EL MUNDO
Los reguladores quieren aumentar tarifas, Lula no quiere inflación
El presidente de Brasil, Lula da Silva, defendió la reforma al sistema previsional, aunque advirtió que no lo privatizará. No estuvo de acuerdo con el aumento de una sola vez de la tarifa telefónica.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, salió a defender su política en materia económica. Aseguró que no va a privatizar el sistema de pensiones e insistió en la necesidad de reformar ese sector. Y según el ministro de Comunicaciones, Niro Teixiera, “Lula estuvo en desacuerdo con los índices” anunciados sobre un aumento de tarifas telefónicas. Teixiera y el titular del organismo regulador de las telecomunicaciones (Anatel), Luiz Guilherme Schymura, polemizaron ayer por la autorización del ente al aumento de tarifas telefónicas entre el 25 y el 40 por ciento en lugar de establecer subas en dos etapas como era la idea original del gobierno brasileño. De fondo, está la batalla del gobierno contra la inflación.
El jueves Anatel autorizó a las operadoras telefónicas a reajustar el costo del servicio a partir del próximo domingo, lo que provocó la reacción del ministro de Comunicaciones, quien aseguró que el presidente no está de acuerdo con la medida. A su vez, el Banco Central estimó que el impacto del incremento tarifario en la inflación de julio sería de 0,56 por ciento. Schymura, que preside Anatel, declaró que de acuerdo con los contratos con los operadores “no había otra cosa por hacer”. Agregó que la Anatel optó por no dividir el incremento tarifario (en dos cuotas) porque, según dijo, el consumidor resultaría perjudicado. “Si es dividido el reajuste, las empresas pasarían al consumidor residencial el reajuste integral de 28,75 por ciento”, justificó Schymura.
La preocupación del gobierno, de acuerdo con los ministros de Hacienda, Antonio Palocci, y de Planeamiento, Guido Mantenga, es el impacto que el aumento pueda tener en el comportamiento de la inflación, el principal frente de lucha de la política macroeconómica del Ejecutivo. “Tenemos un sector de precios administrados que tienen una gran presión inflacionaria. Una parte de la economía está indexada y eso es muy malo para el país”, dijo Mantenga. Por su parte, el ministro Palocci, aunque no criticó el hecho de que el incremento se hubiera producido de una sola vez, reconoció que “lo que tiene más impacto en la inflación es el costo de la telefonía domiciliaria”, segmento en el cual el reajuste que podría haber sido del 38,5 por ciento se autorizó hasta el 25 por ciento.
El mandatario brasileño intervino en una reunión de concejales y diputados de su Partido de los Trabajadores y declaró que “no queremos privatizar las pensiones, lo que no queremos es que haya privilegios”, poco antes de viajar a Colombia para asistir a la cumbre de la Comunidad Andina de Naciones (CAN). En un improvisado y firme discurso, Lula exhortó además a sus copartidarios a “no sentir vergüenza de estar a favor de las reformas” a las pensiones y fiscal, propuestas por su gobierno en el Congreso. Respecto del proyecto de ley para reformar las pensiones, Lula pidió al Congreso que no modifique el punto que grava en 11 por ciento las pensiones de los empleados públicos superiores a los 370 dólares mensuales, que se ha constituido en el aspecto más polémico y rechazado por los trabajadores.
Lula aseguró además que la reforma tampoco pretende afectar a los profesores universitarios con la propuesta de que se jubilen a los 60 años de edad. “Al querer que un profesor universitario se jubile a los 60 años, no queremos castigarlo, lo que queremos es mantener la inteligencia en la que Brasil invirtió”, sostuvo. Al aludir a la oposición a la reforma de pensiones de un sector radical del PT, Lula aseguró que “está loco por debatir la reforma, pero el presidente no puede estar metido en todo”, justificó. Sin embargo, agregó que le gustaría debatir algunos discursos que ha escuchado en contra de la reforma. “Para mí, cuanto más radical, mejor”, puntualizó. El líder del PT aseguró que su gobierno tampoco quiere tasas de interés altas, como las actuales (26 por ciento mensual), pero que primero tiene que controlar la inflación para luego reducir el tipo de interés, fijado por el Banco Central. “Necesitamos hacer que el sistema financiero baje los intereses y gane dinero invirtiendo en otras cosas y no apenas comprando títulos del gobierno”, señaló Lula, con un pie en el avión.