EL MUNDO › JIMMY WEINBLAT, RECTOR DE LA UNIVERSIDAD BEN GURION
“No iría donde hay violencia”
Por M. L. S. M.
Jimmy Weinblat, actual rector de la Universidad Ben Gurion del Neguev de Israel, fue recibido esta semana por la Universidad de Buenos Aires con el título de ciudadano ilustre. Weinblat, un economista nacido en Egipto y que ha vivido gran parte de su vida en Israel, trabaja en la formulación de políticas económicas para Medio Oriente.
–¿La economía en Israel está en rumbo descendente?
–La situación económica es muy mala, con un desempleo creciente que ha alcanzado niveles del 11 por ciento, y por primera vez en la historia de Israel se registra un crecimiento negativo desde hace dos años. Es efecto del impacto negativo del conflicto con la Autoridad Palestina: la economía depende cada año del turismo –que casi bajó a cero– y de la inversión extranjera; ambos se frenaron con la Intifada. Yo no iría a un lugar donde hay violencia.
–Hubo argentinos judíos que tras la caída de De la Rúa emigraron a Israel. ¿Los empuja a la vuelta esta violencia?
–No me parece que la gente que vino tenga intenciones de irse. Los inmigrantes cuentan con las ventajas e incentivos que les otorga el gobierno. Además, la gente que llegó constituyó un porcentaje no muy grande.
–¿Cuál es el estado del sector de alta tecnología?
–Sufre, pero no está en relación directa con la Intifada (levantamiento palestino). Hay una crisis en el mundo respecto a la industria high-tech, debido a la competencia; pero no va a perdurar.
–¿Qué pasa con la industria militar?
–Se está encogiendo. Es menor su demanda mundial. Está en un estado de transición: han comenzado a producir productos civiles; entonces se deja de producir armas.
–¿Israel es potencialmente vulnerable a las sanciones económicas de la Unión Europea?
–¿Si la UE penalizaría a Israel?, no lo creo. El único propósito para que impusieran sanciones sería con el objetivo político de interferir en las decisiones políticas de Israel. Me parece que provocaría un efecto contrario: el gobierno israelí se radicalizaría, le daría poder político a la gente equivocada, a la derecha israelí. La economía israelí depende totalmente de comerciar con Europa: los mercados naturales para los productos israelíes son los europeos, también las importaciones. Pero no creo que los europeos vayan a poder ponerse de acuerdo en ello: durante los últimos años han habido diferencias entre los miembros sobre la relación exterior con Israel.
–El Departamento de Estado amenaza con cortar las garantías de los préstamos a Israel por los kilómetros que construya la valla de seguridad más allá de la línea verde.
–Todo el asunto de la valla es triste. Originalmente es para proteger de los atentados suicidas; el problema es que el gobierno de Ariel Sharon quiere llevarla más allá del territorio israelí. Tanto los palestinos como los israelíes consideran al muro como un símbolo que impactará en el final del acuerdo de paz: que determinaría las fronteras futuras. Yo no creo que deba pensarse de este modo. Todavía estamos en un punto de discutir y argumentar. Lo que Israel debió haber hecho es construir la valla y dejar claro que iba a respetar la línea verde.
–¿Qué sucede con la mano de obra palestina, restringida con el muro?, ¿encarece importarla de otras partes?
–Ya está siendo sustituida, desde hace tres años atrás que se llegan trabajadores de Tailandia, de Europa del Este (Polonia, Rumania), China. La gente no sabe que la mayoría son ilegales, hay una estimación de 300.000 trabajadores extranjeros que no son palestinos. Pero éstos son más productivos.
–Entonces se puede presumir que es uno de los costos de la valla.
–Es un costo relativamente pequeño, no está directamente ligado a la construcción del muro.
–Usted está involucrado en el diseño de estrategias de desarrollo para el proceso de paz en Medio Oriente, ¿no?
–Trabajo con israelíes y palestinos para buscar soluciones a los problemas futuros cuando haya un acuerdo, para generar actividad económica.
–¿Qué opina de la paz para hoy?
–El proceso está estancado. Ambas partes contribuyen a que no suceda. A la vez los pueblos se están cansando y ven el alto precio que pagan sus gobernantes.
–¿Por qué el anuncio de expulsar a Yasser Arafat, luego aparentemente revertido?
–No lo sé. No tenía propósito. En vez de eliminar la raíz del problema, decidieron optar por la dirección incorrecta. Además, en todo caso si lo expulsan a Arafat, deberán soportar una enorme presión nacional y no veo quien tome el control más que los grupos extremistas, Hamas y Jihad.