Desde Santiago

La primera jornada del paro nacional de dos días, convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) en Chile, tuvo un epílogo positivo al caer la tarde de ayer. Los seis estudiantes del Liceo A-131 de Buin, en la Región Metropolitana, decidieron terminar con la huelga de hambre que mantenían desde hace 37 días. La información la confirmó Gloria Negrete, una de las huelguistas que fue hospitalizada hace unos días. El precario estado de salud de los otros cinco estudiantes que hasta ayer permanecían en el colegio los obligó a ser trasladados hasta el hospital de la localidad, pero sin riesgo vital. “Nuestros compañeros nos necesitan más afuera que adentro”, afirmó la joven estudiante. El director de ese centro asistencial, Sergio Aguilera, precisó que nunca “se llegó a una fase crítica”, sin embargo se está preparando una completa rehabilitación para evitar secuelas.

En relación con el paro nacional, la jornada comenzó en la madrugada cuando un carabinero recibió un tiro luego de que unos 200 manifestantes atacaran una comisaría en la combativa población La Pincoya, al norte de Santiago. Más tarde, encapuchados levantaron barricadas y encendieron fogatas en Alameda con Arturo Prat, lugar donde se encuentran la casa central de la Universidad de Chile y el Instituto Nacional –el colegio municipal más importante del país– en pleno centro de Santiago. Fuerzas especiales de Carabineros dispersaron a los manifestantes en un cuadro que se repitió durante todo el día en diferentes sectores de la capital y en algunas de las grandes ciudades del país.

Al mediodía, el ritmo habitual de Santiago siguió su curso, aunque se observaba poco transporte colectivo y el subte se vio colapsado en algunos momentos. El comercio, aunque no todo, también decidió cerrar sus puertas.

En ese escenario, el subsecretario del Trabajo, Bruno Baranda, dijo que fueron 10.569 los funcionarios públicos que adhirieron al paro, lo que correspondería a un 5,54 por ciento del total de trabajadores. Por su parte, la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), el gremio empresarial más importante e influyente del país, dijo que más del 90 por ciento de sus empresas trabajó con normalidad.

Desde la otra vereda, Rafael de la Puente, presidente de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), aseguraba que más del 80 por ciento de los servicios públicos se sumaron al paro y denunció al ministro de Hacienda, Felipe Larraín, por enviar un polémico instructivo en el que se ordena a los jefes de servicio dar cuenta de los trabajadores que se ausenten de su trabajo por las movilizaciones.

Desde La Moneda descartaron esa ordenanza, aunque aclararon que sí se descontarán los días no trabajados. “Este tipo de instructivo no lo veíamos desde tiempos de la dictadura”, acusó De la Puente. Por su parte, el presidente de la CUT, Arturo Martínez, les recomendaba a las autoridades “echarse gotitas en los oídos e ir al oculista para ver lo que está pasando en Chile”.

El analista económico y magister en Responsabilidad Empresarial Roberto Valencia explicó que “la poca masividad se debe a que la legislación laboral instaurada por Pinochet y su ministro José Piñera (hermano mayor del actual presidente) impide el pleno derecho a huelga en las empresas de propiedad privada, estableciendo trabas para la formación de sindicatos. Esta es una de las demandas estructurales que exige el sindicalismo chileno desde 1990, pero nada se ha hecho al respecto”.

A esa hora, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, almorzaba en La Moneda con los quince twitteros más influyentes de Chile. La cita fue ampliamente comentada en la propia red social, donde las críticas llegaron a raudales. Más aun ante la negativa del gobierno de no responder a una carta, enviada el martes por los estudiantes, donde explican, otra vez, sus demandas.

Con anterioridad, el jefe de Estado había señalado que las acciones “que intentan paralizar nuestro país, donde desgraciadamente aparecen los encapuchados, no conducen a ninguna parte. Una cosa es una marcha y otra cosa es intentar paralizar el país”.

El día continuó con escaramuzas y enfrentamientos, sobre todo en algunas universidades y el regreso anticipado de los trabajadores a sus casas.

A eso de las 20, el gobierno informó de 348 detenidos, 36 heridos entre carabineros y civiles. A esa hora, las sirenas de las patrullas y las aspas de helicópteros se confundían con un nuevo cacerolazo en protesta principalmente por el sistema educacional chileno –el motor de todo esto– y al cual se le han ido sumando otros reclamos que apuntan principalmente a cambios en la Constitución y al modelo económico imperante.

“El gobierno dice que no pasó nada, pero eso no es así. Mire las calles, están vacías, dígame qué negocio está abierto. A esta hora no se puede avanzar un metro en un día normal y ahora vamos como en avión. Yo lo dejo a usted y me voy a casa”, cuenta Carlos San Martín, chofer de taxi, quien es padre de un ingeniero en informática y de una doctora recién egresados y que deberán pagar un crédito por más de 10 años. “Mañana (por hoy) habrá marcha. Ahí sí que la gente saldrá a protestar, eso se lo aseguro, hay mucho descontento acumulado”, dice Carlos al despedirse. Al cierre de esta edición, se esperaban nuevos enfrentamientos entre manifestantes y carabineros en la víspera del segundo día de paro en Chile.

@chripalma