Domingo, 3 de enero de 2016 | Hoy
EL MUNDO › SE AGRAVAN LAS TENSIONES SECTARIAS, FUERTES CRITICAS Y MANIFESTACIONES EN IRAN, BAHREIN E IRAK
Junto al religioso fueron ejecutados otros 46 reos acusados de terrorismo mediante decapitaciones por sable y fusilamientos. Es la mayor ejecución en masa y simultánea realizada en décadas en Arabia Saudita.
Arabia Saudita ejecutó al clérigo chiíta disidente Nimr Baqr al Nimr junto a otros 46 reos acusados de terrorismo, lo que desató la indignación de los seguidores de esa rama del islam en Medio Oriente. La decisión de incluir al jeque reformista Nimr, al que observadores occidentales confiaban en que se conmutara la condena a muerte, supone un duro golpe para la minoría chiíta del reino ultraconservador y agrava las tensiones sectarias en la región, luego de las fuertes críticas y manifestaciones en Irán, Bahrein e Irak.
Esta ejecución en masa y simultánea, realizada en zonas del país mediante decapitaciones por sable y fusilamientos, es la mayor realizada en décadas en Arabia Saudita, donde desde la llegada al trono de Salman bin Abdelaziz al Saud a inicio de 2015 disparó la aplicación de la pena capital. Según organizaciones de derechos humanos, el año pasado se realizaron 150 ejecuciones en el país que sigue una estricta visión de la sharia o ley islámica, una cifra muy superior a las 90 correspondientes al 2014.
La mayoría de los ejecutados ayer –45 saudíes, un egipcio y un chadiano– son extremistas sunnitas, algunos destacados miembros de Al Qaida, pero entre ellos figuran también cuatro chiítas, como lo era Al Nimr. Además del clérigo, uno de sus sobrinos, Ali Mohamed al Nimr, y otros dos jóvenes chiítas menores de edad fueron ejecutados.
A través de un comunicado, el Ministerio del Interior saudita justificó la utilización de la pena capital. “Los ejecutados seguían los pasos del diablo. Con sus actos terroristas se derramó sangre inocente con el objetivo de sacudir la estabilidad en este país”. Por su parte, la principal autoridad religiosa en Arabia Saudita, el gran mufti Abdelaziz al Sheij, dijo mediante la televisión estatal que la ejecución fue “justa y destinada a mejorar la seguridad”.
Sobre clérigo Al Nimr, de 55 años, pesaban distintos cargos: “desobediencia a la causa real gobernante”, “incitación a la lucha sectaria” y “terrorismo” en el país por exigir más derechos para la minoría chiíta, que conforma alrededor del 15 por ciento de la población del país. Prominente crítico de la familia real saudita Al Saud, el jeque Al Nimr había sido detenido en varias ocasiones durante la pasada década. Incluso amenazó con la secesión de la zona oriental, rica en petróleo, si la casa real no cambiaba su política, al mismo tiempo que llamaba a protestar pacíficamente. Inspirados por las primaveras árabes, miembros de la minoría chiíta organizan desde 2011 manifestaciones en la Provincia Oriental del país para protestar por lo que consideran discriminación por parte del régimen sunnita saudita.
Las ejecuciones levantaron un fuerte malestar entre la comunidad chiíta saudita y fue también criticada en Irán, país donde por la noche centenares de manifestantes incendiaron el Consulado de Arabia Saudita en Mashhad, la segunda ciudad del país. El portavoz de la Cancillería iraní, Yaber Ansari, criticó que la ejecución se debió a motivos políticos y religiosos y dijo que refleja la política irresponsable e irracional de los saudíes. “En lugar de ocuparse de los terroristas (del Estado Islámico), que ponen en peligro a la región y al mundo entero, los sauditas ejecutan a una figura como Al Nimr”, dijo. Además, advirtió de que habría consecuencias y que Arabia Saudita “será borrada de la historia”. Para hoy se espera una gran manifestación de protesta ante la embajada saudita en Teherán.
Ante la reacción iraní, la Cancillería saudita convocó para hoy al embajador de Irán en el país para pedir explicaciones por las “declaraciones agresivas” vertidas desde la República Islámica. Poco antes, el régimen de los ayatolás había llamado al encargado de negocios de la legación saudí en Teherán para protestar.
La milicia libanesa chiíta Hezbolá calificó la ejecución de Al Nimr como un “asesinato odioso”.
En tanto, los gobiernos de Emiratos Arabes Unidos y Bahréin habían declarado que apoyan las medidas de Riad para combatir el terrorismo. Pero en Bahrein, un pequeño reino fracturado desde 2011 por el rechazo de la familia gobernante (sunnita) a acomodar las peticiones de reforma de su mayoría chiíta, estallaron ayer protestas. Tras el rezo del mediodía, numerosos manifestantes enarbolaron fotografías de Al Nimr y corearon consignas contra los Al Saud y sus aliados bahreiníes, los Al Khalifa.
Por su parte, el ex primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, predijo que la ejecución llevará al derrocamiento de los gobernante saudíes. “Condenamos vehementemente esas repugnantes prácticas sectarias y confirmamos que la ejecución del jeque Al Nimr derrocará al régimen saudí”, dijo Al Maliki. También desde Irak, el líder chiíta Muqtada al Sadr instó ayer a celebrar manifestaciones pacíficas en Arabia Saudita y en toda la región en protesta por la ejecución del clérigo y para impedir “la injusticia y el terrorismo gubernamental en el futuro”. Además, reclamó al gobierno iraquí que de marcha atrás en la apertura de la embajada saudita en Bagdad, que fue reabierta a finales del 2015 tras 25 años cerrada.
El vocero del Departamento de Estado estadounidense, John Kirby, expresó la preocupación de Washington. “Las ejecuciones podrían exacerbar las tensiones sectarias en el país, en un momento en que urge que éstas sean reducidas.” También la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, criticó las ejecuciones en Arabia Saudita. “Condeno el uso de la pena capital en todas las circunstancias y en particular en casos de ejecuciones en masa”, dijo. Además alertó de que lo ocurrido puede aumentar las tensiones sectarias en la región.
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