El Estado Islámico de Irak (ISI), que engloba a varias organizaciones vinculadas con Al Qaida, reivindicó ayer la oleada de atentados que dejó 38 muertos el jueves en Irak, en un comunicado colgado en la página de Internet jihadista Honein. Decenas de bombas y bombardeos en siete provincias diferentes mataron a 38 personas e hirieron a más de 170 el jueves, en el ataque más mortífero en Irak desde el 20 de marzo, cuando 50 personas murieron y 255 resultaron heridas en ataques también reivindicados por Al Qaida.

“Una parte de los esfuerzos de seguridad y militares del Estado islámico se movilizó para una nueva oleada (de ataques) (...), otro jueves sangriento contra apóstatas y en operaciones simultáneas contra los servicios de seguridad y del ejército”, indica el comunicado.

El grupo sunnita vinculado con Al Qaida realizó ayer operaciones simultáneas contra comisarías y responsables de fuerzas de seguridad, así como del gobierno liderado por el primer ministro chiíta Nuri Al Maliki.

“Les aseguramos que esta invasión es sólo el inicio de lo que los espera en los próximos días, y una etapa en una serie sagrada que se ha lanzado y no se detendrá hasta que Dios elija entre nosotros y los chiítas”, agrega dicho texto.

Las bombas golpearon contra diferentes zonas de la capital y en las provincias del norte de Irak, evidenciando la amenaza que Al Qaida y otros grupos siguen representando para las fuerzas de seguridad luego de la retirada de las tropas estadounidenses el 18 de diciembre de 2011. El ministro de Sanidad de Irak salió ileso de un intento de asesinato con una bomba que explotó al paso de un convoy, suceso en el que fallecieron dos de sus guardaespaldas. En cuanto a los ataques registrados en Salahedin, la detonación de dos coches bomba causó el deceso de cinco personas en distintos puntos de la ciudad de Samarra, mientras que un soldado iraquí falleció en otra explosión cerca de un puesto de control en la zona de Al Ishaqui.

“Los ataques fueron en respuesta a diferentes oleadas de detenciones y la ocupación y confiscación de tierras en las zonas sunnitas, especialmente en Bagdad y sus alrededores”, indica el comunicado. Según el ISI, el principal objetivo al que sus ataques apuntan son las fuerzas de seguridad y funcionarios del gobierno.

El ISl de Irak es responsable de los más sangrientos atentados registrados en Irak en los últimos años. Se trata de un conglomerado de grupos radicales islámicos formado en el 2006 y vinculado con la red que lideraba el asesinado Osama bin Laden. El mes pasado se adjudicó decenas de ataques que dejaron al menos 52 muertos en todo Irak antes de una cumbre de la Liga Arabe en Bagdad.

Las elevadas tensiones entre chiítas, sunníes y kurdos en el gobierno de coalición desde la retirada estadounidense generaron el temor a un nuevo estallido de la violencia sectaria que llevó a Irak al borde de la guerra civil entre 2006 y 2007. Desde entonces Irak es menos violento, pero todavía ocurren ataques y asesinatos a diario, a menudo contra áreas chiítas y fuerzas de seguridad locales.

Actualmente vive un repunte de la violencia desde la retirada de los soldados estadounidenses el 18 de diciembre pasado y la emisión, un día después, de una orden de arresto contra el vicepresidente sunnita, Tareq Al Hashemi, por supuestos delitos de terrorismo.

Esa orden de detención desencadenó una profunda crisis política, agravada por los numerosos atentados perpetrados contra objetivos chiítas y contra los cuerpos de seguridad. A todo esto, el gobierno de Irak culpó a grupos terroristas vinculados con Al Qaida de intensificar los ataques para ganar visibilidad mediática y respaldo financiero.