Con protestas fuera del Parlamento, el Presupuesto del 2013, con el que Portugal espera cumplir las exigencias de su rescate financiero, superó ayer la primera votación parlamentaria. En medio de una lluvia de críticas de los partidos de izquierda, la medida recibió el respaldo de la mayoría absoluta de la coalición conservadora de gobierno.

Miles de personas se reunieron frente al Congreso luso para protestar contra la austeridad. La manifestación, organizada por la federación sindical CGTP y la iniciativa “Al Diablo con la troika (de acreedores)”, creada en la red social Facebook, es una muestra más del creciente descontento popular: La Asamblea Legislativa dio luz verde al proyecto, que será discutido en otros debates y comisiones para pasar, en noviembre, a la votación final. De esta iniciativa se desprende que en el 2013, Lisboa tiene planeado aumentar no sólo el impuesto a la renta sino también subir los impuestos sobre los inmuebles, los vehículos, el tabaco y la gasolina. Se prevé una reducción de las jubilaciones hasta un diez por ciento y de los gastos para el subsidio al desempleo y a la enfermedad. El sector de la salud, entretanto, recibirá un 17 por ciento menos de dinero.

El opositor Partido Socialista votó en contra con el argumento de que las nuevas medidas de ajuste serán negativas para la economía y aumentarán aún más el desempleo y la recesión. El Partido Social Demócrata, que tiene 108 diputados, presentó el Presupuesto como la única vía para que Portugal supere sus problemas financieros y mantenga el respaldo internacional.