Martes, 24 de junio de 2014 | Hoy
EL MUNDO › INFORME DE LA ONU SOBRE BOLIVIA
Los cultivos de hoja de coca en Bolivia se redujeron en 2013 un 9 por ciento, y en los últimos tres años, 26 por ciento, con lo que ahora suman 23.000 hectáreas (en 2012, la superficie de cocales llegó a las 25.300 hectáreas). Esos son los datos suministrados por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) que, según afirmó el presidente Evo Morales (foto), representan una disminución inédita para el país latinoamericano. El informe de monitoreo de la Unodc, presentado ayer, afirma que la disminución se produjo por tercer año consecutivo. El representante en Bolivia de ese organismo, Antonino Di Leo, informó que de persistir esa tendencia será posible alcanzar la meta de reducir los cultivos a 20.000 hectáreas hasta el 2015, meta que se propuso alcanzar el gobierno boliviano.
“Esta disminución confirma una tendencia decreciente en los últimos tres años, durante los cuales el cultivo de coca se redujo en 26 por ciento”, aseguró el representante de la Unodc en Bolivia. Según la experiencia, dijo Di Leo, una reducción sostenida de cultivos ilícitos requiere que los esfuerzos de racionalización y erradicación estén acompañados por programas de desarrollo integral, participativo y de largo plazo. El presidente Morales, que asistió a la presentación del informe, sostuvo que la reducción de plantaciones representa un record histórico en Bolivia, aunque reconoció que lamentablemente una parte de la hoja de coca se desvía a los mercados ilegales del narcotráfico.
De acuerdo con los datos aportados por el gobierno, el nivel de reducción de cultivos alcanzado a fines del 2013 equivale al que existía en el 2002. A juicio del presidente boliviano, “si no se desviara la hoja de coca, no tendríamos que racionalizar”, por lo que pidió a los cocaleros que intenten cumplir la meta indicada para el 2015 en el 2014. El gobernante afirmó que la reducción de los cocales es mayor de la que se hacía cuando Estados Unidos lideraba la cooperación antidroga en el país. Aseguró, además, que la erradicación de la coca excedente se hace de manera voluntaria por los propios campesinos que viven en las zonas productoras.
Por otra parte, Morales afirmó que su gobierno avanza en posicionar la coca como producto ancestral, y recordó que la reciente reunión del G-77 reconoció que el masticado de coca en Bolivia es de carácter legal y cultural, y debe ser respetado. Según reportes anteriores de la oficina de control de drogas de Naciones Unidas, Bolivia ocupaba en el 2009 el tercer lugar entre los productores de hoja de coca con 30.900 hectáreas de cultivos, después de Colombia, con 68.000 hectáreas, y Perú con 59.900.
Un estudio, financiado por la Unión Europea, estableció a fines de 2013 que el mercado legal de la coca demandaría 14.000 hectáreas de cultivos, mientras que la ley antidroga del país sólo autoriza 12.000 hectáreas de este vegetal. Tras la presentación del informe, el viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas, Felipe Cáceres, admitió, en una rueda de prensa, que es una preocupación que un 47 por ciento de la coca existente en el país no pase por los dos mercados legales.
“Ese porcentaje, por supuesto, alimenta, lastimosamente, la actividad del narcotráfico”, dijo Cáceres, máximo responsable de la lucha antidrogas en Bolivia. Según el funcionario, los intermediarios, que no son los productores campesinos, desvían la producción de la coca a la de cocaína.
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