EL MUNDO
Una, dos, tres, muchas Bolivias, pide Evo Morales desde La Habana
El líder de los cocaleros salió a confrontar las presiones de EE. UU. contra su movimiento.
Desde La Habana, el diputado y líder de los cocaleros bolivianos Evo Morales dijo que “creando el poder del pueblo” muy pronto América latina se convertirá en otro Vietnam. En la Asamblea del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), que anoche fue clausurada por el presidente cubano Fidel Castro, el dirigente boliviano se mostró convencido de que “creando el poder del pueblo y una unidad latinoamericana (...) para derrotar al imperialismo, muy pronto podremos festejar que Latinoamérica sea otro Vietnam para Estados Unidos”. Según Morales, los dirigentes de los movimientos sociales “somos acusados de narcotraficantes y eso es un gran pretexto para mejorar el control sobre los países de la región”, dijo refiriéndose a Washington. En medio de la creciente preocupación de Washington por la posibilidad, de que en Bolivia, se reanuden los cultivos de coca –el centro neurálgico de las protestas y el malestar en el campo-, el jueves el enviado especial de George W. Bush para Latinoamérica, Otto Reich, había advertido que Estados Unidos impedirá la “toma del poder”, por parte de Quispe y Morales.
En la capital cubana, Morales también habló sobre la demanda judicial presentada en Bolivia contra los líderes de las protestas que culminaron con la caída del presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada: para el líder cocalero la demanda posiblemente busca su expulsión del Parlamento, pero “no nos asusta”, aseguró. El jueves, la abogada Ghislaine Cerball presentó ante la Fiscalía General de Bolivia una demanda contra Morales, los dirigentes campesinos Felipe Quispe y Alejo Véliz y los líderes de la Central Obrera Boliviana (COB): Jaime Solares, Roberto de la Cruz y Oscar Olivera. La demanda también incluye a Sánchez de Lozada y sus principales ministros como responsables de las represiones de las movilizaciones populares. En declaraciones a medios cubanos, Morales señaló que “seguramente ese proceso estará orientado a expulsarnos del Parlamento. Pero ahora ya no estamos solos: somos muchos y no se dan cuenta de que ese tipo de acciones crean más conciencia”. Al cierre de la Asamblea de Clacso, Morales dijo que el nuevo presidente boliviano, Carlos Mesa, “deberá responder a su pueblo y no a las trasnacionales”. Y advirtió que “más allá de los buenos discursos, si no se producen cambios políticos puede haber nuevos levantamientos”. El jueves, el diputado y líder aymara Felipe Quispe advirtió a Mesa que todavía no ha respondido las tres cartas que su sector le envió para discutir las demandas de los campesinos. Estos exigen al gobierno tierras, tractores, electrificación rural, sistemas de riego y una universidad indígena, entre otras cosas. Quispe anunció que no tendrá “compasión” con el gobierno de Mesa, al que le dio 90 días de tregua antes de volver a cortar las rutas de Bolivia.
“No le decimos a los bolivianos lo que deben hacer porque tienen el derecho soberano para decidir”, sostuvo Reich el jueves al término de la Conferencia de las Américas, que se celebró en Miami. Pero en Bolivia “hay gente que no cree en la democracia y no le vamos a permitir tomar el poder porque acabarían con ella”, agregó. En la conferencia, a la que asistieron varios jefes de Estado y 300 empresarios, el subsecretario del Departamento de Estado para Asuntos Hemisféricos, Roger Noriega, dijo que indígenas y otros “desposeídos” son “manipulados” fácilmente por “demagogos cínicos” que ofrecen “soluciones populistas rápidas”. Se refería, por supuesto, a Quispe y Morales.