Jueves, 14 de julio de 2011 | Hoy
EL MUNDO › VOLARON UN MERCADO DE JOYAS, UNA ESTACIóN DE MICROS Y OFICINAS
Los estallidos causaron 21 muertes y 116 heridos, cifra que puede aumentar con el transcurso de las horas y las tareas de rescate. Las investigaciones apuntan a un proscrito grupo islamista.
Tres ataques aparentemente coordinados y simultáneos dejaron un saldo de 21 muertos en la capital comercial de la India, Bombay. El ataque, que según el gobierno pareciera ser otra ola de atentados a la capital financiera del país, tres años después del ataque de tres días de islamistas radicales, dejó 166 muertos, inclusive dos estadounidenses, que India atribuyó a los combatientes con base en Pakistán.
Cada explosión ocurrió en áreas muy populosas, durante la hora pico de salida de las oficinas. La primera bomba explotó en el Zaveri Bazaar, en el sur de Bombay, un mercado abigarrado lleno de joyeros, especialmente vendedores de diamantes. La bomba fue colocada en una motocicleta en una callecita angosta llena de restaurantes. La segunda bomba fue colocada cerca de una parada de autobús en Dadar. Dadar es una estación de tren clave de la red de trenes suburbana de Bombay, que es usada por millones de personas todos los días. También es un área residencial llena de bazares.
En cuanto a la tercera bomba, explotó en Opera House, una zona de negocios. La bomba detonó cuando la gente abandonaba sus oficinas. Se cree que estaba escondida en un paraguas, según dijo el jefe de policía de Bombay, Arup Patnaik. La policía envió mensajes de texto a todos los usuarios de teléfonos móviles tras las explosiones en los que se leía: “Por favor, tengan cuidado. Quédense en sus casas. Miren los canales de noticias”.
El último informe de víctimas, entregado por Prithviraj Chavan, el máximo funcionario del estado de Maharashtra, donde está ubicada la ciudad de Mumbai, cifra en 21 el número de muertos y en 113 los heridos. La policía india indicó que los atentados fueron causados por artefactos artesanales rudimentarios, similares a los que suelen emplear organizaciones extremistas islámicas.
Si bien nadie se adjudicó hasta ahora el mortífero ataque, las investigaciones apuntan al proscrito grupo clandestino Indian Mujahiddin, al que se le atribuyen diversos ataques en el país y vinculaciones con grupos jihadistas de Pakistán, tales como Lashkar-e-Taiba.
El ministro del Interior, Palaniappan Chidambaram, dijo que los estallidos que causaron 21 muertes y 116 heridos –cifra que puede aumentar con el transcurso de las horas y las tareas de rescate– constituyeron “un atentado terrorista”.
El presidente estadounidense, Barack Obama, condenó en duros términos los ataques, que calificó de “atroces”. “India es un amigo y aliado estrecho de Estados Unidos y ofreceremos apoyo a los esfuerzos de India para llevar ante la Justicia a los autores de estos terribles crímenes”, dijo Obama en un comunicado. Tras recordar su visita a la metrópolis india el año pasado, el mandatario estadounidense destacó la “fuerza y resistencia” del pueblo indio y manifestó su convicción de que el país “superará estos deplorables atentados”.
Ayer, las imágenes transmitidas por canales de TV locales mostraban a decenas de policías, varios de ellos armados, en los sitios donde ocurrieron las explosiones en Mumbai, emplazado en la costa oeste del país, unos 1200 kilómetros al sur de Nueva Delhi, la capital.
“La gente gritaba ‘ayúdenme, ayúdenme’”, le dijo un testigo al canal de televisión Headlines Today. “Era un caos”, dijo otro testigo. Las imágenes de televisión mostraron cuerpos cubiertos de sangre en las calles, mientras los bomberos trataban de apagar el fuego y trasladar a los heridos a las ambulancias. La gente lloraba y gritaba.
El primer ministro indio, Manmohan Singh, condenó los ataques y pidió a los residentes de Bombay que mantuvieran la calma y se mostraran unidos. Por su parte, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, calificó de “cobarde” el atentado de ayer en Bombay y aseguró que Francia se mantiene decididamente al lado de India en su lucha contra el terrorismo. El ministro de Exteriores galo, Alain Juppé, añadió en otro comunicado que “esos atentados salvajes suscitan el horror y la indignación”, y “en estas circunstancias trágicas” envió su pésame y la solidaridad del país hacia los familiares de las víctimas.
Juppé destacó que la lucha contra el terrorismo “es uno de los pilares de la asociación estratégica” entre ambos países e indicó que tal y como subrayó Sarkozy el pasado diciembre, “nada puede justificarlo, y la comunidad internacional debe actuar, ahora más que nunca, para hacerle frente”.
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