Libia, gracias a las limitaciones en las comunicaciones y los medios. Otros informes sugieren que ha estado en El Cairo durante días.
Al Dam tiene un pasaporte egipcio y funcionarios egipcios, que dicen que son conscientes de su posible presencia, afirman que tiene todo el derecho a viajar a su segundo hogar. Hay cierta confusión, dicen, sobre si él está infringiendo la ley internacional o si está haciendo valer la jurisdicción del gobierno de Libia. Un funcionario, sin embargo, señaló que El Cairo no querría una escalada de masacres en el país vecino.
En Ba’r Lashan, grupos de hombres jóvenes, algunos con sus rostros ocultos por keffiyes (turbantes árabes), prometían que defenderían a la liberada Libia a toda costa. Decían que habían visto a “mercenarios” del Subsahara de Africa en el área, preparándose para lanzar un contraataque. “Los hemos visto, andan en pequeños camiones”, dijo uno de los hombres. “Estos son los mismos bastardos que asesinaron a nuestra gente en nombre de Khadafi. La mayoría de ellos huyó ahora hacia el este, pero todavía quedan algunos ahí.”
Y mientras reinaba el júbilo porque se decía que Saif al Arab, uno de los hijos de Khadafi, había desertado y se había refugiado en Benghazi, existían continuos temores de venganzas. “Hay milicianos libios pro Khadafi que están escondidos”, dijo Yusuf Maghzi, un estudiante de 19 años. “Dos de ellos fueron capturados y muertos hace tres días. Yo estuve allí. Pero somos optimistas, la mayoría de los soldados regulares están con nosotros.”
Una de ellos era una oficial, la mayor Salma Faraj Issa, quien fue asistente del comandante de la guarnición de Tobruk. Dio la nota desafiante. “El ejército es el pueblo y el pueblo es el ejército”, dijo. “Estamos listos para proteger el territorio. ¿Qué sucede si Khadafi ataca? Estamos listos, tenemos granadas propulsadas por cohetes, tenemos alguna artillería. Estamos preparados para morir por nuestro país porque somos soldados.”
La mayor Issa y sus camaradas miraban a la gente local de Tobruk que celebraba su recién conseguida libertad con cánticos como “la gente se quiere librar de Khadafi” y “todos los libios están unidos”. El teniente coronel Omar Hamza, de la Brigada Aérea de Defensa, explicó que las unidades militares disidentes están creando un comando unificado. “Queremos que se nos unan otros en el ejército, no los de las áreas liberadas. Hubo muchas muertes en Trípoli también. Creemos que un ejército unido parará esto.”
Pero, sin embargo, los leales a Khadafi son temidos. “No nos mostraron piedad”, dijo Mahammed Qassim, un negociante de 56 años. “Mataron a mujeres y niños. Vi cómo le disparaban a un anciano y ni siquiera estaba participando de las manifestaciones. Le dispararon desde una ventana de los cuarteles del Comité Revolucionario, estaba tirado en la calle y la gente ni siguiera podía ayudarlo porque temía que le dispararan.”
El Comité Revolucionario actuó como los ojos y oídos censores del régimen en la ciudad. Hassan Ibrahimi, señalando a un poster roto de Khadafi tirado entre los escombros, exclamó: “Muammar mantenía a sus espías para mantenernos tranquilos. Bueno, hemos sacado a los espías y nunca más tendremos gente como ellos. Es por eso que este lugar está destrozado. Este es un país rico, deberíamos ser uno de los más ricos del mundo. Pero Muammar gastó el dinero en sus mercenarios y sus espías”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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