Martes, 13 de agosto de 2013 | Hoy
EL MUNDO › LA DICTADURA TEMíA UN POSIBLE CONFLICTO CON ARGENTINA Y QUE éSTA DETONASE UN ARTEFACTO NUCLEAR
Archivos secretos desclasificados de las Fuerzas Armadas develaron que el dictador Ernesto Geisel admitió la posibilidad de que Brasil construya la bomba dentro de su política nuclear. Fue un factor de roce con la administración Carter.
La dictadura que asoló Brasil entre 1974 y 1979 pensó en desarrollar una bomba atómica, según documentos desclasificados por el gobierno de ese país. “Archivos secretos del Estado Mayor de las Fueras Armadas muestran que el ex presidente Ernesto Geisel admitió la posibilidad de que Brasil construya su bomba atómica dentro de su política nuclear”, publicó el diario Estado de Sao Paulo. Así lo hizo saber el propio mandatario de facto durante una exposición ante el Alto Comando de las Fuerzas Armadas pronunciada el 10 de junio de 1974, apenas tres meses después de haber tomado posesión de su cargo, en la que el oficial insta a los militares a poner en marcha esa idea, según lo revelan los papeles divulgados ayer por el matutino brasileño.
En su intervención, el general Geisel refirió la importancia de contar con desarrollo propio de tecnología nuclear para fines pacíficos y también para la defensa nacional, tras lo cual suscribió acuerdos con Alemania para la construcción de plantas atómicas. La política nuclear del dictador brasileño fue recibida con reservas por parte de Estados Unidos y se convirtió en uno de los factores que causaron roces diplomáticos con Washington, agravados durante el mandato de James Carter, que asumió la presidencia en 1977.
Durante su exposición, Geisel admitió la preocupación del gobierno militar por el desarrollo de un ensayo con una bomba nuclear realizado por India en aquella época y por la posibilidad de que Argentina, país con el que Brasil temía un posible escenario de conflicto, también pudiese detonar un artefacto atómico. “La explosión de una bomba nuclear por India provocó conmoción mundial y tenemos que considerar la hipótesis de que, en un futuro no lejano, Argentina también pueda detonar la suya. Evidentemente eso genera inquietud entre nosotros y todos indagan cuál será la posición de Brasil ante esa situación”, aseguraba el mandatario ante los mandos militares.
En ese entonces, el dictador consideraba que ante esas preocupaciones era necesario desarrollar una tecnología destinada a la utilización de la explosión nuclear para fines pacíficos, “lo que nos permitiría, incluso, si fuera necesario, disponer de nuestra propia arma”. El acta del encuentro divulgado por O Estado formaba parte de un conjunto de documentos del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas que se mantuvieron en reserva hasta que fueron desclasificados recientemente por el Archivo Nacional.
El general brasileño argumentó que no podía dejar de referirse, durante la reunión con el Alto Comando militar, a la política nacional para el uso de energía nuclear, debido a sus “importantes reflejos sobre la seguridad nacional”. El oficial manifestaba de ese modo su temor a que Brasil fuese relegado en la carrera armamentística nuclear tanto para fines económicos, abocada a la generación de energía, así como también en el campo militar.
El dictador brasileño recordó además que en años anteriores su país había mantenido cierta preocupación por preservar una relativa libertad de acción en ese campo del desarrollo de energía. Asimismo, manifestó que los gobiernos que le precedieron nunca renunciaron al derecho de realizar una explosión nuclear para fines pacíficos ni quisieron suscribir al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, pese a las fuertes presiones ejercidas por las potencias atómicas.
Igualmente dijo que Argentina contó con una relativa facilidad para encontrar uranio, lo que, en su opinión, dejó a esta nación en una situación más favorable para desarrollar armas nucleares. En este mismo sentido, Geisel advirtió que el país vecino había optado por utilizar el sistema de agua pesada para las centrales de generación de energía nuclear, en lugar del sistema de uranio enriquecido. “La solución adoptada, aunque es mucho menos económica, permite obtener considerables cantidades de plutonio, que puede servir para construir el arma nuclear”, enfatizó el general.
En ese marco de conflicto inminente, Geisel fue más allá y también anunció la necesidad de revisar el concepto estratégico nacional formulado con anterioridad a su gobierno para que se admitiera la hipótesis de una guerra continental involucrando a Argentina.
Brasil comenzó a desarrollar su programa nuclear en 1976 con un acuerdo firmado con Alemania para construir tres plantas nucleares de generación eléctrica. Pese a que el país sólo suscribió el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares en 1998, era signatario, no obstante, desde 1968, del Tratado de Tlatelolco, que vetó finalmente las armas nucleares en América latina. En la Constitución de 1988, redactada tres años después del fin de los gobiernos militares, Brasil renunció a la posibilidad de desarrollar armas nucleares.
Otros archivos desclasificados conocidos recientemente dieron a conocer que la dictadura de Juan Carlos Onganía cedió bombas de napalm y otros armamentos al gobierno militar de Bolivia para combatir a la guerrilla comandada por el argentino Ernesto “Che” Guevara. Así se desprende, también, de archivos de la dictadura brasileña desclasificados recientemente y que develaron la construcción de una red de espionaje ante una hipótesis bélica con Uruguay, Argentina y Paraguay.
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