EL MUNDO › EL EX RIVAL DE BUSH, AL GORE, PIDIO ABOLIR LA LEY PATRIOTICA
Adonde (in)conduce el poder
Por J. M. Calvo *
Desde Washington
Al Gore ha limitado sus intervenciones desde que anunció que no iba a pelear para ser el candidato demócrata en 2004. En plena forma y haciendo gala de una convicción, una autoridad y una energía que se echan de menos en la mayoría de los demócratas que aspiran a enfrentarse a Bush, Gore puso en pie a las 3000 personas que lo escuchaban cuando pidió la abolición de la Ley Patriótica, que amplía exageradamente los poderes de vigilancia y detención del gobierno.
En otros momentos de su discurso dijo que “podemos estar no simplemente ante uno de los ciclos cuestionables de nuestro pasado (como la suspensión del hábeas corpus en la guerra civil o el internamiento de japoneses durante la guerra mundial) sino ante el comienzo de una nueva y duradera fase de represión”. “Las medidas de la Ley Patriótica nos están conduciendo, mucho más hasta el fondo de lo que nadie pensó nunca que sería posible en Estados Unidos, hacia los peligros profetizados por George Orwell en su libro 1984.” “Bajo la bandera de la protección de la seguridad nacional han obtenido nuevos poderes para recoger datos sobre los ciudadanos y mantenerlos en secreto. Y al tiempo se niegan a develar información importante sobre la guerra contra el terrorismo.”
Gore dijo que “el ataque contra las tradiciones democráticas de Estados Unidos para luchar contra los terroristas tiene tanto sentido como invadir Irak para tratar de detener a Osama bin Laden”. En ambos casos, “el gobierno ha expuesto irresponsablemente al país a un peligro grave e innecesario”. Agregó que “en lugar de defender las libertades, este gobierno ha tratado de abandonarlas. Y de aceptar las tradiciones de apertura y responsabilidad, ha optado por gobernar mediante el secretismo y la autoridad incuestionable". ¿Qué habría que hacer?”, se preguntó Gore. “¡Presentate a las elecciones, Al!”, le gritaron. Negando con la cabeza, el ex vicepresidente abordó la recta final de su intervención.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.