EL MUNDO › EL “POST” DIJO QUE POWELL RENUNCIA, EL LO NIEGA

¿Se bajará o no en el 2004?

Por Enric González *
Desde Washington

Colin Powell abandonaría la Secretaría de Estado en enero de 2005, cuando concluya el actual mandato de George W. Bush. Según el diario The Washington Post el subsecretario de Estado, Richard Armitage, dijo que ambos se bajarán de sus cargos aunque Bush ganara la reelección. Los portavoces del Departamento de Estado negaron que la decisión de Powell hubiera sido formalmente comunicada a la Casa Blanca. Y el jefe de la diplomacia estadounidense lo negó a Radio Sawa –una emisora árabe patrocinada por el gobierno de Estados Unidos–.
En realidad, Bush sólo se decidió a presentarse como candidato a la presidencia cuando Powell dejó claro que, por razones familiares (su esposa detesta la atención del público), él no participaría en la carrera electoral. El general en la reserva y ex jefe de Estado Mayor sigue siendo muy apreciado por los estadounidenses, aunque, paradójicamente, su moderación ha contribuido a aislarlo dentro de un gobierno en el que dominan los ultraconservadores. Antes de los atentados del 11 de septiembre llegó a especularse con la posibilidad de que dimitiera.
Pero Powell, que se define a sí mismo como “un soldado”, ha repetido varias veces que seguiría en su puesto mientras ese fuera el deseo del presidente. Según el Post, se sentiría libre de su compromiso tras las elecciones de noviembre de 2004. Por otro lado, seguiría con una tradición: ningún secretario de Estado ha encadenado dos mandatos en tiempos recientes. El Post señaló que el secretario de Estado sólo invocó razones personales para justificar la decisión ante Bush, y descartó que quisiera abandonar por desavenencias políticas. No obstante, el secretario de Estado fue quien argumentó ante la ONU sobre la amenaza de las supuestas armas iraquíes.
El artículo se refirió a los posibles sustitutos de Powell. El más obvio sería Condoleezza Rice, consejera de Seguridad Nacional y muy próxima a Bush. Rice conoce bien la diplomacia, cuenta con la confianza del presidente y ostenta un papel protagonista en la crisis de Medio Oriente. Tiene el inconveniente de no haber manejado nunca una burocracia tan grande como la del Departamento de Estado. Y sus amigos creen que, en el futuro, preferiría abandonar Washington para convertirse en gobernadora de California. Un segundo aspirante, que valdría tanto para el Departamento de Estado como para el puesto de asesor de Seguridad Nacional, sería Paul Wolfowitz, subsecretario de Defensa e ideólogo del Pentágono. Wolfowitz, cabecilla de los neoconservadores que patrocinaron la invasión de Irak, cuenta con el apoyo de los sectores más derechistas. Otro candidato, autoproclamado a gritos, es Newt Gingrich, que fue líder de la Cámara de Representantes en los ‘90 y uno de los más feroces enemigos de Clinton.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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