Miércoles, 23 de marzo de 2016 | Hoy
EL MUNDO › GIANNI BONVICINI, ESPECIALISTA EN ASUNTOS INTERNACIONALES
El politólogo señala que el ataque fue contra la capital de la Unión Europea. El objetivo político –expresó– es mostrar la vulnerabilidad europea, dado que ningún país está suficientemente protegido.
Por Elena Llorente
Página/12 En Italia
Desde Roma
Hasta ayer muchos pensaban que los atentados de los extremistas islámicos habían sido realizados en París, porque se trataba de una suerte de venganza tardía por el colonialismo francés en Medio Oriente y en Africa y resultado también de la escasa integración de la comunidad musulmana residente en Francia. Pero ahora los atentados llegaron a Bruselas, la capital de un país con poco más de 11 millones de habitantes y donde sólo el seis por ciento de ellos son musulmanes (contra el diez por ciento en Francia). La historia colonial de Bélgica por lo demás, se limita prácticamente a Africa, a dos países, el Congo Belga (hoy República Democrática del Congo) y RuandaUrundi (hoy dos estados Ruanda y Burundi). ¿En qué contexto deben ser interpretados entonces los atentados de ayer en Bruselas, ocurridos pocos días después de la detención de Salah Abdeslam, una de las mentes pensantes de los ataques de noviembre en París? ¿Una venganza por el arresto? La prensa europea tiende a pensar que el atentado ya estaba programado y que en todo caso fue apurado ante la posibilidad de que las investigaciones policiales hicieran saltar todo luego del arresto de Abdeslam.
Gianni Bonvicini es un politólogo, vicepresidente segundo del prestigioso Instituto de Asuntos Internacionales (Affari Internazionali) de Roma. Durante años enseñó Ciencias Políticas, específicamente Política Exterior de la UE y sus instituciones en las universidades Roma Tre de la capital de Italia y la John Hopkins University de Bolonia. “Este atentado, como los de París, tiene un significado muy simbólico dijo en una entrevista con Página/12. Porque atacando Bruselas se ataca la capital de la Unión Europea (UE). A través de estos atentados se quiere demostrar que la UE, que debería desarrollar unida varias políticas, incluida una política antiterrorista, es extremadamente vulnerable. Y la consecuencia inmediata es que los países miembros, no sintiéndose protegidos por la UE que no lleva adelante una política antiterrorista, comienzan de nuevo a levantar sus propias fronteras, como ha sucedido con la inmigración. Estas debilidades facilitan la misión de los terroristas que es la de hacer ver que el verdadero enemigo son los estados europeos, no sólo Francia, no sólo los estados que han tenido un pasado colonialista”.
–Esto significa en su opinión que ningún país se salvará de los atentados...
–Sí. Ningún país está suficientemente protegido. Pero como han sido atacados los símbolos, Francia por su pasado colonialista, Bélgica por ser base de la UE, mi temor es que el próximo objetivo sea el símbolo del catolicismo: Roma.
–Expertos en religión musulmana afirman que ésta no es una guerra religiosa como algunos creen, entre musulmanes y cristianos. Si los gobiernos intentaran tener una mejor relación con la comunidad musulmana local, sobre todo en ciertos países donde son muy numerosos como en Francia, ¿no sería un factor a favor del país y contra el terrorismo?
–Hay que tener presente que la política de integración de los musulmanes en nuestras sociedades ha fracasado. El caso francés es típico desde este punto de vista. Se han creado “ghettos” donde viven los musulmanes. Creando estos ghettos no se puede distinguir los musulmanes moderados, que no tienen ninguna intención de hacer una guerra de religión, de los musulmanes radicales. Estoy de acuerdo en que no hay una guerra de religión. Pero para los extremistas islámicos es importante que se piense que sí la hay, porque eso les permite continuar la propia batalla. La guerra actual se desarrolla dentro del mundo musulmán. El hecho de que ellos la quieran mostrar como una guerra de religión entre cristianos y musulmanes, es uno de los elementos que refuerza su propia lucha dentro del mundo musulmán, el de los sunitas extremistas contra los chiitas.
–¿Qué debería hacer entonces Europa para limitar los atentados?
–La UE tiene en Bruselas un coordinador antiterrorismo que nadie conoce y que tiene una oficina con pocos colaboradores y pocos fondos. Lo que significa que la coordinación que él debería hacer entre los servicios secretos de las naciones, no funciona. No sólo porque no tiene los medios sino porque cada servicio secreto es muy celoso de las propias informaciones y piensa dos veces antes de intercambiarlas con otros. Además, no hay un cuerpo antiterrorismo europeo. Existe Europol pero es para la lucha contra la criminalidad. En consecuencia, faltan los instrumentos. Cuando arrestaron al terrorista Salah Abdeslam el otro día, los líderes europeos declararon que ahora era necesario pensar seriamente en una fuerza antiterrorista. No terminaron de decirlo que ocurrió el atentado de Bruselas... O Europa lo asume seriamente y decide actuar unida, o cada país pensará por su cuenta, algunos tal vez pagando a los terroristas para que no hagan daño en su país, otros quizás declarando la guerra al terrorismo y yendo a bombardear Siria, cuando en realidad no tiene sentido. El caos nos está golpeando.
–Si los países europeos se pusieran de acuerdo en detener las guerras en Medio Oriente, ¿no sería una ayuda para parar el terrorismo?
–Es evidente que en tanto sigan existiendo estos conflictos, es difícil dar un mínimo de seguridad a los países, tanto dentro como fuera de la Unión Europea. El problema es que Europa por sí sola no logra hacerlo, y cuando hace algunas cosa sola, comete errores, porque no tiene la fuerza ni la cohesión para saber qué hacer después de la acción militar, como sucedió en Libia. Ha sido irrelevante el rol europeo en Siria. No se han visto ideas para solucionar aquel conflicto por lo cual se deja que Rusia, Estados Unidos y quien tenga ganas, vaya a bombardear, lo que hace que la gangrena de este conflicto empeore. En esto falta una estrategia europea y medios adecuados, por ejemplo militares. Europa, la UE, es una potencia a medias, que logra tener un rol civil pero no un rol militar. Y por eso es menos creíble. Por eso su rol es a menudo secundario.
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