EL MUNDO › DENUNCIAN EL EFECTO DE LAS BOMBAS DE FRAGMENTACION EN EL CHOQUE
Así fue la guerra humanitaria de W.
La ONG Human Rights Watch denunció que el uso de bombas racimo en Irak subió innecesariamente en 1000 personas el número de bajas civiles durante las tres semanas que duró la guerra. Y detalla los efectos.
Por Isabel Piquer*
Desde Nueva York
Muchas de las muertes civiles ocurridas en Irak pudieron evitarse, asegura un informe de la organización de derechos humanos Human Rights Watch, sobre las tácticas militares que EE.UU. y el Reino Unido emplearon durante la guerra. El exhaustivo análisis afirma que el uso de municiones de fragmentación en zonas densamente pobladas y las operaciones que se llevaron a cabo contra los miembros del gobierno de Saddam Hussein contribuyeron a aumentar significativamente el número de muertos y heridos durante las tres semanas que duró el conflicto. “El ejército usó tácticas muy cuestionables”, denuncia Marc Garlasco, analista militar de Human Rights Watch (HRW). En total, según el informe de 147 páginas, que incluye fotos satelitales de los barrios donde se produjeron los mayores bombardeos, las municiones de fragmentación mataron o hirieron a más de 1000 civiles (un tercio del total oficial), mientras las operaciones contra los mandos iraquíes causaron docenas de víctimas.
La guerra empezó a las 3 y cuarto de la madrugada del 20 de marzo de 2003 con un intento de asesinato contra Saddam. Durante tres semanas, hasta el final de la ofensiva bélica, el 9 de abril, el Comando Central de EE.UU. (Centcom) usó 10.782 municiones de fragmentación que contenían a su vez 1,8 millón de municiones. Algunas no estallaron, convirtiéndose en minas potenciales y poniendo en peligro la vida de los habitantes de las zonas de impacto. Al terminar la guerra, HRW despachó un equipo de investigadores que trabajaron sobre el terreno durante todo el mes de mayo. Visitaron 10 ciudades en las principales zonas de enfrentamiento y llevaron a cabo más de 200 entrevistas con víctimas, familiares, médicos iraquíes y responsables militares estadounidenses y británicos.
En su informe, Human Rights Watch cita muchos ejemplos concretos. “En un solo día, el 31 de marzo, ataques estadounidenses con municiones de fragmentación causaron la muerte de 33 personas e hirieron a 109 en la ciudad de Hilla.” Los archivos de los hospitales de Hilla, Najaf y Nasariya, que obtuvo la organización, demuestran que en estas ciudades, entre marzo y abril, murieron 678 personas y 1601 resultaron heridas a consecuencias del uso de estas armas. “Los ataques aéreos fueron increíblemente precisos, excepto en un tipo de operación. Las que se llevaron a cabo para matar a los líderes del gobierno de Saddam –afirma Garlasco–. Se llevaron a cabo unas 50, todas ellas un fracaso, y no se hicieron tomando muchas precauciones. Localizaron a los responsables interceptando sus teléfonos satelitales que no emiten señales muy fiables, de ahí los errores mortales.”
El 7 de abril, un ataque contra uno de los mandos de Saddam mató a 18 personas y destruyó tres casas en el barrio de Mansur, en Bagdad. El 5 de abril, EE.UU. bombardeó un edificio en al-Tuwaisi, una zona residencial de Basora muy poblada, a las 5.20 de la mañana con la idea de matar a Ali Hassan al-Majid también conocido como “Alí el Químico” (quien fue finalmente capturado el 21 de agosto). Según HRW, 17 civiles murieron en la operación. No hay número oficial de víctimas civiles iraquíes.
La Agencia Associated Press visitó 124 hospitales, justo después de la guerra, y calculó que habían fallecido 3420 civiles aunque reconoció que se trataba de un cómputo parcial. “Las cifras son mucho más altas”, dice Garlasco. La organización de derechos humanos no ha intentado sin embargo corregirlas. “Todas las muertes civiles en tiempo de guerra son una terrible tragedia –comenta el director de HRW, Kenneth Roth–, pero no hemos querido centrarnos en el número de muertos sino en demostrar que el ejército estadounidense no tenía que haber empleado estos métodos de guerra.”
HRW también denuncia las tácticas de Saddam. “Las fuerzas iraquíes violaron en repetidas ocasiones el derecho humanitario internacional, lo que causó un número significativo de muertes civiles. Estas violaciones incluyen: recurrir a escudos humanos, abusar de los símbolos de la Cruz y de la Media Luna Roja, usar minas antipersonales, situar objetivos militares en zonas protegidas como mezquitas, hospitales o entidades culturales.” Pero Human Rights Watch también puntualiza que “la costumbre de los militares iraquíes de llevar ropas civiles para pasar desapercibidos entre la población civil, poniendo a esta última en peligro, no pudo servir de excusa a las fuerzas de la coalición para no distinguir entre los dos blancos”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.