Domingo, 3 de enero de 2016 | Hoy
EL MUNDO › “YO TAMBIEN QUIERO SABER SI ME QUIERE O NO ME QUIERE EL PUEBLO BOLIVIANO”, DIJO EL PRESIDENTE
Las recientes victorias electorales de la derecha en Argentina y Venezuela envalentonaron también a la escuálida oposición boliviana, que se fortaleció para decir “No” a la propuesta de re-reelección. Paridad en las encuestas.
Por Sebastián Ochoa
Desde La Paz
El próximo 21 de febrero Bolivia celebrará un referéndum re-reeleccionista que aún no tiene un ganador claro. En las encuestas ambas opciones van muy parejas. En las próximas semanas, oficialismo y oposición recorrerán calles y comunidades para apalabrar cada voto. Será la culminación de un proceso que arrancó apenas finalizaron las eleccaiones de octubre de 2014, cuando Evo Morales se relegitimó por tercera vez en la presidencia. Dentro del Movimiento Al Socialismo (MAS) en ese momento empezaron a pensar cuál era el camino más conveniente para que el líder aymara pudiera postularse otra vez en 2019. Querían aprovechar que Morales estaba en el pico de su popularidad, antes de que la gestión del gobierno inevitablemente desgastara su imagen. Un año después, el contexto había cambiado en América latina. Las recientes victorias electorales de la derecha en Argentina y Venezuela envalentonaron también a la escuálida oposición boliviana, que se fortaleció para decir “No” a la propuesta de re-reelección.
Hace pocos años, en cada cumbre y encuentro de gobiernos había una foto recurrente: los presidentes Morales, Hugo Chávez, Lula da Silva, Néstor Kirchner, Rafael Correa y tantos líderes progresistas de la región estrechaban las manos. Hoy, el boliviano es el único que persiste en esta imagen. Quizás aparecen Nicolás Maduro y el presidente de Ecuador, pero bastante desvanecidos por las coyunturas con las que deben lidiar en sus territorios. La novedosa soledad de Morales en la región preocupa al MAS, que en el avance continental de la derecha ve también su inevitable avance puertas adentro de Bolivia.
El presidente Morales, de 56 años, llegó a la presidencia en 2006 con el 54 por ciento de los votos. Fue reelegido en 2009 con el 64 por ciento y también en 2014, con el 60 por ciento de los sufragios. En 2009, Bolivia dejó de ser República para convertirse en Estado Plurinacional. Además puso en vigencia la actual Constitución. Por ello, el presidente y también la Justicia local consideraron que esta debía computarse como su primera presidencia en el nuevo modelo de Estado.
En estos días, las encuestas indican que el Sí a su re-reelección ronda el 45-50 por ciento, la misma cifra en que se mueve el No. Por eso, apenas pasado el brindis de fin de año, oficialismo y oposición se metieron de lleno en la campaña por cada voto. Para convencer, el MAS hace mención a sus logros de gestión, fundamentalmente al crecimiento económico de los últimos años.
Este repunte en las cifras macroeconómicas viene atado a la venta de hidrocarburos. Este año, por la caída del precio del barril de petróleo, Bolivia recibió un 32 por ciento menos de lo esperado de ganancias. Si la cosa sigue así, Morales ya avisó que habrá que “ajustarse”.
Por su parte, la oposición trata de convencer recordando que hay una decena de personas detenidas por corrupción, todos vinculados al partido de gobierno. El caso insignia es el desfalco millonario al Fondo de Desarrollo Indígena (Fondioc), que involucra a líderes campesinos e indígenas identificados con el MAS.
El presidente Morales empezó el 2016 en la ciudad de Yacuiba, que colinda con Salvador Mazza, en la provincia de Salta. Allí, en un acto de entrega de obras transmitido por la TV pública boliviana, dijo: “Quiero decirles mi gran deseo en lo político. Vamos a ganar con el Sí el 21 de febrero de este año, vamos a ganar ampliamente, eso no está en debate. Mi gran deseo es batir nuestro récord. En los referendos hemos ganado con 67 por ciento. ¿Cómo llegar al 70 por ciento? Por eso estamos haciendo campaña, compañeros. Ya lo tenemos ganado, pero llegar al 70 por ciento sería otro récord histórico”.
Por ley, está prohibido hacer uso de bienes públicos para hacer campaña política. Por ello en el MAS creen que pueden sancionarlos. Pero en definitiva, prefieren pagar la multa y ganar más votos. “Hay que ser sincero. Aunque el Tribunal Supremo Electoral me castigue, no importa. Hasta ahora hemos ganado seis elecciones”, aseguró Morales. Si el No triunfara, el efecto sería devastador para el MAS, que ya no podría mantener la cohesión interna urdida por Morales en 10 años de presidencia.
De todos modos, públicamente se lo toma con calma. “Aunque no aprueben finalmente nuestra reelección, no importa. Hemos hecho, hicimos historia gracias al pueblo boliviano”, aseguró el presidente.
“El 21 de febrero yo también quiero saber si me quiere o no me quiere el pueblo boliviano. Es lo más democrático. Acompañaré a los movimientos sociales en esta campaña por el Sí, respetando su decisión”, dijo.
Mucho más explícito y apasionado se mostró el vicepresidente Alvaro García Linera en un acto público en la comunidad paceña de Viliroco. “Papá, mamá: no lo abandones al presidente Evo. No lo dejes solo, no lo abandonen. El presidente Evo, si tiene apoyo, construye colegios. Si no tiene apoyo, regresarán los gringos, regresarán los vendepatrias, regresarán los asesinos y a las wawas (bebés) les van a quitar todo y no habrá destino y va a haber llanto. Y el sol se va a esconder y la luna se va a escapar. Y todo va a ser tristeza para nosotros. No se olviden”.
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