EL MUNDO › APARECIO MUERTO DAVID KELLY, ACUSADO DE DIVULGAR INFORMACION COMPROMETEDORA
Cómo suicidar a un experto muy incómodo
David Kelly, microbiólogo del Ministerio de Defensa británico, había sido acusado por el gobierno de ser la fuente de la BBC para poner en cuestión los informes oficiales sobre las armas de Irak. El lo negó. Ayer apareció muerto, lo que deteriora más a Tony Blair.
Por Marcelo Justo
Página/12
en Gran Bretaña
Desde Londres
Como en las mejores novelas de espionaje de John Le Carré, apareció ayer en misteriosas circunstancias el primer cadáver del escándalo sobre los servicios de inteligencia de Gran Bretaña y las armas de destrucción masiva en Irak. El atribulado gobierno británico prometió una investigación judicial independiente si se confirma que el cuerpo hallado en una zona boscosa de Oxford es el de David Kelly, un asesor del Ministerio de Defensa sobre el programa de armas de Irak. Sobre este dato parecían caber pocas dudas al cierre de esta edición. El comisario a cargo de la investigación, Dave Purnel, aclaró ayer que “la identificación formal del cadáver que hemos hallado no se hará hasta mañana”, pero que el cuerpo sin vida en los bosques de Oxford “corresponde a la descripción que tenemos del doctor David Kelly” y que “nuestros pensamientos deben estar con su familia”. Por si cupiera alguna duda, el gobierno ya nombró a un juez, Lord Hutton, para que encabece la investigación, siempre y cuando por supuesto, la policía confirme el dato hoy.
Microbiólogo del Ministerio de Defensa, David Kelly trabajó con los inspectores de la ONU para Irak entre 1994 y 1999, pero saltó a la notoriedad pública esta semana cuando compareció ante el Comité de Relaciones Exteriores del Parlamento en torno a la polémica sobre las armas de destrucción masiva en Irak. En su deposición ante el comité parlamentario, Kelly reconoció que había hablado con el corresponsal en temas de defensa de la BBC, Andrew Gilligan, una semana antes de que el periodista afirmara en uno de los programas radiales más escuchados del país que “un alto funcionario” le había asegurado que el gobierno infló el primer dossier de los servicios secretos sobre el programa de armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, para justificar la guerra contra Irak. Este martes Kelly negó terminantemente que él fuera la fuente citada por el periodista en su informe.
Las afirmaciones de Gilligan el pasado 29 de mayo se han transformado en una bola de nieve que amenaza con enterrar al gobierno. En su momento, la oficina del primer ministro las negó categóricamente, pero en un artículo publicado en el Daily Mail dos días más tarde, el 1º de junio, el periodista de la BBC acusó directamente al portavoz del primer ministro Tony Blair y director de comunicación de Downing Street, Alastair Campbell, de ser el responsable de que el mandatario británico afirmara ante el Parlamento que el líder iraquí podía usar su arsenal de armas químicas y biológicas “con sólo 45 minutos de previo aviso”.
La polémica motivó una investigación del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Comunes que se expidió hace dos semanas criticando duramente al gobierno por el segundo dossier sobre armas en Irak, presentado en febrero y copiado en parte de una vieja tesis de posgrado, pero eximiéndolo de la acusación que había hecho la BBC sobre los famosos “45 minutos” .
Ultimos días de la víctima
Parcialmente exonerado por el comité, el gobierno redobló esta semana su ofensiva contra la BBC, a la que exigió que se disculpara públicamente de las afirmaciones que había hecho sobre Alastair Campbell y el dossier de septiembre. En este contexto se produjo la declaración de David Kelly ante la comisión que seguía con su investigación sobre el tema. Según el presidente de la comisión, el laborista Donald Anderson, el científico parecía tener la “situación bajo control”.
Al otro día de su presentación ante el comité, el miércoles, el primer ministro Tony Blair dijo ante la Cámara de los Comunes que la BBC debía aclarar si Kelly fue o no su fuente de información. El jueves, el periodista Andrew Gilligan declaró ante el comité, pero se negó a revelar el nombre del “alto funcionario” que le había informado sobre la presunta manipulación gubernamental de los informes de los servicios secretos sobre Irak.
Ese mismo día, a las tres de la tarde, Kelly salió a dar un paseo y no volvió a aparecer. A las 23.45 la familia reportó el caso a la policía. Ayer por la mañana la policía halló un cadáver a unos ocho kilómetros de su casa, en un paraje por el que el doctor solía caminar. Según la policía, la descripción del cuerpo sin vida correspondía a la de David Kelly, pero por una razón aún no explicitada, recién hoy se confirmará oficialmente si se trata del científico del Ministerio de Defensa. Para añadir leña a la hoguera de especulaciones que amenaza al gobierno de Tony Blair, la policía indicó que trataba esta muerte como un hecho “no explicado” hasta que llegaran los resultados del post-mortem.
Por el momento, las hipótesis parecen inclinarse más hacia la posibilidad de un suicidio que de un asesinato o un accidente. Según un periodista amigo de la familia, Tom Mangold, la esposa del científico, Jane, lo describió como muy molesto por la sesión ante el Parlamento. “Ella me dijo que él había estado bajo considerable tensión, que él estaba muy, muy molesto por lo que pasó en la comisión”, dijo Mangold. Según estas versiones, David Kelly se sintió muy afectado cuando los diputados de la comisión lo calificaron de “insignificante” y “chivo expiatorio” del gobierno, que servía de escudo para proteger de su responsabilidad a altos funcionarios del gobierno. Que de ahí se haya suicidado solo por esta razón, es algo que probablemente pocos crean en Gran Bretaña.
La desaparición y posible muerte de Kelly ha potenciado dramáticamente la saga sobre las armas de destrucción masiva en Irak. Un portavoz del primer ministro, que se hallaba a bordo de un avión camino a Tokio cuando se enteró del hecho, expresó la “consternación” de Tony Blair por el caso y señaló que “si se confirma la muerte el Ministerio de Defensa realizará una investigación judicial independiente, presidida por un juez con acceso a todos los documentos del gobierno”
Lo cierto es que la golpeada credibilidad del gobierno británico sufrirá un nuevo embate con este hecho. “El impacto que tendrá esto es impredecible”, indicó el analista político Chris Moncrieff. A sólo un día que el primer ministro declarara con aire triunfal en Estados Unidos, que la “historia nos absolverá incluso si no se hallan armas de destrucción masiva en Irak”, está cada vez más claro que Tony Blair necesitará primero la absolución de sus contemporáneos para llegar al fin de su mandato en el 2006.