En una impresionante erupción de disgusto, incredulidad y desaprobación, Mitt Romney, el candidato fallido en el 2012, pidió ayer a su partido que abandonase a Donald Trump antes de que se convierta en el abanderado del partido en esta ocasión, vituperándolo como un “estafador” y un “falso”.

Entregando una andanada punzante y muy personal contra Trump –cuyo respaldo buscó y, eventualmente logró hace cuatro años– Romney dijo que ni se unía a la carrera electoral ni apoyaba a nadie. En cambio, apoyó sin decirlo explícitamente una convención republicana en julio para entregarle la nominación a otro candidato que no sea el magnate de los malos modales. “Piense en las cualidades personales de Donald Trump, la intimidación, la avaricia, la ostentación, la misoginia, el teatro absurdo de tercer grado”, dijo Romney. “Nos venimos referido a él a lo largo de la campaña como ‘El Donald’. Es la única persona en Estados Unidos al que hemos añadido un artículo antes de su nombre. No es porque admirábamos sus atributos”.

Aunque claramente le hablaba de un gran número en el ala del partido que teme que Trump está tomando un liderazgo demasiado amplio en la lucha por la nominación, sus ataques apenas contenidos habrán fracasado si sólo enfurecen e impulsan más a los muchos millones de aficionados de Trump. “Si eres Trump, esto es como conseguir la buena clase de Kryptonita”, dijo el estratega republicano Doug Heye.

En lugar de volcar el centro de atención en los defectos del candidato, Romney solamente puede sacar a la luz las agitadas peleas de su propio partido en la pantalla. Que no se pudo encontrar un portavoz más creíble para hacer el caso anti-Trump también puede no haber ayudado.

“Donald Trump es un farsante, un fraude”, dijo Romney en Salt Lake City. “Sus promesas son tan nulas como un título de la Universidad Trump. Está tomando al público estadounidense por tontos.” Dijo que las ideas económicas de Trump hundirían a Estados Unidos en la recesión y que “su política exterior” grandilocuente ya está mortificando a aliados de Estados Unidos.

Romney, que en 2012 perdió las elecciones ante el presidente de Estados Unidos, el demócrata Barack Obama, alertó que Trump “está embaucando al público estadounidense” con ideas vagas, como la construcción de un muro en la frontera sur para frenar la inmigración ilegal y la promesa de que México pagará esa muralla.

Habló horas antes de lo que prometía ser un crucial debate de candidatos en Detroit anoche antes de la primaria de Michigan del martes, que, según las encuestas, Trump mantiene una ligera ventaja. Estarán en el escenario con él los senadores Marco Rubio y Ted Cruz, de Florida y Texas, respectivamente, y el gobernador de Ohio, John Kasich. Ausente estará el doctor Ben Carson, de quien se espera que ponga fin a su campaña hoy mismo.

Aunque nadie en el partido aún ha dicho quién es la mejor alternativa para Trump –la mayoría del establishment no puede soportar a Cruz, mientras que Rubio sólo ha ganado un estado– la receta ofrecida por Romney era que los votantes apoyen a los otros tres candidatos en los estados que puedan ganar, especialmente el 15 de marzo, cuando Kasich juega de local en Ohio y Rubio defiende Florida.

De esa manera, sugiere Romney, sigue existiendo alguna posibilidad de negarle a Trump la mayoría simple de los delegados que necesitará para declararse automáticamente nominado en la convención del partido en Cleveland en Ohio, abriendo el camino para un resultado “negociado”, que esencialmente aseguraría una lucha furiosa en el piso de la convención (y detrás de las escenas) para crear una mayoría para uno de los otros hombres.

Eso, sin embargo, es un resultado feo, propenso a desencadenar una rebelión entre los millones que apoyan a Trump y su promesa de derrotar a Washington. Pero, un recuento de Associated Press mostró ayer que mientras Trump estuvo acumulando victorias en diferentes estados, está ganando sólo alrededor del 46 por ciento de los delegados, por debajo de 50 por ciento más uno que necesitaría en Cleveland.

Otro asalto a Trump llegó en la forma de una carta abierta escrita por 70 conservadores expertos en seguridad nacional ridiculizando sus posiciones en todo, desde el comercio, la propuesta del muro entre Estados Unidos y México, su plan para negarle la entrada a los musulmanes, y cuestionando su idoneidad para ser comandante en jefe.

“Las propias declaraciones de Trump nos llevan a la conclusión de que como presidente, usaría la autoridad de su cargo para actuar de manera que Estados Unidos sea menos seguro, y disminuiría nuestra posición en el mundo”, escribieron los firmantes, entre ellos Robert Zoellick, el ex presidente del Banco Mundial.

Mientras tanto, “Nuestros Principios”. una agrupación política dedicada exclusivamente a descarrilar la candidatura del multimillonario, puso al aire violentas avisos televisivos anti-Trump para transmitirlos en varios estados clave y dijo que estaba investigando a fondo sus antecedentes para desacreditarlo con los votantes. “Tenemos mucha más investigación nueva, que los votantes no conocen”, reveló Tim Miller, su portavoz. “Este tipo se puede detener”.

Trump, que hacía campaña en Maine, que vota este fin de semana, estaba confiadamente desdeñoso de todos los ataques. “Romney es un rígido”, dijo a NBC News, mientras que alegremente le recordaba a los seguidores del fracaso electoral de Romney.

Algunas de las críticas más punzantes de Trump que ofreció Romney se refieren a sus declaraciones sobre instalar nuevamente la tortura y matar a los miembros de la familia de los terroristas. “El aplaude los ataques a los manifestantes”, dijo Romney. “El aplaude la posibilidad de torcer la Constitución para limitar la libertad de la Primera Enmienda de la prensa. Este es el tipo de ira que ha llevado a otros países al abismo”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.