Por tercera vez en la semana, miles de españoles se congregaron ayer en Madrid, cerca del Congreso. Reiteraron su exigencia de renuncia del presidente Mariano Rajoy y el fin de la política centrada en el ajuste.

La protesta de ayer coincidió con la presentación del Presupuesto 2013, que el gobierno remitió al Congreso, y que incluye el mayor ajuste de la democracia, equivalente a unos 40 mil millones de euros, importe similar al que España debe pagar por su deuda. De la misma forma que en los días anteriores, más de mil policías rodearon las inmediaciones de la Cámara baja, donde a su vez se dispusieron vallados de seguridad para impedir el paso hacia el edificio del Parlamento. Los manifestantes comenzaron a concentrarse por la tarde en la Plaza de Neptuno, animados por la misma plataforma ciudadana, “25-S. Rodea el Congreso”, nacida del movimiento de los indignados, que organizó la protesta del martes a través de las redes sociales. “¡Dimisión, dimisión!” corearon al unísono y entre silbidos varios miles de personas, mucho de los cuales aseguraron no conformarse con la renuncia de Rajoy y reclamaron la disolución de las Cortes Generales –el Parlamento– para abrir un proceso Constituyente. “Primero necesitamos que se vayan todos y, a partir de ahí, queremos poder decidir a través de un proceso constituyente cómo queremos vivir”, dijo Marcos Monero Martín-Apudia, un madrileño de 43 años en plena protesta. “El pueblo no puede más, la situación es la que es y la gente comprende que el modelo del neoliberalismo no es la respuesta”, apuntó el hombre que se encuentra desocupado.

Fue aumentando durante el día el número de asistentes, en su mayoría jóvenes que portaban pancartas con la palabra “No”, en referencia a los recortes. “¡No es una crisis, es una estafa!”, “¡Manos arriba esto es un atraco!” o el ya famoso “Que no, que no, que no nos representan”, fueron algunas de las consignas coreadas por los concurrentes. “El que no bote (salte), apoya los recortes”, cantaban también los concentrados. Entre los manifestantes circuló una gran pancarta con el dibujo de un león y la frase “Rodea el Congreso, actúa sin miedo”.

La Delegación del Gobierno de Madrid afirmó que la convocatoria de ayer era ilegal porque no fue comunicada, y que habían llegado a la capital grupos “antisistemas”. Pero los indignados de Madrid siguen en lucha, y lo hicieron acompañados por protestas en una veintena de ciudades españolas y Europeas, como Londres, París, Amsterdam, Bruselas y Berlín.

También en Portugal y en Italia, donde miles de personas salieron a las calles ayer contra los recortes.

La nueva protesta fue convocada después de que la policía reprimió el martes con dureza una primera concentración que reunió a unas 10 mil personas –6 mil según el gobierno– en la plaza Neptuno, a unos 200 metros del Congreso de los Diputados de Madrid, y que terminó con 64 heridos y 35 detenidos. Al día siguiente, los manifestantes regresaron, aunque en menor número, y tras varias horas de protesta pacífica fueron igualmente dispersados por la policía, que efectuó otras tres detenciones. La actuación del martes de los agentes antidisturbios fue respaldada sin matices por el gobierno y criticada por las fuerzas opositoras, que incluso reclamaron una investigación para determinar si hubo abusos así como infiltrados de la propia policía entre las personas que lanzaron objetos a los antidisturbios, lo que detonó una de las cargas. En las redes sociales circularon en los últimos días las imágenes de los policías reprimiendo a manifestantes en los andenes de la estación de trenes de Atocha así como la de un agente de civil pidiendo a sus compañeros que no le pegaran en plena represión. La policía acusó a las personas detenidas el pasado martes de un delito contra las instituciones del Estado, penado con hasta un año de prisión, pero la Audiencia Nacional lo desestimó. Ahora un juez de Madrid estudia inhibirse para que se les impute ese delito.

En este contexto, el ministro español de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, presentó ayer ante los legisladores el Presupuesto 2013 al que consideró como “de austeridad”. Según se desprende de los números del Presupuesto, respetar lo que imponen los socios europeos es lo primero y, de este modo, el pago de intereses de la deuda pública se llevará casi el doble de lo que se invertirá para afrontar la atroz crisis de desempleo. España atraviesa desde el 2008 una profunda crisis que hizo caer la economía y provocó una gran destrucción de puestos de trabajo hasta elevar la tasa de desempleo a más de cinco millones de personas, casi el 25 por ciento de la población activa, cifra que incluso alcanza un 50 por ciento entre los jóvenes. En las últimas semanas, los mercados mundiales estuvieron muy pendientes de la delicada situación de España y desconfían de su capacidad para hacer frente a sus obligaciones de pago.