EL MUNDO › LAS MENTIRAS DE GEORGE BUSH EN IRAK LLEGARON A LA GASTRONOMIA

Un pavo real que sirvió otro falso

Después de las armas de destrucción masiva y de los vínculos con Al-Qaida, la Casa Blanca mintió sobre el pavo servido a los soldados.

La receta del fantástico pavo con el que se fotografió Bush el pasado Día de Acción de Gracias podría haber estado en una página de un libro de cocina de algún afamado chef. Desafortunadamente esa ave artificialmente decorada que llevó el presidente estadounidense en su visita sorpresa a las tropas en Irak era estrictamente algo para ver, no para comer: era el adorno del buffet. Una vez más, la Casa Blanca “embellece” los acontecimientos.
Ese pavo, aderezado con todas las guarniciones típicas de la mesa familiar de la tradición fue, junto con los soldados, el decorado perfecto de la fotografía que dio la vuelta al mundo y sirvió a la Casa Blanca para demostrar la solidaridad del mandatario con las tropas. Engordado y asado, el pavo y su bandeja sólo estaban allí como elementos decorativos. El viaje secreto de Bush a Irak le aumentó su último índice de aprobación a un 60 por ciento. Pero no representó la película perfecta que hubieran querido fabricar. “Siete meses atrás, cuando Bush aterrizó en el portaaviones Abraham Lincoln lo esperaba con un gran cartel que decía ‘Misión cumplida’; pero ahora esa foto resulta una broma de mal gusto frente a la violencia que ha aumentado en Irak”, dice Rupert Cornwell del diario británico The Independent.
Según publicó ayer el periódico norteamericano The Washington Post, el pavo era de plástico y formó parte de una puesta en escena para la prensa. “A pesar de que según las fotografías de agencia daba la impresión de que Bush acababa de servir el plato tradicional en Estados Unidos para esas fechas, incluida su guarnición de frutas y verduras, los soldados del contingente estadounidense recibieron ese día su ración habitual, sin más”, dice el diario. La Casa Blanca rechazó que se hubiera planeado eso de antemano. Pero admitió que la conversación entre el piloto de British Airways y la misión secreta del jueves pasado nunca tuvo lugar. Washington rectificó ayer el dato facilitado durante la visita, acerca de que el avión presidencial fue reconocido en pleno vuelo por un piloto de British Airways.
La rectificación fue necesaria después de que la compañía aérea negara el relato hecho durante el viaje de regreso por el director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Bartlett, sobre el inesperado avistamiento del Air Force One por un piloto británico. Bartlett aseguró a la prensa que acompañaron a Bush a la capital iraquí que el avión presidencial recibió una comunicación por radio de un comandante de British Airways en el que éste preguntaba “si se había cruzado con el Air Force One”.
Tras un momento de duda, el piloto del avión presidencial contestó: “No, Gulfstream 5” (un avión mucho más pequeño que el fácilmente visible Boeing 747 del presidente), a lo que desde el avión de British, supuestamente, replicó: “Oh”, dándose cuenta de que debía callarse. Un portavoz de la compañía aérea negó que esa conversación ocurriera, lo que llevó al portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, a aclarar que “la conversación fue entre el avión de British Airways y la torre de control de Londres”.
Entretanto, un transporte blindado de tropas estadounidense quedó completamente destruido ayer al sur de Bagdad en la carretera del aeropuerto después de haber circulado sobre una mina, aunque no se descartó que podría tratarse de una bomba de fabricación artesanal.
Eso, por lo menos, parece haber sido cierto.

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George W. Bush con su pavo de plástico en el Día de Acción de Gracias en Bagdad.
 
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