EL MUNDO › MEXICO Y LA APERTURA COMERCIAL CON ESTADOS UNIDOS

Otro campo que no aguanta más

Por Antonio Avila*
Desde México

Los vientos de lucha recorren nuevamente el campo mexicano, atrapado en una telaraña de atraso socioeconómico y torpedeado por la apertura casi total del apartado agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus iniciales en inglés), a la cual se oponen millones de campesinos agrupados en el Movimiento el Campo No Aguanta Más y otras organizaciones, que advierten sobre serios riesgos para la estabilidad nacional de no encontrarse una salida a los problemas rurales de México.
En el campo, de acuerdo con líderes agrarios y políticos, se dan la mano la miseria, que reconoce el propio presidente Vicente Fox, los rezagos sociales de todo orden y la ilegalidad, e incluso en algunas áreas de mayor marginación surgen movimientos guerrilleros. La descomposición tiene como origen el paternalismo con que operó políticamente el Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante 70 años y su consumación de una apertura comercial indiscriminada sin que mediaran apoyos a los campesinos y que el pasado 1º de enero alcanzó casi la totalidad de los productos agropecuarios.
Los hombres del campo reclaman al gobierno la revisión del capítulo agropecuario del Tratado que mantiene México con Estados Unidos y Canadá desde 1994, pero Fox dijo que el NAFTA “no es solamente un acuerdo comercial con derechos y obligaciones que hemos asumido como nación, sino que forma parte también de nuestras propias leyes”.
Víctor Suárez, vocero del Movimiento el Campo No Aguanta Más (que agrupa a 12 organizaciones), denuncia que en el medio rural mexicano se da “no sólo el cultivo de estupefacientes, sino también tráfico de especies prohibidas, redes de prostitución, tráfico de órganos humanos, criminalidad, delitos comunes como robos y secuestros. Así como tráfico de personas, de armas, todo ilegal. La ilegalización se da como alternativa de sobrevivencia”. Incluso –dice– hay “focos de oposición armada en diversos lados. El punto es que hay desnutrición, hambre, pobreza, y obviamente en este contexto condiciones para extremistas”.
Las condiciones lacerantes en el campo son reconocidas por Fox, quien admite que “el 13,43 por ciento de la población total (de más de 103 millones de personas) del país se encuentra por debajo de la línea del dólar al día, que es el que marca la pobreza extrema... y en el caso del medio rural, el porcentaje es de 30 por ciento”. Según Suárez, todo esto se da por la “desruralización compulsiva, expulsiones al mejor estilo de las mejores dictaduras soviéticas, ahora son del mercado, del neoliberalismo que ha decidido que deben salir cuatro millones del campo, que sobran, que no son competitivos en el contexto de la globalización”. La cuestión es que el campo mexicano está amenazado por la llegada de artículos agropecuarios de Estados Unidos, cuyos productores reciben anualmente –por un período de cuanto menos una década– subsidios por unos 18.000 millones de dólares, mientras que en México los campesinos obtienen ayudas por unos 3000 millones de dólares, muchos de ellos en planes asistencialistas dirigidos a paliar los problemas del hambre y no a impulsar la productividad.

*De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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