Viernes, 22 de enero de 2016 | Hoy
EL MUNDO › A UN MES DEL PLEBISCITO PARA HABILITAR SU RE-REELECCIóN EN BOLIVIA, LE PIDIó FUERZA A LA PACHAMAMA
En Tiahuanaco agradeció al pueblo boliviano por acompañarlo tanto tiempo. El festejo continuará hoy con la lectura del informe anual a la Asamblea Legislativa Plurinacional y luego Morales encabezará un acto y desfile popular.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, celebró 10 años en el gobierno con un ritual en el templo aymara de Tiahuanaco. En la ceremonia, organizada en la mañana de ayer, el mandatario dejó una ofrenda a la Pachamama, madre tierra, conmemoración que continuará hoy con la lectura del informe anual a la Asamblea Legislativa Plurinacional. Morales encabezará luego un acto y desfile popular. La jornada festiva finalizará con una velada artística en un coliseo deportivo en El Alto, localidad vecina a la ciudad de La Paz. “Muchas gracias al pueblo boliviano por su acompañamiento, muchas gracias a nuestros dirigentes sindicales, comunales y sociales de toda Bolivia. Con el pueblo organizado, con el pueblo unido, todo es posible para nuestra querida Bolivia”, dijo el jefe de Estado, escoltado por su vice, Alvaro García Linera, sus ministros y los amautas (sacerdotes aimaras) en Tiahuanaco, a 80 kilómetros al oeste de La Paz.
El grupo de amautas acompañó a los mandatarios en el encendido de una “mesa” (ofrenda) a los dioses de la cultura tiahuanacota, que precedió a la civilización inca que dominó en los andes sudamericanos hasta que los españoles llegaron en 1492. “¿No sé cómo han pasado 10 años? Diez años de cambios. Los movimientos sociales garantizan estabilidad política y esto permitió que haya prosperidad económica para Bolivia”, afirmó Morales, sorprendido por el tiempo transcurrido desde que llegó por primera vez al gobierno, el 22 de enero de 2006. Y agregó que “esperamos con esta ceremonia, con esta energía que nos da nuestro sol, continuar trabajando por nuestra querida Bolivia”.
Una constelación de dirigentes y simpatizantes esperaron a las primeras luces del día para escuchar al mandatario, quien estuvo acompañado por su gabinete en pleno, los presidentes del Senado y el Congreso, las máximas autoridades militares y policiales y dirigentes sindicales, indígenas y de movimientos sociales. Desde su llegada a la presidencia, Morales –dirigente aimara y campesino cocalero, hoy el gobernante más longevo de la historia de Bolivia–, realizó cada año esta ceremonia en el templo indígena más antiguo del continente, antes de rendir cuentas ante el Parlamento y luego al pueblo en general.
La ceremonia de ayer se inició con palabras en lengua aymara pronunciadas por un amauta que bendijo los 10 años de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), y, a continuación, Morales depositó hojas de coca sobre una madera y chicha para alimentar el fuego. Los centenares de personas que presenciaron el ritual recibieron la fuerza del Tata Inti, primeros rayos del sol, con las manos abiertas y alzadas hacia el amanecer.
“¡Jallalla (¡viva! el) presidente Evo! ¡Jallalla Bolivia! ¡Jallalla proceso de cambio!”, se escuchó varias veces a través de los megáfonos del acto.
Bolivia incrementó su Producto Interno Bruto (PIB) en un promedio del 5,1 por ciento entre 2006 y 2014, una de las tasas más altas de la región, parte de lo cual fue redistribuido en ancianos, niños y madres solteras, un colectivo de- samparado en el país. En este contexto, Morales catapultó a su país a un auge económico y a una estabilidad política y social inédita, con medidas como la nacionalización de los hidrocarburos, clave en su gestión. Con ella redujo el negocio a compañías como la española Repsol o la brasileña Petrobras que, con todo, continúan operando en Bolivia. La renta petrolera subió de 673 millones de dólares en 2005 a 5530 millones en 2014, y las Reservas Internacionales Netas llegaron a 15.000 millones de dólares, cifra nunca vista en el país.
Los analistas advierten que Bolivia podría verse afectada por el desplome internacional del precio del crudo, algo que el gobierno no comparte. “Si hemos aguantado 80 a 85 dólares de caída, ¿estaremos en posibilidad de aguantar una caída de 20 a 25 dólares? Yo creo que sí”, dijo recientemente el ministro de Economía, Luis Arce. A pesar del derrumbe del precio del crudo, Bolivia creció en 2015 un 4,8 por ciento, uno de los índices más altos de la región.
Morales suele regodearse con haber llevado al poder al movimiento indígena campesino y evoca que la generación de su padre, un pastor aymara, tenía vedado el ingreso a la plaza Murillo, centro simbólico del poder político donde se encuentra el Palacio Quemado, sede del Ejecutivo. “Cuando juré como presidente, el 2006, algunos de nuestros opositores ¿qué decían?: ‘Pobre indiecito, que se divierta unos 4, 5, 6 meses, no va a poder gobernar y después se va a ir, lo vamos a sacar’”, recordó. A dos años de haber comenzado su gobierno, en 2008, sorteó un plan de la derecha que decía: “Creo que este indio se va a quedar por mucho tiempo, hay que hacer algo”, rememoró Morales, quien desarticuló entonces a la oposición y expulsó al embajador de Estados Unidos, Philip Goldberg, y a la agencia antidrogas estadounidense DEA. Allí comenzó el auge de los movimientos agrarios, venidos a menos en los últimos meses por un escándalo que involucra a decenas de líderes campesinos, algunos cercanos a Morales, investigados por la defraudación de 2,5 millones de dólares de un fondo de fomento.
El jefe de Estado revalidó el cargo, luego de haber obtenido el 64 por ciento de los votos, para dirigir su país en el período 2010-2015, y con 61 por ciento de los sufragios, para la gestión 2015-2020. Ahora está en campaña para lograr la aprobación en referéndum de una reforma constitucional, que tendrá lugar en febrero, y podría permitirle la reelección por cinco años más, a partir de 2020.
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