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Los partidos colombianos comenzaron a pensar hoy en las alianzas para las elecciones presidenciales de mayo próximo, un día después de unas legislativas en las que el oficialismo retuvo las mayorías parlamentarias y se mostraron las debilidades del sistema electoral.

El Partido de Unidad Nacional (Partido de la U), al que pertenece el presidente Juan Manuel Santos, se mantuvo como primera fuerza en el Senado, con 21 escaños, que sumados a los 17 del Partido Liberal y a los 9 de Cambio Radical, sus aliados, le permiten alcanzar una mayoría simple de 47 curules de los 102 de la Cámara alta, según datos oficiales con el 98,4 por ciento del escrutinio completado.

En la Cámara de Representantes (baja), el panorama es más claro para la coalición Unidad Nacional, pues el Partido de la U obtiene 37 escaños, que sumados a los 39 de los liberales y a los 16 de Cambio Radical le aseguran la mayoría absoluta, con 92 sillas de las 166 que tiene ese cuerpo.

Con estos resultados, Santos, que aspira a la reelección en los comicios presidenciales del próximo 25 de mayo, aparentemente no tendrá problemas para conseguir la aprobación, en el Congreso, de los proyectos de ley del gobierno, especialmente los relacionados con posibles acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC en Cuba.

Los cinco apoyos que le faltan en el Senado para la mayoría absoluta los puede obtener en alguno de los partidos de izquierda favorables a las negociaciones de paz o con los disidentes del Partido Conservador.

Los conservadores, con 19 senadores y 27 representantes a la Cámara, salieron fortalecidos de la elección, superando incluso al Centro Democrático, liderado por el ex presidente Alvaro Uribe (2002-2010), que también obtuvo 19 senadores, incluido el ex mandatario, pero sólo 12 escaños en la Cámara baja. Entusiasmado con el resultado, el presidente conservador, Omar Yepes, afirmó este lunes en un comunicado que esa centenaria fuerza “sigue vigente”, con el respaldo de bases “que quieren un partido con presencia autónoma en la política nacional”, lo que puede entenderse como una defensa de la candidatura presidencial propia.

La votación conservadora, superior a la que vaticinaban las encuestas, los convierte en el principal objetivo del oficialismo para inclinar la balanza a su favor en el Senado, desbaratar cualquier intento de Uribe de agrupar a su alrededor una oposición fuerte de derecha y sumar fuerzas para que Santos consiga la reelección en la primera vuelta el 25 de mayo.

Las elecciones también pusieron de nuevo sobre el tapete viejos problemas de la democracia colombiana, como la alta abstención y los vínculos de candidatos con grupos ilegales. De los 32,7 millones de electores colombianos, sólo comparecieron en las urnas 14,3 millones, es decir el 43,6 por ciento, lo que supone una abstención del 56,4 por ciento.