Domingo, 27 de julio de 2014 | Hoy
EL MUNDO › EL REITERADO FRACASO DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL PARA FRENAR LA OFENSIVA EN GAZA
Los jefes de la diplomacia de Estados Unidos, Qatar, Turquía, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia y el resto de la Unión Europea se reunieron en la capital francesa con el objetivo de obtener una prolongación de la tregua por 24 horas.
Por Eduardo Febbro
Desde París
Casi con las manos vacías, la comunidad internacional busca en París una solución sólida a la enésima ofensiva israelí en la Franja de Gaza. Los jefes de la diplomacia de Estados Unidos, Qatar, Turquía, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia y los demás de la Unión Europea se reunieron en la capital francesa con dos objetivos: obtener una prolongación de la tregua por 24 horas suplementarias y, según expresa la Cancillería francesa, buscar “tan rápido como sea posible un alto el fuego duradero” que responda a las necesidades “legítimas” de israelíes y palestinos. La primera iniciativa fracasó: los escollos son grandes. El primero es la ausencia del trío protagonista: israelíes, palestinos y Egipto, país que negoció el precedente alto el fuego. El segundo es el rechazo tajante por parte de Israel de las propuestas que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, transmitió al gobierno de Benjamin Netanyahu antes de viajar a París. El pliego planteaba una tregua de siete días durante los cuales debían celebrarse negociaciones indirectas entre los beligerantes.
Según Kerry, el “marco fundamental de un alto el fuego” ha sido fijado y sólo quedan por resolver cuestiones de terminología. La expresión parece optimista. Las piezas de este tablero son más complicadas que en 2009, cuando Israel lanzó la ofensiva Plomo Fundido. Dos actores importantes han cambiado. Egipto, cuyo actual presidente, Abdel Fattah al Sissi, derrocó el 3 de julio de 2013 al presidente Mohamed Mursi, miembro de los Hermanos Musulmanes y primer jefe de Estado egipcio elegido en elecciones libres. Fattah al Sissi detesta al grupo fundamentalista Hamas cuyo mentor no es otro que los Hermanos Musulmanes. Sin El Cairo nada se resuelve, pero Egipto no tiene apuro. El segundo actor que ha cambiado su postura es Irán. Teherán, gran protector de Hamas, está hoy más interesado en llegar a un acuerdo provechoso con Estados Unidos a propósito de su programa nuclear que meterse en la arena. Otros tres ejes tornan complejo el montaje de un pacto de paz. Uno, hay una notable indiferencia mundial frente a lo que está pasando hoy. Dos, Hamas fracasó otra vez en provocar una tercera intifada en Cisjordania. Tres, Hamas perdió el respaldo de Siria. Como es un grupo sunita, Hamas apoyó a la rebelión contra el presidente sirio Bachar al Assad y se quedó así sin el canal de Damasco.
Sin embargo, la creciente popularidad de Hamas en los territorios de Cisjordania, donde gobierna Mahmud Abbas y el partido Fatah, empuja al presidente palestino a implicarse en una negociación de la que estaba distante. Por otra parte, hay una ruptura dentro de Hamas entre los que están en el interior y los que se encuentran en el exilio. Khaled Mechaal, un líder en el exilio y piloteado por Qatar, acepta que el acuerdo de paz esté bajo garantía norteamericana. Este principio es rechazado por los líderes del interior. Cada actor aparece debilitado en este conflicto: como en 2009, Hamas se ve desbordado por los grupos radicales que la mayor parte de las veces lanzan los cohetes sobre Israel. A su vez, Benjamin Netanyahu aparece cercado por la camisa de fuerza de los propios miembros radicales de su coalición, que lo empujan a la guerra total. El cinismo es global: Hamas, el gobierno israelí, Egipto, Estados Unidos y la timorata Unión Europea alimentan el conflicto. Nadie parece realmente interesado en que cese.
La cumbre que se llevó a cabo en París respeta el orden de influencia de los padrinos: Turquía y Qatar tienen línea directa con Hamas mientras que Washington conserva su influencia en Israel. Según una fuente francesa, los responsables presentes aceptaron “los objetivos y las conclusiones”. En lo inmediato, Turquía está dispuesta a enviar a Gaza ayuda humanitaria mientras que la Unión Europea podría facilitar la reapertura de los puntos de acceso a la Franja de Gaza mediante el despliegue de observadores europeos. Estas son vendas apenas momentáneas para aliviar la tragedia de la población. Quedan intactos los dos problemas centrales: Israel exige un desarme de Hamas pero el grupo fundamentalista se niega, por cuanto perdería toda posibilidad de negociación posterior. El segundo y el principal lo abordó en París el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier. El canciller recordó la imperiosa necesidad de retomar las discusiones en torno de la solución “de dos Estados”. Eterna deuda cuyo incumplimiento no hace sino alargar la lista de muertos civiles inocentes. Muchos diplomáticos piensan que cambiar la desmilitarización contra la creación de un Estado palestino en Cisjordania y Gaza es la única solución viable. El Ejecutivo israelí actual está muy lejos de esa opción histórica.
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