Jueves, 10 de mayo de 2012 | Hoy
EL MUNDO › EL TRADICIONAL DISCURSO EN EL QUE LA MONARCA ENUMERA EL PROGRAMA QUE SU GOBIERNO ADOPTARá EN EL AñO LEGISLATIVO
Con la clásica pompa que rodea la ocasión, su majestad leyó el programa legislativo del gobierno conservador en el Parlamento. Prometió una flexibilización laboral, una reforma al sistema de pensiones y crear una fuerza estilo FBI.
Por Marcelo Justo
Desde Londres
Para la recesión nada mejor que un poco más de ajuste y una capa adicional de mano dura. El primer ministro David Cameron hizo girar a la reina Isabel II ligeramente a la derecha en el “Queen’s Speech”, el tradicional discurso en el que su majestad, Isabel II, enumera el programa gubernamental que “su” gobierno adoptará en el año legislativo.
Con la clásica pompa que rodea la ocasión, que pone en escena el pacto que el Parlamento selló con la monarquía en el siglo XVII, por el que el “rey reina pero no gobierna”, la electa Cámara de los Comunes se desplazó a la no electa Cámara de los Lores, donde la reina Isabel II anunció a los diputados las medidas que “sus” ministros adoptarían. “La prioridad de mis ministros es reducir el déficit, restablecer la estabilidad económica y crear las condiciones que permitan la recuperación económica”, leyó la reina.
La monarca, que ha leído programas legislativos de gobiernos conservadores y laboristas desde la década del ’50, prometió en esta oportunidad una flexibilización del mercado laboral “que dé a los empresarios más confianza a la hora de emplear gente”, una reducción de la regulación para facilitar la inversión privada y una reforma de la pensión estatal. En términos de la agenda favorita de gobiernos en problemas, la Seguridad (“Law and Order”), el gobierno de su majestad impulsará la creación de una agencia similar al FBI para combatir simultáneamente el crimen organizado, el abuso sexual, la explotación infantil, el cibercrimen y reforzar la seguridad fronteriza.
El problema del gobierno es que no le ha quedado mucho margen para girar por derecha. En los primeros dos años, la coalición lanzó una gigantesca reforma del Estado que contempla la eliminación de 700 mil puestos y la reducción de 130 mil millones de dólares del gasto público, una semiprivatización de la educación universitaria y una profunda reestructuración del sistema de bienestar social, además de abrir las puertas para una futura privatización del sistema de salud. El margen para una nueva agenda se achicó no sólo porque más a la derecha se encuentra un neoliberalismo excéntrico sino también por la dura derrota sufrida por la coalición en las elecciones municipales del jueves pasado y los nuevos vientos que soplan en Europa.
Una medida del impacto de la elección de François Hollande fue la aparición conjunta del primer ministro Cameron junto a su vice, el liberaldemócrata Nick Clegg, en una fábrica de tractores, en Essex, el martes. En un intento de ampararse en la magia del lenguaje, Cameron señaló que no había que hablar de “austeridad” –una palabra favorita del vocabulario triunfalista de la coalición en los primeros dos años de gobierno– sino de “eficiencia”. Sin sonrojarse, el primer ministro comparó su gobierno con el de Hollande. “Su programa para reducir el déficit no es demasiado diferente del nuestro. Es un mito pensar que en el resto de Europa están gastando mucho más que nosotros. Todos tenemos que lidiar con el déficit”, remarcó.
Estas elecciones ya se empiezan a sentir en los planes gubernamentales. En el discurso de la reina, el gobierno propuso una reforma de la Cámara de los Lores para convertirla en algo similar a un senado. Esta medida, resistida por el sector más derechista de los conservadores, era esencial para asegurar el acuerdo de los liberaldemócratas y la estabilidad de la coalición, pero según la mayoría de los medios británicos, la mecánica parlamentaria es tan complicada que terminará como otros intentos truncados de reformar a los lores. La derecha conservadora dejó en claro que se opondría a su aprobación en la Cámara de los Comunes.
Según la oposición laborista, el discurso de la reina muestra que el gobierno “no tiene ni idea de cómo solucionar los problemas que afectan a los británicos”. Los gremios estatales convocaron a una huelga contra la reforma de pensiones y a una manifestación en la que participarán unos 20 mil policías de Inglaterra y Gales, que consideran que los cortes apuntan hacia una privatización de la policía “con desastrosas consecuencias”. Si a este panorama se le agregan las revelaciones que traerán las sesiones de la Comisión Leveson, que investiga la relación entre el mundo político y los medios, este jueves y viernes se puede anticipar que el relanzamiento del gobierno luego de la derrota electoral de la semana pasada no tendrá larga vida.
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