La presidenta Dilma Rousseff debió enfrentar la primera protesta contra su política económica con 20.000 militantes marchando por las calles de Brasilia (foto). La movilización produjo caos en el tránsito de la capital brasileña y fue convocada por la Coordinación Nacional de Luchas (Conlutas) y por la Asamblea Nacional de Estudiantes Libres (Anel) y reunió a militantes de 15 entidades de la sociedad civil. El Movimiento Sin Tierra (MST) comenzó la semana con cierres de rutas y ocupación de fincas y oficinas públicas para exigir la reforma agraria. Según el líder campesino Joao Paulo Rodrigues, coordinador del MST y de Vía Campesina, la manifestación tuvo como objetivo reclamar al gobierno y al Congreso la concreción de las demandas que son derecho de los trabajadores del campo y de la ciudad. Las reivindicaciones del movimiento incluyen, entre otros temas, destinar un 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a asegurar educación pública y gratuita para los brasileños, dictar una reforma laboral que incluya la reducción de la jornada sin disminución de salarios, la prohibición del uso de agrotóxicos en la agricultura y la tan demandada reforma agraria. “Esta unidad es una importante demostración de fuerza del conjunto de la clase trabajadora, que sale a las calles contra ese modelo que otorga privilegios a los bancos y al agronegocio”, expresó Rodrigues.