Desde París

París mantiene la opción militar en Libia, al tiempo que, junto a Londres, abre la fase de la era post Khadafi con una conferencia convocada en la capital francesa para el próximo primero de septiembre. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, recibió ayer a Mahmud Jibril, el primer ministro del Consejo Nacional de Transición (CNT), el órgano que, a finales de febrero, asumió las riendas de los territorios libios en manos de los insurgentes. Al cabo del encuentro con Jibril, Sarkozy confirmó que la intervención militar francesa seguía en pie: “Las operaciones militares cesarán cuando ya no tengan razón de ser, cuando Khadafi y sus secuaces no representen más una amenaza para el pueblo libio”, dijo Sarkozy. El presidente francés se llevó todos los beneficios de la campaña militar libia, incluido el de ver a sus más férreos opositores participar ahora en la etapa diplomática. Sarkozy reveló que China, Rusia y la India –los más críticos ante la intervención militar de la coalición– estarían presentes en la conferencia de septiembre. Por ejemplo, China aún no reconoció a los insurgentes libios como autoridades legítimas de Libia. La fecha elegida por París para la conferencia, el primero de septiembre, es todo un símbolo, por cuanto corresponde al día en que Muammar Khadafi llegó al poder en 1969. Sarkozy declaró ayer que esta conferencia internacional “para ayudar a la Libia libre de mañana” se realizaba para “mostrar que pasamos al futuro”.

La cumbre de París entre los “amigos de Libia” sigue a la que se lleva a cabo en Doha y la que se celebra hoy en Estambul. La reunión de Doha está consagrada a la asistencia humanitaria de urgencia que necesita Libia. Las necesidades están evaluadas a unos dos mil quinientos millones de dólares. Washington ya adelantó que estaba por desbloquear entre mil y mil quinientos millones de dólares correspondientes a los haberes libios congelados por una resolución de la ONU el pasado 26 de febrero. París y Londres indicaron que trabajaban en esa dirección a fin de que el Consejo de Seguridad de la ONU, que se reúne esta noche, apruebe una nueva resolución para liberar esos haberes y entregárselos a los rebeldes.

El responsable del CNT salió en las últimas horas a dar garantías de una transición democrática. Mustafa Abdeljalil, el ex ministro de Justicia de Khadafi y actual presidente del Consejo Nacional de Transición, prometió ante la prensa que si lo nombran presidente de Libia sólo ocuparía esa función de forma temporaria, es decir, según explicó, “hasta la organización de las elecciones”. El responsable fijó un plazo irrealista de ocho meses para la celebración de las elecciones. En un país donde hace 42 años no existe la más mínima institución de base democrática, ocho meses parece un sueño. Mustafa Abdeljalil había dicho antes al diario italiano La Repubblica que el CNT “quiere un gobierno democrático y una Constitución justa. No queremos más estar aislados del resto del mundo como ocurrió hasta ahora”. En lo que atañe a Khadafi, el dirigente del CNT declaró al mismo diario que el coronel y su “banda debían ser juzgados en el marco de un proceso equitativo que debe llevarse a cabo en Libia”. Por lo pronto, Mustafa Abdeljalil reconoció que “el régimen de Muammar Khadafi no se habrá acabado hasta que el coronel no sea capturado”. Los dirigentes del CNT admitieron que no dormirán tranquilos hasta no dar con Khadafi. Según declaró Abdeljalil, “el comportamiento de Khadafi nos hace temer una catástrofe”.