DEPORTES › DESDE EL PANNO DE AZúCAR

¿Y si se clasifica Tongo?

 Por Juan José Panno

En Río

La tabla de posiciones del Grupo G, después del empate entre Portugal y Estados Unidos, trajo inmediatamente el recuerdo de España 82 y del pacto de no agresión entre Alemania y Austria. En este campeonato, Alemania y Estados Unidos tienen 4 puntos, 3 más que Portugal y Ghana, por lo que si empatan cuando se enfrenten en un par de días se clasificarán los dos. Si gana cualquiera de ellos, Portugal o Ghana pasan a tener chances y ya cuenta la diferencia de gol.

Las sospechas se engruesan con el dato de que el actual técnico de Alemania, Joachim Low (que ayer mandó a sus jugadores a entrenarse jugando rugby...), era en el 2006 el ayudante de campo de Jurgen Klinsmann, que hoy es el técnico de Estados Unidos. Y, por supuesto, se conocen muy bien y tienen mucha afinidad. Klinsmann, lógicamente, lo negó ayer: “Eso no va a pasar. Joachim hará su trabajo y yo haré el mío. No hay tiempo para llamar a los amigos”.

También está bajo sospecha Argentina-Nigeria. Si empatan, Argentina se asegura el primer puesto, que es lo que le importa más que nada. Si Argentina gana, pasa a tener chances Irán, en el caso de vencer a la ya eliminada Bosnia. Si Argentina pierde, queda segunda en el grupo; se clasifica igual, pero ya no es lo mismo.

El partido del oprobio se jugó en la ciudad de Gijón, el 25 de junio de 1982. El día anterior, Argelia había cerrado su participación en la zona venciendo 3-2 a Chile y tenía chances concretas de clasificación. Si ganaba Austria (por cualquier marcador) o empataban, se clasificaban Austria y Argelia. Si ganaba Alemania por más de dos goles, se clasificaban Alemania y Argelia. Pero si se imponía por uno o dos goles solamente, se clasificaban Alemania y Austria y dejaban afuera a Argelia. Y esto fue lo que ocurrió: ganó Alemania 1-0. Hizo un gol el tanque Horst Hrubesch, el Pez Volador, en el arranque del partido y en el resto del tiempo se dedicaron a prestarse la pelota ignominiosamente en la mitad de la cancha sin acercarse a los arcos. El público español, indignado, primero les gritó “fuera, fuera” y después irónicamente “que se besen, que se besen”, mientras estallaba la furia de los argelinos presentes en El Molinón. Un comentarista de la TV alemana decidió no relatar el segundo tiempo y otro de la TV austríaca les pidió a los espectadores que apagaran sus televisores para no ser testigos de ese bochorno. Los dos equipos tuvieron que salir escoltados por la policía. Desde entonces, la FIFA decidió que los dos partidos de la última fecha de la fase inicial se disputen simultáneamente, lo que brinda un poco más de transparencia, pero no evita los posibles arreglos.

Como sea, se supone que hoy, con tantos millones de testigos desde la TV y las redes sociales, no podrán consumar una farsa como aquella. O en todo caso deberán disimularla un poco más.

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