Viernes, 20 de junio de 2014 | Hoy
EL MUNDO › LA ABDICACION DE JUAN CARLOS REORDENA EL MAPA POLITICO
Las dos grandes formaciones, el gobernante Partido Popular y el opositor Partido Obrero Socialista Español (PSOE), actuaron en tándem, manteniendo un férreo apoyo monárquico. En cambio, la izquierda impulsa una consulta popular.
Por Mercedes López San Miguel
La proclamación del nuevo rey Felipe se produce en el peor momento de la monarquía española, atravesada por gravísimas denuncias de corrupción, y cuando se hace oír cada vez más el reclamo ciudadano y de los partidos de izquierda por llamar a una consulta sobre el modelo de Estado que desean los ciudadanos. Al mismo tiempo, sucede en un contexto de crisis económica y de declive del bipartidismo.
Las dos grandes formaciones, el gobernante Partido Popular y el opositor Partido Obrero Socialista Español (PSOE), actuaron en tándem, manteniendo un férreo apoyo monárquico al aprobar la ley de abdicación. En cambio, los principales partidos de izquierda –Izquierda Unida, Esquerra Republicana de Cataluña, Izquierda Catalana– votaron en contra y apoyan las movilizaciones de miles que reclaman un referéndum desde que Juan Carlos anunciara su decisión.
Para el profesor de la Universidad de Barcelona Daniel Raventos, es normal que exista una correlación entre ser popular y monárquico. “El PP es un partido franquista. Al rey Juan Carlos no lo votó nadie, lo impuso Franco. El PP tiene como fundador al ministro del dictador Fraga Iribarne, quien supo decir ‘la calle es mía’. Es un partido que impide que se juzguen los crímenes del franquismo.”
¿El votante del PP se desvive por los reyes? “No es una pasión por la monarquía –agrega Raventos a Página/12–. Tiene que ver con adherir a toda la demagogia que se ha hecho en contra de la república como sinónimo de caos, desorden, de volver a tiempos convulsos.”
En el caso del PSOE, se hace evidente que lo que piensan los electores y sus parlamentarios va en sentido contrario. Mientras que la dirección socialista rechaza de plano realizar una consulta sobre la forma de gobierno, un 68 por ciento de votantes del PSOE cree que en algún momento debe realizarse un referéndum, de acuerdo con el sondeo de Metroscopia publicado por El País hace diez días.
Según esa encuesta, una mayoría de españoles desea que se realice el referéndum para decidir sobre monarquía o república frente a un 34 por ciento que está en contra. Sin embargo, esa petición mayoritaria para decidir el sistema político no está asociada a un rechazo a la Corona. Casi la mitad de los encuestados asegura que defendería la monarquía encabezada por Felipe VI, aunque un 36 por ciento esté en favor de un sistema republicano.
El sociólogo Jorge Moruno Danzi, coautor de La razón de los indignados, señala a este diario que la permanencia de la monarquía refleja un déficit democrático en el país, donde la jefatura del Estado todavía es hereditaria. “Nos pueden decir que tenemos una monarquía parlamentaria porque así lo indica la Constitución española y por lo tanto cuenta con la legitimidad del conjunto de la ciudadanía. El problema de esta lógica es que condiciona siempre la soberanía popular a unas leyes ya constituidas e inmutables, y nunca se deja espacio político para que la soberanía popular tenga la capacidad de constituir y decidir nuevas leyes.”
El momento de abdicación/coronación ocurre en simultáneo con la investigación judicial conocida como caso Nóos, en el que el yerno del rey, Iñaki Urdangarin, y la infanta Cristina fueron acusados de fraude y malversación de fondos. Por esa imputación judicial tanto la infanta como su esposo fueron excluidos de la ceremonia de coronación. Felipe VI tendrá que comenzar su reinado lidiando con el proceso soberanista catalán, que verá en septiembre movilizaciones y en noviembre la realización de un plebiscito que el gobierno de Mariano Rajoy desautoriza. Antoni Doménech señala al diario Público la coincidencia de la decisión del rey con los tiempos de la política. “El movimiento forzado de abdicación se ha producido justo después de las elecciones europeas, para que no pasara factura política electoral a sus ideólogos, y con tiempo por delante para encarar de otra manera el vértigo catalán.”
Esta sucesión monárquica se da cuando la crisis económica no se ha podido superar y los desocupados ascienden a los seis millones. No por nada el PP perdió un importante caudal de votos en las últimas elecciones europeas, al PSOE le fue de modo catastrófico y el nuevo partido Podemos, voz de los indignados, consiguió cinco bancas en el Europarlamento.
El experto Moruno Danzi entiende que el problema va más allá del debate monarquía vs. república. “La cuestión de la monarquía reabre el espacio y reordena las posiciones políticas entre una ciudadanía que rechaza ser súbdita y unas instituciones que imponen una serie de normas sin legitimidad democrática. Esto permite conectar con la ausencia de decisión democrática en asuntos como los servicios públicos, los derechos sociales, la auditoría de la deuda, la dignidad laboral.”
Habrá que ver cuál de las Españas prevalece, la moderna o la arcaica, con monarquía o sin ella, al afrontar los nuevos desafíos del futuro.
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