Miércoles, 6 de enero de 2016 | Hoy
EL MUNDO › EL MANDATARIO DECRETó QUE LAS EMPRESAS DEBEN TENER LICENCIAS Y REVISAR LOS ANTECEDENTES DE LOS COMPRADORES
En un discurso emotivo junto a familiares de víctimas de la violencia, el líder demócrata recordó que más de 30.000 personas mueren por armas de fuego por año en Estados Unidos. Asignó una inversión de 500 millones de dólares.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, decretó ayer que todas las empresas y negocios que vendan armas deben tener licencias y hacer revisiones de antecedentes a los compradores, si no podrán serán sometidos a la Justicia, según explicó en un discurso televisado desde la Casa Blanca. Obama dedicó gran parte de su alocución, que se extendió por más de 30 minutos, a dejar en claro el sentido de urgencia que envuelve al tema y recordó que más de 30.000 personas mueren por armas de fuego por año en Estados Unidos. “Nos convertimos en insensibles a ello. Comenzamos a pensar que esto es normal”, señaló Obama al informar sobre el decreto que busca mantener las armas “fuera de las manos equivocadas” y poner un límite a un uso que el último año llevó a casi un tiroteo masivo por día. El mandatario, quien estuvo acompañado por familiares de víctimas de ataques y masacres cometidas en el país en los últimos años, apuntó directamente a la oposición republicana, que rechazó en el Congreso “medidas de sentido común” para limitar la venta de armas a personas con antecedentes penales y problemas psicológicos.
En concreto, el decreto firmado por Obama establece que la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos pedirá a todos aquellos que vendan armas, sea a través de locales, ferias o mismo por Internet, que obtengan una licencia federal y revisen los antecedentes penales y eventuales problemas psicológicos de los compradores. Asimismo, esta oficina implementará una nueva norma para exigir controles de antecedentes a personas que traten de comprar algunas de las armas más peligrosas en corporaciones y otras entidades legales. El decreto incluye además un aumento de tratamientos de salud mental y ordena reportarlos al sistema de control del historial. Para ejecutar esta medida, el mandatario asignó una inversión de 500 millones de dólares.
Hasta ahora, sólo los vendedores de armas con licencia federal estaban obligados a revisar los antecedentes, mientras que las ventas informales como ferias o internet servían a menudo para esquivar este mecanismo de control. Además, Obama quiere que el Buró Federal de Investigaciones (FBI) contrate a más de 230 examinadores y otro personal adicional para acelerar el proceso de las revisiones de antecedentes y solicitó al Congreso más fondos para mejorar el acceso a los servicios de salud mental.
Uno de los primeros republicanos en criticar el decreto de Obama fue el presidente de la Cámara baja, Paul Ryan. Para el dirigente, el decreto representa “un nivel peligroso de extralimitación ejecutiva, que el país no tolerará”. Ryan afirmó además que los decretos serán apelados en las cortes judiciales y recordó que pueden ser revertidos por un presidente republicano, en caso de que gane en las próximas elecciones de noviembre próximo.
El presidente insistió en que sus medidas no son un complot para, como afirman la mayoría de los republicanos, incautar armas y restringir el derecho a portarlas, cuestión que la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense garantiza. De acuerdo con Obama, ese derecho es importante, pero también lo es el derecho de acudir a rezar libremente y sin peligro que tenían las personas asesinadas en junio pasado en una iglesia de la comunidad negra de Charleston, Carolina del Sur, o el derecho de reunirse pacíficamente que fue robado a los fallecidos en el tiroteo en un cine de Aurora, Colorado, en 2012.
“Sabemos que no podemos detener cada acto de violencia, cada acto de maldad en el mundo, pero tal vez podemos evitar uno”, enfatizó Obama al sostener que el pueblo estadounidense no puede seguir siendo rehén del lobby de las armas, según mostró la cadena de noticias CNN. El mandatario destacó que cada año mueren 30.000 personas por disparos de armas de fuego y citó como ejemplo una página web, en la que quedó registrado a lo largo de varios meses, que uno de cada 30 personas que compraron armas tenían antecedentes criminales.
Por eso, Obama convocó al Congreso a actuar y reclamó, una vez más, no convertir el tema en una pelea bipartidaria. “La razón por la que el Congreso bloquea leyes es porque quieren ganar elecciones”, lanzó el jefe de Estado, que no logra avanzar en el tema ante la cerrada oposición republicana que lidera actualmente las dos cámaras del Poder Legislativo.
En un intento por explicar el dramatismo y la urgencia del problema, Obama recordó varios tiroteos que se sucedieron durante sus dos mandatos presidenciales. El presidente hizo especial hincapié en un hecho que sacudió a todo el país y lo llevó a presentar por primera vez y sin demasiado éxito un paquete de reformas para limitar la venta de armas, la masacre en la escuela primaria de Sandy Hook, en Newtown, Estado de Connecticut, que en diciembre de 2012 terminó con 20 niños y seis adultos muertos.
“Cada vez que pienso en esos chicos, me da bronca”, confesó Obama e inmediatamente se le llenaron los ojos de lágrimas, a tal punto que no pudo evitar que algunas se derramaran sobre sus mejillas. En 2013 “90 por ciento de los estadounidenses apoyaron esa idea –su proyecto de ley–, 90 por ciento de los demócratas en el Senado apoyaron esa idea, pero fracasó porque el 90 por ciento de los republicanos en el Senado rechazaron esa idea”, recordó el mandatario y exigió que todos los ciudadanos le pidan al Congreso que sea valiente y enfrente a las mentiras del lobby de armas.
Mark Barden, padre de uno de esos niños de Newtown, fue el encargado de presentar el discurso de Obama, que también se acordó de la ex congresista Gabrielle Giffords, presente en el acto de ayer y quien resultó gravemente herida en un tiroteo en Tucson, Arizona, hace cinco años. “Demasiados tiroteos masivos como los de Newtown y Tucson han ocurrido en los últimos años”, recordó el presidente. “Estados Unidos es el único país desarrollado en el que esos tiroteos masivos suceden con relativa frecuencia y, en lugar de pensar en cómo resolver el problema, esto se ha convertido en uno de nuestros debates más polarizados y partidistas”, señaló.
Pese a la urgencia de Obama, una encuesta de Gallup divulgada este lunes mostró que el control de las armas ocupa el puesto número 19 en la lista de las 23 principales preocupaciones de los estadounidenses durante 2015. Además, en diciembre, cuando ocurrió la matanza de San Bernardino, en California, se vendieron en el país 1,6 millón de armas, cifra mensual récord en casi dos décadas sólo superada por los 2 millones vendidas en enero de 2013, tras el tiroteo de Newtown. El año pasado se registraron 325 tiroteos masivos, es decir, que más de cuatro personas resultaron heridas o muertas, en Estados Unidos, según cifras difundidas por Shootingtracker, una página web local que mantiene el conteo de esos casos.
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