La ministra de Sanidad de España, Ana Mato, renunció ayer acorralada por un caso de corrupción en la que es investigada. “No quiero, bajo ningún concepto, que mi permanencia en esta responsabilidad pueda ser utilizada para perjudicar al gobierno de España, a su presidente ni tampoco al Partido Popular (PP)”, manifestó la ahora ex funcionaria en un comunicado. Su salida del gobierno que lidera Mariano Rajoy se produjo horas después de que el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz la acusara de estar involucrada en el llamado “caso Gürtel” como “partícipe a título lucrativo” en los delitos cometidos presuntamente por su entonces marido, Jesús Sepúlveda, mientras se desempeñaba como alcalde de la localidad madrileña de Pozuelo.

Según la prensa española, Mato fue obligada a dejar su cargo por el presidente del gobierno, quien hasta ahora había protegido a la funcionaria. Rajoy lanza hoy una batería de medidas anticorrupción, en una sesión que promete amplificar la salida de la funcionaria en el Congreso de los Diputados, y donde la foto de Mato sentada a su lado, después de la decisión tomada por Ruz, no lo dejaba bien parado.

Sepúlveda era hombre de confianza de Francisco Correa, el empresario en torno del cual gira el caso Gürtel. Ese entramado empresarial se especializó en organizar eventos y campañas electorales al PP mientras, según consta en la investigación a cargo de Ruz, Correa aprovechaba sus contactos con cargos del partido para lograr en municipios y regiones contratos públicos por los que pagaba jugosas contraprestaciones.

De acuerdo con el magistrado español, Correa pagó con dinero proveniente de esos sobornos viajes por valor de 50.000 euros al alcalde y a su familia y costeó también otros gastos de lujo a la ex ministra, tales como fiestas de cumpleaños y de primera comunión de los hijos que tiene con Sepúlveda. El magistrado que durante más de cuatro años investigó el caso Gürtel, la gran trama de corrupción que salpica al Partido Popular, concluyó ayer la instrucción de la causa y pidió juzgar a Mato y al propio partido conservador por la vía civil. Ruz pidió llevar al banquillo a 43 personas por la vía penal, entre ellos a Correa, supuesto jefe de la trama, y a Sepúlveda.

Aunque resistió cuanto pudo los embates de la oposición, pocos ministros de Rajoy fueron tan cuestionados como la ex funcionaria. Mato, siempre bronceada y quien se ufanaba de vestirse con ropa de marca, recibió de la red Gürtel regalos hechos por la firma de moda de lujo Luis Vuitton. Cuando Rajoy aterrizó en el gobierno, en diciembre de 2011, y la nombró al frente de la cartera de Sanidad, la madrileña de 55 años era la ministra del Jaguar. La investigación del caso Gürtel había comenzado cuando en 2009 se descubrió que le había regalado a su marido un automóvil de esa marca. Ella aseguró no saber de dónde procedía el lujoso y carísimo vehículo que dormía en el garaje de su casa.

“En muchos años de convivencia, Jesús Sepúlveda nunca me consultó sobre qué tipo de coche adquirir”, se atajaba Mato. “Obviamente, yo sabía que había un coche. No me extrañó, porque a Jesús Sepúlveda le gustaban y le gustan los coches, solía cambiar los coches con frecuencia, creo que se lo podía permitir”, respondía a las acusaciones lanzadas contra su compañero de cuarto. Licenciada en Sociología y Ciencias Políticas, Mato es una de las personas que Rajoy rescató de la era de José María Aznar. Fue diputada por primera vez en 1993, diez años después de que el entonces líder del PP la convirtiera en la número tres de la formación conservadora.

Cuando Rajoy perdió las elecciones de 2004, los primeros comicios a los que se presentó tras haber sido elegido sucesor por Aznar, Mato dejó ese cargo, el PP le dio un lugar en la lista para las elecciones europeas y se fue al Parlamento de Bruselas. En octubre de ese año, Rajoy la incluyó en el comité ejecutivo del PP y volvió al Congreso de los Diputados en las elecciones de 2008. Un año más tarde coordinó la campaña para los comicios europeos y en 2011 dirigió la de las generales que llevaron a Rajoy a La Moncloa con la mayoría absoluta y a ella al Ministerio de Sanidad.

Desde su despacho en el céntrico Paseo del Prado, Mato llevó a cabo una dura reforma sanitaria. El recorte de más de 7000 millones de euros en gasto sanitario le valió un sinnúmero de protestas y manifestaciones. La crisis del ébola terminó de desgastar su faena. Dos religiosos con el virus repatriados desde Africa murieron y una auxiliar de enfermería se contagió al cuidar a uno de ellos. El sector sanitario denunció falta de medios, de protocolos de actuación y aseguró que la información sobre la enfermedad era insuficiente.

La ministra, alérgica a los medios de comunicación, estuvo de-saparecida de la escena pública. Las pocas apariciones ante la prensa fueron desastrosas. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), principal fuerza de la oposición, instó a Rajoy a destituir inmediatamente a la ministra de Sanidad. Pero la acusación del juez Ruz terminó por hundirla.